CIUDAD DEL VATICANO -- La mejor manera de superar la indiferencia ante el sufrimiento de los migrantes y refugiados es mirar sus caras, dijo el papa Francisco.
"En Chipre, como en Lesbos, pude mirar a los ojos este sufrimiento: por favor, miremos a los ojos a las personas descartadas que encontramos, dejémonos provocar por los rostros de los niños, hijos de migrantes desesperados", dijo el papa el 8 de diciembre después de la oración del Ángelus con los visitantes en la Plaza de San Pedro.
"Dejemos que su sufrimiento nos excave dentro para reaccionar ante nuestra indiferencia; ¡miremos sus caras, para despertar del sueño de la costumbre!", dijo el papa.
Con la oración del Ángelus reemplazando su audiencia general semanal el 8 de diciembre, la fiesta de la Inmaculada Concepción, el papa Francisco aprovechó la oportunidad para agradecer a los gobiernos e iglesias de Chipre y Grecia por su hospitalidad durante su viaje a los países del 2 al 6 de diciembre.
RELACIONADO: El Papa Francisco desde Lesbos pide detener "el naufragio de la civilización"
También compartió con la multitud en la plaza lo que consideró lo más destacado de su viaje: sus encuentros con los jefes de las iglesias ortodoxas de los dos países y sus encuentros con migrantes y refugiados.
El papa Francisco dijo que el arzobispo ortodoxo Chrysostomos II de Chipre lo "conmovió" cuando "me habló de la Iglesia Madre: como cristianos seguimos caminos diferentes, pero somos hijos de la Iglesia de Jesús, que es Madre y nos acompaña, nos protege, nos hace seguir adelante, todos hermanos".
En Grecia, dijo, "experimenté el don de abrazar nuevamente" al arzobispo ortodoxo Ieronymos II de Atenas y de toda Grecia, con quien había visitado la isla griega de Lesbos en 2016.
"Encomiendo a la Santa Madre de Dios las muchas semillas de encuentro y esperanza que el Señor ha sembrado en esta peregrinación", dijo el papa, pidiendo a los que estaban en la plaza "que continúen orando para que germinen en la paciencia y florezcan en la confianza".
Y mientras expresa su pesar por "la herida de alambre de púas" que separa la parte norte, principalmente turcochipriota de Chipre, del sur principalmente grecochipriota, el papa rezó para que el encuentro prevaleciera sobre la confrontación.
Pero, dado que Chipre alberga la mayor cantidad de migrantes per cápita de todos los países de la Unión Europea, también rezó para que fuera un ejemplo "donde el encuentro prevalezca sobre el enfrentamiento, donde el hermano sea acogido, especialmente cuando es pobre, descartado, emigrado".
"Frente a los rostros de los que emigran, no podemos callarnos, no podemos mirar a otro lado", dijo el papa Francisco.