ROMA - Tras la noticia de la detención del cardenal retirado de Hong Kong, el portavoz del Vaticano dijo que la Santa Sede está siguiendo la situación "con extrema atención".

La policía de seguridad nacional de Hong Kong detuvo al cardenal Joseph Zen, arzobispo retirado de Hong Kong, junto con la ex legisladora de la oposición Margaret Ng Ngoi-yee, la cantante Denise Ho Wan-sze y el académico Hui Po-keung, según informó el miércoles el grupo de derechos humanos Hong Kong Watch, con sede en el Reino Unido.

Poco después de conocerse la noticia, Matteo Bruni, portavoz del Vaticano, declaró que "la Santa Sede ha conocido con preocupación la noticia de la detención del cardenal Zen y sigue con extrema atención la evolución de la situación".

Al parecer, las detenciones están relacionadas con sus funciones como fideicomisarios del Fondo de Ayuda Humanitaria 612, que proporcionó ayuda legal a las personas que participaron en las protestas prodemocráticas durante 2019. La revuelta social fue sofocada por las fuerzas de seguridad, dijo el grupo.

Según Hong Kong Watch, el fondo cerró en 2021.

"Condenamos las detenciones de estos activistas, cuyo supuesto delito fue financiar la asistencia legal para los manifestantes prodemocráticos allá por 2019", ha declarado Benedict Rogers, que dirige la organización británica Hong Kong Watch. "Las detenciones de hoy señalan sin lugar a dudas que Pekín pretende intensificar su represión de los derechos y libertades básicas en Hong Kong".

También instó a la comunidad internacional a poner de manifiesto esta "brutal represión y pedir la inmediata liberación de estos activistas."

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Según la ley de seguridad de Hong Kong de 2020, Zen podría ser enviado a la China continental para ser juzgado si se le acusa. La ley declaraba que participar o apoyar el movimiento prodemocrático eran delitos de subversión y colusión con organizaciones extranjeras. Como tal, permitía que los acusados fueran extraditados a China para ser juzgados, y una pena que oscilaba entre un mínimo de tres años y un máximo de cadena perpetua.

Decenas de activistas prodemocráticos han sido detenidos en virtud de esta amplia ley impuesta en Hong Kong por Pekín en 2020, tras las manifestaciones a favor de la democracia. Según Associated Press, los medios de comunicación independientes de la ciudad han sido destripados y su poder legislativo reorganizado para llenarlo de leales a Pekín.

Zen, de 90 años, ha apoyado públicamente las protestas prodemocráticas e independentistas que agitaron la ciudad durante gran parte de la última década y que llegaron a su punto álgido en 2019 con marchas callejeras sin precedentes y seis meses de esporádicas batallas callejeras con las autoridades.

Poco después de que se aplicara la ley de seguridad, Zen publicó un vídeo en Facebook en el que decía: "Si las palabras correctas y adecuadas se consideraran contrarias a su ley, soportaré todas las demandas, juicios y detenciones". Numerosos predecesores han soportado lo mismo".

El prelado fue también un fuerte crítico del polémico acuerdo de 2018 del Vaticano con China sobre el nombramiento de obispos. Los esfuerzos para dicho acuerdo comenzaron durante el pontificado del Papa emérito Benedicto XVI, y se firmó hace cuatro años. En octubre, las dos partes deben determinar si renuevan el acuerdo por otros dos años.

Zen argumentó que el acuerdo "mataría" a la iglesia clandestina en China, cuyos líderes se niegan a registrarse en la Asociación Patriótica Católica China, dirigida por el Estado. Pekín tiene un historial de detenciones y encarcelamientos de sacerdotes y obispos.

En los últimos meses, varios de los principales activistas de Kong Kong han huido a Taiwán, Gran Bretaña u otros lugares, mientras que otros miles han optado por abandonar la ciudad, lo que ha suscitado la preocupación por el futuro económico de este centro financiero asiático de 7,4 millones de habitantes.

Las detenciones del miércoles se producen tras la elección el domingo del nuevo líder de Hong Kong, John Lee, un ex jefe de seguridad de línea dura que se presentó sin oposición en un proceso controlado por Pekín. Lee, al igual que su predecesora Carrie Lam, es católico.

La Unión Europea y los ministros de Asuntos Exteriores de varios países, entre ellos Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Reino Unido, condenaron la elección por considerarla fundamentalmente antidemocrática y una traición al principio de "un país, dos sistemas", según el cual Hong Kong debía conservar su propio sistema político, jurídico y económico durante 50 años tras el fin del dominio colonial británico.