Casi podía uno sentir cómo se elevaban las almas.
Interminables filas de católicos sentados unos al lado de los otros, con los ojos cerrados y las manos sobre el corazón, visualizando interiormente un encuentro cara a cara con Jesús y dirigiéndole su oración con una sola voz. Este testimonio de fe compartida tuvo lugar el 13 de agosto, durante el Congreso Eucarístico Arquidiocesano de Los Ángeles, en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles, en la cual hubo casi 3500 personas que llenaron las bancas. El evento —el primero de este tipo en Los Ángeles— fue una especie de puesta en marcha local de la iniciativa plurianual “Avivamiento Eucarístico Nacional” de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB).
El evento, de un día de duración, incluyó adoración eucarística, música y charlas impartidas tanto en inglés como en español, por conferencistas católicos, y culminó con una misa de vigilia celebrada el sábado por el Arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez. En su homilía, el Arzobispo Gómez llamó a los participantes a “convertirse en misioneros eucarísticos” para un mundo que necesita de la presencia de Cristo.
“Somos tan importantes para Él, que Él ofrece su Cuerpo y su Sangre por nosotros”, dijo el Arzobispo Gómez. “Somos tan valiosos para Él, que Él llegó a padecer el dolor y la humillación de la cruz para que pudiéramos vivir eternamente en el fuego de Su amor… La mejor manera de agradecerle esto es venerándolo y entregándole nuestra vida”.
El motivo por el que Denise Solan vino al congreso es precisamente el de difundir esa llama de fe.
“Quise ser renovada por ese amor que nos ofrece Jesús”, dijo Solan, feligresa de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, de Hermosa Beach. “Quiero llevarme esto conmigo a mi parroquia para ayudar a prender ese fuego que se está encendiendo como parte de este avivamiento”.
Laura Day, de la iglesia de San Luis de Francia, de La Puente dijo que por ningún motivo podría faltar a una reunión como ésta.
“Me decidí enseguida a ir”, dijo Day. “Cambié mi horario de trabajo para poder estar aquí. Creo que cosas como ésta me ayudan a crecer en mi espiritualidad”.
Es el tipo de emoción que los obispos de Estados Unidos esperan que se traduzca en un verdadero “avivamiento” a nivel nacional después de las señales que ha habido de que la devoción al sacramento podría estar disminuyendo.
Un estudio del Pew Forum on Religion and Public Life (Foro sobre religión y vida pública) apareció en las noticias en 2019 y concluyó que sólo uno de cada tres católicos cree verdaderamente en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Luego, en 2020, la pandemia de COVID-19 les impidió a los católicos participar en la Eucaristía durante varios meses. Los líderes de la iglesia reconocen que algunos feligreses no han regresado.
En respuesta a ello, los obispos aprobaron la idea de un Avivamiento Eucarístico Nacional, es decir, una campaña de tres años para ayudar a los católicos a redescubrir la verdad de la Presencia Real. El año actual se enfoca en eventos promovidos por las diócesis, tales como la reunión de LA, en tanto que el segundo año pone el énfasis en las iniciativas a nivel parroquial. Y en julio de 2024, se llevará a cabo un Congreso Eucarístico Nacional en Indianápolis.
“Vamos a llevar realmente al Santísimo Sacramento por todo el país… Ésta será una demostración pública de lo que creemos”, dijo el obispo Andrew Cozzens de Crookston, Minnesota, que encabeza el avivamiento entre los obispos de Estados Unidos. “Es algo que nunca se ha hecho antes”.
El obispo Cozzens, presidente del Comité de Evangelización y Catequesis de la USCCB, fue uno de los oradores del congreso. Y le dijo a Angelus que los obispos están “aprovechando este momento” para ayudar a la Iglesia a conservar su importancia en el siglo XXI. Sin un impulso para difundir la fe, dice él con preocupación, “la Iglesia va a morir”.
La familia de Henry Choi se sentó en la parte trasera de la Catedral durante la presentación del obispo Cozzens, teniendo a uno de sus niños en una carriola y al otro atado al pecho de Choi. Él le dijo a Ángelus que quiere que la Iglesia se desarrolle para ellos y que la charla del obispo lo hizo reflexionar sobre cómo cada uno de nosotros tiene que poner de su parte.
“Yo voy el domingo, doy de mi tiempo, pongo un pequeño donativo en el platillo de la colecta, pero, ¿qué tipo de sacrificio es ése?”, pregunta Choi, del Centro Católico Coreano San Rafael, de Norwalk. “Él (el obispo Cozzens) me hizo pensar… ¿hay algo más que yo pueda hacer?”
