CIUDAD DEL VATICANO -- Las seductoras propuestas de felicidad y libertad que nos ofrece la tentación pueden llevarle a uno a ser esclavizado por el deseo de poseer cosas materiales y personas, dijo el papa Francisco.

Los cristianos están llamados a responder a la tentación con la "con la Palabra de Dios, que dice que no hay que aprovecharse, que no hay que utilizar a Dios, a los demás y las cosas para uno mismo, que no hay que aprovecharse de la propia posición para adquirir privilegios", dijo el papa el 6 de marzo durante su discurso del Ángelus dominical.

La verdadera felicidad y la verdadera libertad, dijo, "no están en el poseer, sino en el compartir; no en aprovecharse de los demás, sino en amarlos; no en la obsesión por el poder, sino en la alegría del servicio".

Antes de rezar el Ángelus, el papa reflexionó sobre el Evangelio dominical que narra las tentaciones que Jesús enfrentó en el desierto.

El papa señaló que el diablo tienta a Jesús con las palabras: "Si eres el Hijo de Dios", y por lo tanto, lo tienta a usar su posición "primero, para satisfacer las necesidades materiales que siente, el hambre; luego, para aumentar su poder", y "finalmente, para obtener una señal prodigiosa de Dios".

"Cuántas veces nos sucede esto a nosotros", dijo. "Es una propuesta seductora, pero conduce a la esclavitud del corazón".

Si bien los cristianos no deben tener miedo a las tentaciones, continuó, deben permanecer vigilantes, especialmente cuando propuestas tan seductoras "se presentan bajo una aparente forma de bien".

El diablo a menudo aparece "con ojos dulces, con cara de ángel ", dijo el papa. "Incluso sabe disfrazarse de motivaciones sagradas, aparentemente religiosas!"

El papa Francisco animó a los cristianos a enfrentar las tentaciones como Jesús, nunca entrando en "diálogo con el diablo" porque "es más astuto que nosotros".

"Aférrense a la Palabra de Dios como Jesús y, al máximo, respondan siempre con la Palabra de Dios. Y por esta vía no nos equivocaremos", dijo el papa.

El tiempo de Cuaresma, agregó, es un "tiempo de desierto para nosotros", un tiempo en el que los cristianos están llamados a detenerse y mirar "lo que se agita en nuestro corazón, nuestra verdad interior, aquella que sabemos que no puede ser justificada".

"Hagamos claridad interior, poniéndonos ante la Palabra de Dios en la oración, para que tenga lugar en nosotros una lucha beneficiosa contra el mal que nos hace esclavos, una lucha por la libertad", dijo el papa.