ROMA – Las Misioneras de la Caridad, la orden fundada por la Madre Teresa de Calcuta, que han sido expulsadas de Nicaragua y se encuentran hoy en Costa Rica, afirman que nunca tuvieron una misión “política”.

“Para nosotras la comunicación del gobierno fue una completa sorpresa, tuvimos que abandonar nuestras casas rápidamente”, han lamentado las 18 religiosas que fueron expulsadas de Nicaragua por el Gobierno de Daniel Ortega.

“Nunca hemos hecho ningún tipo de actividad política, y recordamos que el presidente Ortega había conocido a la Madre Teresa. Nuestro pensamiento siempre ha sido servir a los pobres. Por supuesto, el país está sufriendo, especialmente la Iglesia, que es perseguida. No hay libertad, pero la situación económica también es difícil, y cada vez hay más falta de trabajo”, lamentaron en una entrevista con SIR, la agencia de noticias de los obispos italianos.

“Nos fuimos con un gran dolor en el corazón, dejando a nuestros pobres allí”, dijo la hermana Agnesita desde Costa Rica, donde han sido acogidas.

La religiosa también dije que el dolor que sienten “se equilibra con la acogida que hemos encontrado aquí, la Iglesia de Costa Rica nos ha abierto los brazos. Que se haga la voluntad de Dios”.

Las monjas tenían tres presencias en Nicaragua, dos en Managua y una en Granada.

“En Managua, en una primera estructura, teníamos una casa de retiro para ancianos, un jardín de infantes, acompañábamos a los pobres brindándoles una comida. En cambio, la segunda estructura estaba dedicada a la vida contemplativa. En Granada atendíamos a niñas adolescentes en riesgo social, y también teníamos una guardería, un comedor, y también les dábamos canastas de alimentos a los pobres. Además, tanto en Managua como en Granada también hacíamos actividades de catequesis”, explica Agnesita.

“Para nosotras, la comunicación del gobierno fue una completa sorpresa, tuvimos que dejar nuestras casas rápidamente”, lamenta.

“Aquí, en Costa Rica, hay muchas personas que se ven obligadas a abandonar Nicaragua. Nos ocuparemos especialmente de ellos”, dijo. “Las casas de las monjas ya han sido ocupadas por los leales al régimen, ya han sido repintadas, las imágenes sagradas han sido retiradas, han querido borrar cualquier rastro de la presencia de las Misioneras de la Caridad”, señala un periodista nicaragüense.

Se estima que unas 30,000 personas han debido huir de Nicaragua en los últimos años, a causa de la represión y persecución política por parte del gobierno.

Según un informe de la Dirección General de Registro y Control de Organizaciones sin Fines de Lucro del Ministerio del Interior, las Misioneras de la Caridad no cumplieron "con sus obligaciones" según la ley que las regula, así como con la ley de lavado de dinero, financiación del terrorismo y financiación de la proliferación de armas de destrucción masiva.

Otra razón para disolver la ONG, según el Ministerio del Interior, es que en su junta directiva no había suficientes ciudadanos nicaragüenses. Una ley promulgada hace dos meses establece que sólo el 25% de la junta directiva puede ser extranjera.