ROSARIO, Argentina - Tras la histórica reunión de la Iglesia Católica de América Latina y el Caribe celebrada el pasado mes de noviembre, los principales líderes de la región viajaron recientemente a Roma para analizar los frutos del encuentro con el Papa Francisco.

"Estamos todos muy contentos, porque Francisco bendijo nuestro trabajo y nuestros esfuerzos", dijo el arzobispo de Trujillo, Perú, Miguel Cabrejos, presidente de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM). "Nos reunimos durante más de una hora y le presentamos el informe de la Asamblea Eclesial, el impacto que ha tenido y que proyectamos que tendrá".

Monseñor Rogelio Cabrera, de Monterrey, México, presidente del Consejo de Asuntos Económicos del CELAM, dijo que durante su encuentro con Francisco el sábado por la mañana fue evidente que "podemos vivir una comunión efectiva y afectiva con el Santo Padre, que claramente ama a América Latina, una región que está en plena sintonía con él."

Durante este encuentro, y otros con diversos funcionarios del Vaticano a lo largo de la semana, entre ellos el cardenal italiano Pietro Parolin, máximo responsable de la diplomacia de la Santa Sede, la presidencia del CELAM pudo "proyectar nuestro camino hacia adelante con mucha esperanza, porque sabemos que América Latina tiene un largo camino por recorrer pastoralmente", dijo Cabrera.

El cardenal Leopoldo Brenes, de Managua (Nicaragua), segundo vicepresidente del CELAM, estuvo ausente con causa. Las fuentes dijeron a Crux que se perdió el viaje por dos razones: Todavía está luchando para recuperarse de la COVID-19, que lo tuvo hospitalizado y luego encerrado en casa durante la mayor parte de 2021, así como la actual crisis política y social de Nicaragua.

"Desde hace varios años, pero más desde que comenzó la pandemia, su eminencia ha tratado de mantenerse lo más posible, cerca de su gente, y a salvo de cualquier posibilidad de que se le prohíba la entrada a su propio país", dijo una fuente con conocimiento de la situación. El obispo auxiliar de Brenes, Silvio José Báez, vive exiliado en Miami desde hace dos años a petición del Papa Francisco tras una serie de amenazas de muerte.

Sin embargo, Brenes envió un mensaje a Francisco, según Cabrejos.

En el centro de las conversaciones en Roma estuvo la primera asamblea eclesial de América Latina y el Caribe celebrada en Ciudad de México, con participantes que se unieron virtualmente de todo el continente, en un esfuerzo tanto por fomentar la participación como por prevenir la propagación del COVID-19. El encuentro de noviembre pasado, dijo el arzobispo argentino Jorge Lozano, secretario general del CELAM y arzobispo de San Juan, fue un ejercicio sinodal que ayudará a orientar las prioridades de la Iglesia regional para el futuro próximo.

"Desde la perspectiva de la fe, tuvimos un buen encuentro con el Sucesor de Pedro, que nos ayuda a caminar desde nuestro amor a Jesucristo y al servicio del pueblo de Dios", dijo. "Nos proporcionó orientaciones luminosas sobre este tiempo en el que la Iglesia está recorriendo el camino de la sinodalidad".

También se habló del camino que la Iglesia latinoamericana y caribeña está recorriendo hacia el Sínodo. La presidencia del CELAM reiteró su apoyo y colaboración permanente, de cara al camino que se ha planificado, especialmente a nivel continental.

Los prelados y el Papa abordaron también la situación social y política de algunos países del continente, y los retos que la Iglesia afronta por ello.

En Colombia, por ejemplo, los obispos, los sacerdotes y los misioneros arriesgan sus vidas al denunciar el crimen organizado y la corrupción política. En Guatemala, los obispos se han convertido en la única voz que reclama un sistema judicial capaz de garantizar la justicia, y donde no hay jueces de la Corte Suprema desde hace más de 28 meses. En toda la región, la pobreza aumenta.

Entre los "frutos" de la Asamblea Eclesial presentados al Papa, Lozano destacó el hecho de que contó con una "variedad de vocaciones del pueblo de Dios", con participantes formados por un 20 por ciento de obispos, un 20 por ciento de sacerdotes y diáconos, un 20 por ciento de religiosos y religiosas y un 40 por ciento de laicos.

También llamó la atención el uso de la tecnología, dijo Lozano, ya que se organizó logrando conectar a unos 1.000 asambleístas de diferentes países y tener momentos de oración, diálogo, estudio además de presentaciones.

Otra de las claves, dijo, fue la conexión con la Iglesia universal: "Tuvimos la presencia de representantes de iglesias de todos los continentes, excepto de África, debido a las complicaciones del viaje".

Entre las reuniones en Roma, hubo una con el Secretariado del Sínodo de los Obispos, en la que, según Lozano, también se habló de la experiencia de la Asamblea Eclesial, porque fue una experiencia sinodal que sirve de pistoletazo de salida a nivel continental para un sínodo global en Roma en octubre de 2023.

Lozano conoce bien al Papa Francisco, ya que fue uno de sus obispos auxiliares durante seis años cuando el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires. Ambos mantuvieron una conversación privada antes de la que Lozano participó como secretario del CELAM, en la que hablaron de "nuestra querida Argentina." Durante la conversación con Crux, prefirió no entrar en detalles, y sólo abordó el hecho de que habían hablado sobre el fallecido cardenal Eduardo Pironio, que desde el sábado es considerado un "siervo de Dios" por la Iglesia, uno de los pasos en el camino hacia la santidad.

Pironio, considerado cofundador de la Jornada Mundial de la Juventud con el Papa Juan Pablo II, fue cardenal argentino, considerado papable durante el cónclave que eligió al cardenal polaco Karol Wojtyla, fue miembro de la dirección del CELAM durante ocho años, antes de ser llamado a Roma en 1975 por un hombre al que llamaba su amigo, el Papa Pablo VI, para dirigir la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica del Vaticano.

Por último, Lozano dijo que otro tema que está en la agenda, tanto durante estos días de reuniones en Roma como más allá, es el papel de la mujer en la Iglesia y en la sociedad. Desde hace un año, hay un grupo de mujeres de diferentes ámbitos -religiosas y laicas- que han reflexionado sobre esta cuestión, incluyendo los diferentes roles ministeriales, abiertos a las mujeres por Francisco, entre ellos los de catequista y lector.

"Se están dando pasos", dijo Lozano.