ROMA – Después de semanas de idas y venidas, amenazas, alertas, informaciones de inteligencia que luego no se cumplían, Rusia este jueves invadió Ucrania, tomando por sorpresa tanto a los locales como a quienes observan a la distancia. En este marco, el Secretario de Estado del Vaticano emitió un comunicado diciendo que aun hay tiempo “para la buena voluntad y la negociación.”
“Ante los acontecimientos de hoy en la crisis de Ucrania, las palabras que el Santo Padre Francisco pronunció ayer al final de la Audiencia General resaltan aún más claramente y de forma más sentida,” dijo el cardenal Pietro Parolin, en un video publicado este jueves por la oficina de prensa de la Santa Sede. “El Papa evocó ‘gran dolor’, ‘angustia y preocupación’. Y pidió a todas las partes implicadas que ‘se abstengan de cualquier acción que cause aún más sufrimiento a las poblaciones’, ‘desestabilice la convivencia pacífica’ y ‘desacredite el derecho internacional’”.
Según el prelado italiano, el llamamiento de Francisco adquiere una urgencia dramática tras el inicio de las operaciones militares rusas en territorio ucraniano.
“Los trágicos escenarios que todo el mundo temía se están convirtiendo, por desgracia, en realidad,” dijo Parolin. “Pero aún hay tiempo para la buena voluntad, aún hay espacio para la negociación, aún hay espacio para el ejercicio de una sabiduría que impida que prevalezcan los intereses partidistas, proteja las legítimas aspiraciones de todos y evite al mundo la locura y los horrores de la guerra.”
“Los creyentes no perdemos la esperanza en un atisbo de conciencia por parte de quienes tienen los destinos del mundo en sus manos,” dijo en su mensaje, publicado en italiano, inglés y español. “Y sigamos rezando y ayunando -lo haremos el próximo Miércoles de Ceniza- por la paz en Ucrania y en todo el mundo.”
Durante su audiencia del miércoles, Francisco llamo a los católicos del mundo que se unieran a él el próximo miércoles, día de inicio de la Cuaresma, para una jornada de ayuno y oración por Ucrania. Es la segunda vez en dos meses que llama a los fieles del mundo a rezar por este país.
El video de Parolin se publico minutos después de que la oficina del arzobispo mayor Sviatoslav Shevchuk informara que el líder de la Iglesia Greco Católica Ucraniana se encontraba en un refugio antibombas ubicado debajo de la Catedral de la Resurrección, en Kiev, capital del país invadido por el ejército de Vladimir Putin.
Apelo a “defender lo nuestro”
Mas temprano este jueves, Shevchuk publico un apelo dirigido al pueblo ucraniano y al mundo, afirmando que “¡Nuestro país está de nuevo en peligro!”
“El enemigo traicionero, a pesar de sus propios compromisos y garantías, rompiendo las normas básicas del derecho internacional, como agresor injusto, pisó suelo ucraniano, trayendo consigo muerte y destrucción,” escribió Shevchuk.
Ucrania, a la que el mundo llamó justamente "tierras de sangre", que ha sido tantas veces salpicada con la sangre de los mártires y luchadores por la libertad e independencia de su pueblo, nos llama hoy a levantarnos por ella - a defender su dignidad ante Dios y la humanidad, sus derechos de existencia y el derecho a elegir el propio futuro, escribió el prelado.
Según Shevchuk, defender al país y al pueblo, y “todo lo que lo nos es querido: ¡la familia, la lengua y la cultura, la historia y el mundo espiritual!” es un “derecho natural y nuestro deber sagrado.”
El arzobispo escribió que si bien los ucranianos no atentan ni amenazan a otros pueblos, tampoco tienen derecho a “dar lo nuestro a nadie.”
“En este momento histórico, la voz de nuestra conciencia nos llama a todos como un solo hombre a defender un Estado ucraniano libre, unido e independiente,” dijo.
Shevchuk debía estar en Florencia, Italia, participando en una reunión con otros obispos de Europa y del Mediterráneo, que será clausurada por el Papa Francisco el domingo. Shevchuk decidió permanecer en Kiev con su pueblo.
En una carta a los obispos de Florencia, el arzobispo dijo que Ucrania estaba defendiendo los valores europeos "a costa de la sangre de sus hijos" y que todo el país corría el riesgo de convertirse en "un campo de exterminio" a causa de la agresión rusa. Pidió a los obispos que presionaran a sus gobiernos para "ayudarnos a defender la paz en Ucrania y en Europa".
