El papa Francisco visitó este viernes la embajada rusa para "expresar su preocupación por la guerra". El Pontífice estuvo poco más de media hora en la delegación diplomática, donde se reunió con el embajador ruso ante la Santa Sede, Alexander Avdeev.
La decision de Francisco puede catalogarse como un gesto extraordinario y concreto en favor de la paz, particularmente teniendo en cuenta que, horas después de la visita, el Vaticano anunció que cancelaba su viaje a Florencia programado para este domingo, y las celebraciones del Miércoles de Ceniza debido a un dolor "agudo" en la rodilla.
Aunque no hay un protocolo determinado, ya que el papa y un embajador no son “pares”, la tradición indica que son los papas quienes reciben en el Vaticano a los jefes de Estado o sus representantes, los embajadores. La vía diplomática habría implicado que el ministro de Asuntos Exteriores del Vaticano convocara al embajador.
Quizá buscando acortar los plazos, Francisco recorrió en un pequeño auto blanco la distancia que separa su residencia de la embajada, ubicada en Via della Conciliazione. Pero lo cierto es que es también una clara señal de su enfado por la invasión de Ucrania ordenada por el Presidente Vladimir Putin.
El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, confirmó la visita con un escueto comunicado que no dio demasiados detalles: "La oficina de prensa de la Santa Sede confirma que el Papa acudió a la embajada rusa ante la Santa Sede, en Via della Conciliazione, claramente para expresar su preocupación por la guerra. Estuvo allí algo más de media hora".
Avdeyev declaró a los medios de comunicación rusos que "el papa quiso preguntar personalmente por la situación en Donbass y en Ucrania" y expresó su preocupación por las condiciones de las poblaciones en Donbass y en el resto del país. "El Papa hizo un llamamiento para cuidar de los niños, los enfermos y los que sufren", dijo.
El embajador ucraniano ante la Santa Sede ha dicho anteriormente que Ucrania acogería con agrado la mediación papal en el conflicto.
Francisco ha hecho un llamamiento al diálogo para poner fin al conflicto y ha instado a los fieles a fijar el próximo miércoles, que marca el inicio de la Cuaresma, como día de ayuno y oración por la paz en Ucrania. Pero se ha abstenido de hacer un llamamiento público a Rusia, presumiblemente por temor a enemistarse con la Iglesia Ortodoxa Rusa.
El jueves, el Secretario de Estado Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, había pedido el fin de los combates en Ucrania tras el ataque ruso para “ahorrar al mundo la locura y los horrores de la guerra”.
“Aún hay tiempo para la buena voluntad, hay aún espacio para la negociación, hay aún para el ejercicio de una sabiduría que impida que prevalezcan los intereses de parte, proteja las legítimas aspiraciones de cada uno y ahorre al mundo la locura y los horrores de la guerra”, había dicho Parolin.
Francisco tenía previsto viajar a Florencia para una visita de medio día el domingo para dirigirse a una reunión de obispos y alcaldes del Mediterráneo y celebrar una misa. Habría sido su primera visita pastoral dentro de Italia desde que comenzó la pandemia.
Representantes de veinte países, de tres continentes, inauguraron el miércoles el evento, de tres días de duración y organizado por la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), bajo el lema “Mediterráneo, frontera de paz”. El pontífice argentino, que fue sometido a una cirugía de colon en 2021 y que durante su juventud le extirparon parte de un pulmón, sufre de ciática crónica.
También tenía previsto presidir la próxima semana las conmemoraciones del Miércoles de Ceniza, incluida una breve procesión, en una iglesia fuera del Vaticano en el barrio del Aventino de Roma. Francisco había pedido a los fieles que dejaran de lado el Miércoles de Ceniza, el inicio del solemne tiempo de Cuaresma, para ayunar y rezar por la paz en Ucrania.
A pesar del dolor en la rodilla, el Vaticano publicó el itinerario de Francisco para una visita a Malta del 2 al 3 de abril, dejando claro que planea seguir adelante con su agenda.