Los nicaragüenses desaprueban abrumadoramente la condena y el encarcelamiento del obispo Rolando Álvarez de Matagalpa, según una encuesta realizada en este país centroamericano, donde el régimen sandinista continúa reprimiendo a la Iglesia Católica.

El 79% de los nicaragüenses respondieron desfavorablemente al sondeo de CID Gallup, cuando se les preguntó su opinión sobre la condena a 26 años de prisión impuesta al obispo Álvarez, acusado de traición a la patria. Un sorprendente 56% de los simpatizantes sandinistas veían la sentencia de forma desfavorable, según la encuesta realizada a mediados de junio.

"Es la reserva moral de todo un pueblo. ... Su dolor, su secuestro, su encarcelamiento injusto es la fotografía de lo que vive Nicaragua", dijo del obispo Álvarez un sacerdote nicaragüense que vive en el exilio. "Es querido por su convicción, por su firmeza y por su amor a Dios y al pueblo".

La encuesta se publicó en medio de diversos reportes en la prensa sobre el traslado del obispo Álvarez de la tristemente célebre cárcel Modelo y su preparación para el exilio. Dichos reportes, publicados por primera vez en medios independientes nicaragüenses y en la agencia de noticias Reuters, citaban fuentes eclesiales y diplomáticas según las cuales el obispo había sido sacado de la cárcel el 3 de julio y se encontraba en las instalaciones de la Conferencia Episcopal de Nicaragua.

Sin embargo, según el medio nicaragüense Confidencial, el obispo Álvarez se negó a abandonar el país. Fue regresado a prisión el 5 de julio, informó el medio.

El obispo David J. Malloy, de Rockford, Illinois, quien es presidente del Comité de Justicia Internacional y Paz de la Conferencia de Obispos de Estados Unidos, emitió una declaración el 12 de julio tras la "confirmación de los hechos sobre la situación del obispo".

"La semana pasada recibimos la noticia de una nueva ruptura de las negociaciones para liberar al obispo Rolando Álvarez de Matagalpa, Nicaragua, injustamente condenado a veintiséis años de prisión y despojado de su ciudadanía en febrero", dijo el obispo Malloy. "Insto a Estados Unidos y a la comunidad internacional a seguir rezando por el obispo y abogando por su liberación".

Las autoridades nicaragüenses no han facilitado información sobre el obispo ni sobre su bienestar desde el 24 de marzo, cuando fue filmado mientras comía con unos familiares y al parecer fue obligado a dar una breve entrevista. La Conferencia Episcopal de Nicaragua y el Vaticano no respondieron a solicitudes de información. La portavoz del gobierno y esposa del presidente Daniel Ortega, la vicepresidenta Rosario Murillo, no respondió a las preguntas enviadas por OSV News, pero envió un archivo adjunto que decía en texto multicolor: "¡La paz, nuestra victoria, en luz, vida y verdad, en patria libre, orgullosos caminamos, el mundo nuevo!".

El obispo Álvarez se ha negado repetidamente a abandonar Nicaragua, incluso mientras se intensificaba la persecución contra el prelado y la comunidad católica del país.

"Lo conozco. Es un hombre valiente que no se doblega", dijo a OSV News el obispo José Antonio Canales, de Danlí, Honduras. "Monseñor Rolando Álvarez es un hombre de fe probada, valiente, decidido, firme en sus convicciones, y no se dobla fácilmente".

El obispo auxiliar de Managua, José Silvio Báez, exiliado en Miami desde 2019, dijo en una serie de tuits que monseñor Álvarez le dijo justo antes de su detención "que no se iría de Nicaragua por ningún motivo, a menos que el Papa se lo mandara. Añadió que era una decisión en conciencia ante Dios. Así que no hay nada que negociar".

El obispo Báez también tuiteó: "Como ciudadano inocente, tiene derecho a vivir libre en su país. Además, un obispo pastor no se va lejos de su pueblo porque una dictadura se lo impone".

Ortega y Murillo, han calificado a los obispos de "terroristas" y "golpistas" y han expulsado a varios trabajadores de la Iglesia, sacerdotes y religiosas desde el nuncio apostólico a las Misioneras de la Caridad.

Los líderes de la Iglesia intentaron encontrar una salida a la crisis política del país a través de un diálogo nacional en 2018, después de que estallaran protestas callejeras exigiendo la destitución de Ortega. Los sacerdotes abrieron sus parroquias a los manifestantes atacados por la policía y los paramilitares, y más tarde acompañaron a las familias de los presos políticos.

Nicaragua rompió lazos con el Vaticano después de que el Papa Francisco dijera sobre la situación a principios de año: "Tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio. Es una cosa que está fuera de lo que estamos viviendo, es como si fuera traer la dictadura comunista de 1917 o la hitleriana del 35".

En febrero, el régimen exilió a 222 presos políticos y les retiró la nacionalidad, pero el obispo Álvarez se negó a embarcar en el vuelo que los llevaba a Washington. Posteriormente fue condenado por "atentar contra la integridad nacional" y difundir información falsa, tras un juicio secreto en el que se le negó la representación legal de su elección.

La encuesta CID Gallup, realizada para Confidencial, sitúa a la Iglesia católica como la institución más digna de confianza del país, con un 48% de apoyo, casi el doble que el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Los observadores afirman que el régimen preferiría que el obispo Álvarez estuviera fuera de Nicaragua, sobre todo ahora que el país reprime la disidencia.

"Mantener a Álvarez en la cárcel aumenta el costo reputacional para Ortega dentro y fuera del país", dijo Tiziano Breda, investigador del Istituto Affari Internazionali. "Pero dejarlo libre en Nicaragua sería una espina clavada, ya que enviaría el mensaje de que los nicaragüenses tienen derecho a disentir y a expresarse contra el gobierno".

Agregó que "forzarlo al exilio" y despojarlo de su ciudadanía nicaragüense -- como se hizo en febrero con el obispo y otros exiliados, según reportes mediáticos -- es "la única forma de que Ortega sea coherente con su discurso: que la disidencia interna se maniobra desde el exterior".

En su declaración, el presidente de Justicia y Paz Internacional de los obispos estadounidenses elogió la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que ordena la liberación inmediata del obispo Álvarez. "El consenso de la comunidad internacional es claro: el encarcelamiento continuado del obispo Álvarez es injusto y debe terminar lo antes posible", añadió el obispo Malloy.

Mientras tanto, continúa la persecución de la Iglesia en Nicaragua. La agencia española de noticias EFE informó de que el padre Fernando Israel Zamora Silva, canciller de la Diócesis de Siuna, fue detenido el 10 de julio tras celebrar Misa en la capital, Managua.

Otros actos de represión reciente incluyen el acoso y la detención por parte del gobierno de trabajadores eclesiásticos laicos y feligreses (así como de otros nicaragüenses), la congelación de las cuentas bancarias de las diócesis nicaragüenses, con acusaciones de robo y blanqueo de dinero, la confiscación de bienes eclesiásticos y la prohibición de toda expresión de fe en las calles durante la Cuaresma y la Semana Santa. (Un informe reciente afirmó que, entre abril de 2018 y marzo de 2023, la Iglesia católica en Nicaragua experimentó más de 500 ataques, con al menos 90 sucediendo en 2023).

"Que Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, patrona de Nicaragua y de los Estados Unidos, ilumine los corazones de todos los tomadores de decisiones, y que su manto maternal proteja a la Iglesia en Nicaragua", dijo el obispo Malloy.
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David Agren escribe para OSV News desde Ciudad de México.