En la madrugada del 24 de febrero, el presidente ruso Vladimir Putin lanzó un amplio ataque contra ciudades de toda Ucrania, después de meses de movimientos de tropas cerca de la frontera ucraniana. Rusia dijo que sólo tenía como objetivo instalaciones militares, y un portavoz del Kremlin definió los ataques como "una operación especial" para la "desmilitarización" de Ucrania.
Los líderes internacionales condenaron la medida, y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, la calificó de "no provocada e injustificada".
"El presidente Putin ha elegido una guerra premeditada que será una pérdida catastrófica de vidas y sufrimiento humano. Rusia es la única responsable de la muerte y la destrucción que provocará este ataque, y Estados Unidos y sus aliados y socios responderán de forma decisiva. El mundo pedirá cuentas a Rusia", dijo Biden en un comunicado.
Los ucranianos comenzaron a huir de las ciudades, y se formaron colas en los pasos fronterizos de Ucrania a Polonia. El presidente de la conferencia episcopal polaca pidió a los católicos que estuvieran preparados para acoger a los refugiados ucranianos.
¡En el nombre de Dios, deténganse!
Desde Florencia, monseñor Gintaras Grusas, arzobispo de Vilnius y presidente del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE), también hizo un sentido llamamiento por la paz en Ucrania. "Las Iglesias de Europa condenan enérgicamente lo ocurrido esta noche en Ucrania: debemos actuar juntos y con determinación para poner fin inmediatamente a la agresión rusa y hacer todo lo posible para proteger a las mujeres, los hombres y los niños inocentes: ¡en nombre de Dios, basta ya!"
La comunidad internacional, y en particular la Unión Europea, debe hacer lo imposible detener este conflicto, "para que las armas den paso al diálogo y las negociaciones, para que se defienda el derecho internacional y la independencia y soberanía territorial de Ucrania."
Esta guerra, afirma, de no detenerse ahora "inevitablemente se extenderá de Ucrania a los estados vecinos y se convertirá en una amenaza para toda Europa", dijo Grusas.
Los obispos del Mediterráneo, reunidos en Florencia para el encuentro "Frontera Mediterránea de la Paz", expresaron el jueves su preocupación y dolor por el dramático escenario de Ucrania, y renovando su cercanía a las comunidades cristianas del país. Los obispos apelaron a la conciencia de los responsables políticos para que dejen de usar las armas.
“Todo conflicto trae consigo muerte y destrucción, causa sufrimiento a las poblaciones, amenaza la convivencia entre naciones. Hay que detener la locura de la guerra,” dice el mensaje. “Los obispos del Mediterráneo son muy conscientes de esta lacra, por lo que llaman con una sola voz a la paz.”
El Cardenal Jean-Claude Hollerich, presidente de los obispos europeos, también expreso su preocupación sobre “la escalada de las acciones militares de la Federación Rusa en Ucrania, que abren el alarmante escenario de un conflicto armado que causa un horrible sufrimiento humano, muerte y destrucción.”
“La paz en todo el continente europeo y más allá se enfrenta a una grave amenaza,” escribió. “La guerra es una grave afrenta a la dignidad humana y no tiene cabida en nuestro continente.”
La Iglesia en Polonia, de brazos abiertos
El primer tren que transportaba refugiados desde Kiev llegó a la estación central de Varsovia, Polonia, en el mediodía del jueves. Se trata de decenas de personas que se lanzaron a las vías con terror y lágrimas en los ojos, buscnado entre los presentes a los familiares y amigos que habían acudido a recibirlos y ayudarlos.
Además del tren que partió la tarde anterior desde Kiev, miles de autos ucranianos intentan cruzar la frontera sureste de Polonia. Ante esta realidad, el presidente de los obispos polacos, monseñor Stanisław Gądecki, lanzó un llamamiento urgente para que se ofrezca a los refugiados hospitalidad y toda la ayuda necesaria, esperando que les acompañen "oraciones para que el Señor les sostenga en esta dramática situación".
En todas las iglesias polacas, el próximo domingo y el miércoles de ceniza, se organizará una campaña de recaudación de fondos después de cada servicio. Los fondos serán recogidos por Cáritas Polonia para ayudar a los refugiados de guerra en Ucrania.
Gądecki asegura que "la ayuda de la Iglesia católica polaca se prestará a los necesitados de forma sistemática a través de las organizaciones caritativas eclesiales que operan en las parroquias, en las diócesis y a nivel nacional, así como a través del Grupo de Apoyo a las Iglesias del Este activo en la Conferencia Episcopal Polaca".