Sí, dice el obispo Cozzens, y él ya tiene algo en mente.
“¡Dar testimonio!” dice él, con una risa. “Quiero que ustedes sean testigos de que Jesús está vivo, de que él es una persona real y de que se han encontrado con él. Quiero que inviten a otras personas a encontrarse con él en la Eucaristía”.
Otros oradores incluyeron al Padre Agustino Torres, de los Frailes Franciscanos de la Renovación; a la Hermana Hilda Mateo, de las Misioneras Guadalupanas del Espíritu Santo, fundadora de Corazón Puro y Directora de Formación Continua de los Estados Unidos; ala Hermana Miriam James Heidland, de la Sociedad de Nuestra Señora de la Santísima Trinidad; al autor y conferencista, Noel Díaz, fundador de la cadena de televisión católica El Sembrador, con sede en Los Ángeles, y a Chris Stefanick, un popular autor y orador católico.
Vestido con una camiseta, el padre de seis hijos motivó a la multitud desde el momento en que salió al escenario, presumiendo y gritando “¿No es fabuloso ser católico?” La charla de Stefanick se centró en la alegría de la fe cristiana, intercalando algunas bromas sobre el matrimonio y la vida familiar. Más tarde, le dijo a Angelus que él podía experimentar el entusiasmo que se desprendía de las bancas.
“Es como un barril de pólvora que explota”, describió Stefanick. “Le estamos dando permiso a la gente para que se alegre de nuevo. Es bueno regocijarse con esto”.
Stefanick vive en Denver, pero dice que el evento fue una especie de regreso a casa: en un tiempo él desempeñó un ministerio con los jóvenes, en Montebello, y su esposa es oriunda de Venice. Dice que él ve el avivamiento como “crear un espacio de tiempo”.
“Mi esperanza es que la gente aproveche esto como una oportunidad para volver a estar orgullosos de su fe y para invitar a otros a volver con ellos a la belleza de la Eucaristía”, dijo él.
Como muchos otros en la audiencia, Joyce Ann Armijo de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, de Hermosa Beach, salió visiblemente conmovida de la presentación. “Me tocó el corazón”, dijo ella. “Sus palabras reforzaron todo lo que creo”.
Docenas de seminaristas de Los Ángeles estaban repartidos por toda la Catedral para orientar a los asistentes o para ayudar con la liturgia. Entre ellos estaba el diácono Emmanuel Sánchez. Faltándole sólo un año para salir del seminario, él tiene el deseo de recibir el sacerdocio y de guiar a los demás por medio del ejemplo en lo que respecta a acoger de corazón la Presencia Real.
“Puedes predicar todo lo que quieras en tus homilías, pero a menos que empieces realmente a vivir esto, a tener una intensa vida de oración con el Señor, no será genuino”, dijo el diácono Sánchez. “Yo sólo espero que cuando celebre Misa dentro de 50 años… ese fuego nunca me abandone”.
El Padre Juan Ochoa, director de la Oficina de Culto de la Arquidiócesis, fue el principal organizador del evento. Después de cuatro meses de planificación e innumerables horas invertidas por los empleados de varios departamentos, el resultado final, dice él, llegó a superar sus expectativas. Tan sólo le queda un deseo.
“Espero que la gente no se vaya igual a como vino”, dice el padre Ochoa, que también es párroco de la iglesia de Cristo Rey, cerca de Hancock Park. “Encontrar a Cristo no es solamente asistir a un evento… Yo quería que la gente se encontrara con un Dios vivo y que saliera de aquí transformada por Dios”.
Al final de la Misa, el Padre Ochoa anunció que habrá más congresos, uno en cada una de las cinco regiones pastorales de la Arquidiócesis. Reveló también que habrá eventos especiales para niños y jóvenes, lo cual fue una noticia emocionante para los adolescentes que asistieron, incluso si sus amigos no siempre lo entienden.
“A veces ellos (sus amigos) dicen ‘Ah, la iglesia, qué bueno’, y a veces dicen ‘¿No te aburres ahí?’”, explicó Fátima Orozco, de 14 años de edad, procedente de la iglesia de San Clemente, de Santa Mónica. “Y les digo, ¡no, porque allí estoy en la presencia de Jesús!”.
Para obtener más información acerca del Avivamiento Eucarístico Nacional, visite eucharisticrevival.org