CIUDAD DEL VATICANO  - El Concilio Vaticano II fue "no sólo significativo, sino necesario", dijo el Papa retirado Benedicto XVI en una carta a una conferencia sobre su trabajo teológico en la Universidad Franciscana de Steubenville.

La comprensión teológica de las diferentes religiones del mundo, la relación entre la fe y la razón y, sobre todo, la naturaleza y la misión de la Iglesia en el mundo moderno eran retos que la Iglesia Católica debía afrontar, escribió el Papa retirado en el mensaje leído el 20 de octubre.

La Fundación Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, con sede en el Vaticano, patrocinó la conferencia del 20 y 21 de octubre sobre "La visión de la Iglesia de Joseph Ratzinger y su relevancia para los desafíos contemporáneos".

En su carta a los participantes en la conferencia, el Papa retirado dijo que esperaba que sus debates y la comprensión de su trabajo teológico antes, durante y después del Vaticano II "fueran útiles en la lucha por una correcta comprensión de la Iglesia y el mundo en nuestro tiempo".

Como sacerdote y teólogo, el padre Ratzinger asistió a las cuatro sesiones del concilio como asesor teológico -un "peritus"- del arzobispo de Colonia, Alemania.

La decisión de San Juan XXIII de convocar el concilio, dijo en la carta, fue una sorpresa para todos y mucha gente pensó inicialmente que "desestabilizaría y sacudiría a la Iglesia más que darle una nueva claridad para su misión".

Pero "la necesidad de reformular la cuestión de la naturaleza y la misión de la iglesia se ha ido haciendo patente. De este modo, el poder positivo del concilio también está emergiendo lentamente", escribió.

Explicando su enfoque en la eclesiología, el estudio teológico de la iglesia, el Papa retirado dijo que durante mucho tiempo se había centrado en la iglesia como institución, pero después de la Primera Guerra Mundial "la dimensión espiritual más amplia del concepto de la iglesia se percibió ahora con alegría" en el trabajo de teólogos influyentes.

Por otra parte, "la completa espiritualización del concepto de iglesia, por su parte, echa de menos el realismo de la fe y sus instituciones en el mundo", escribió. "Así, en el Vaticano II la cuestión de la iglesia en el mundo se convirtió finalmente en el verdadero problema central".