ROMA -- El Papa Francisco rezó ante las tumbas de niños fallecidos y de los bebés que murieron a causa de un aborto involuntario durante el día que la Iglesia dedica a la conmemoración de los fieles difuntos antes de concelebrar la Misa con varios cientos de dolientes.

El Papa viajó el 2 de noviembre al cementerio Laurentino de Roma, que tiene una sección especial para los niños que han fallecido y, cerca, una sección llamada el "Jardín de los Ángeles", donde los padres que han sufrido un aborto involuntario pueden optar por enterrar a sus hijos en lugar de que un hospital se deshaga de los restos.

Un padre que había perdido a su hijo saludó al Papa, arrodillándose para besarle la mano y señalando la tumba de su hijo.

El Papa Francisco dejó un ramo de rosas blancas a la entrada del jardín, donde los peluches, los juguetes, los molinetes y las macetas de crisantemos blancos en forma de corazón contrastan con las velas y las flores de otras tumbas. Las lápidas sólo tienen una fecha.

En lugar de pronunciar una homilía durante la Misa, el Papa dirigió a la congregación en un largo momento de reflexión en silencio.

La intención de oración del Papa Francisco para el mes de noviembre es por los padres que han perdido un hijo. En su videomensaje en el que pedía a la gente que se uniera a él en la oración, comenzó diciendo: "¿Qué se puede decir a unos padres que han perdido a un hijo? ¿Cómo consolarlos? No hay palabras".

Al final de la Misa, el Santo Padre rezó para que, al visitar las tumbas de sus queridos difuntos, la gente renueve su fe en Jesús, que murió, fue enterrado y resucitó para salvar a la humanidad.

Los cuerpos de los que han muerto resucitarán en el último día, dijo, y los que se han dormido en el Señor se unirán a él en el triunfo sobre la muerte.

Rezó para que Dios escuchara las plegarias de la gente por sus seres queridos que han dejado este mundo: "Abre los brazos de tu misericordia y recíbelos en la asamblea gloriosa de la santa Jerusalén".

"Consuela a los que sufren el dolor de la despedida con la certeza de que los muertos viven en ti", rezó, "y de que incluso los cuerpos confiados a la tierra serán un día partícipes de la victoria pascual de tu Hijo".

El celebrante principal de la Misa fue el arzobispo Diego Ravelli, maestro de ceremonias litúrgicas papales. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de las Misas públicas de los últimos años, en las que el Papa preside, pero no concelebra, el Papa Francisco se puso de pie para la plegaria eucarística y concelebró la Misa.