ROMA – No debe sorprender que el último evento en el exterior del 2021 para el papa Francisco sea un encuentro con los jóvenes, en la escuela internacional de San Dionisio de las monjas Ursulinas, poco antes de emprender su regreso a Roma. En un ambiente distendido, alertó que muchos jóvenes “son de redes sociales pero poco sociales” y viven “prisioneros de sus teléfonos móviles”.

“Corremos el peligro de olvidarnos de lo que somos, obsesionados por miles de apariencias, por mensajes machacones que hacen depender la vida de la ropa que usamos, del automóvil que conducimos, del modo en que nos miran los demás”, dijo Francisco.

Siguiendo las normas de protocolo de Grecia para prevenir la propagación del coronavirus, los jóvenes, profesores y las religiosas que dirigen la institución estaban sentados manteniendo una cierta distancia.

Dirigiéndose a los jóvenes, los invitó a reconocer que su valor está en lo que son, no las pertenencias que poseen, puesto que el ser humano no “vale” por la marca de ropa que lleva, sino que porque es único.

Durante su discurso, Francisco se hizo eco de un tema que ha planteado a los jóvenes en otras oportunidades, animándolos a mantenerse firmes en su fe, incluso en medio de las dudas, y a resistir la tentación de perseguir objetivos materialistas. Como era quizá inevitable estando en Grecia, citó el poema épico de Homero "La Odisea" para hablar de la tentación que suponen las sirenas que "atraían a los navegantes con su canto para hacerlos estrellar contra los arrecifes”.

“En la realidad, las sirenas de hoy quieren hipnotizarlos con mensajes seductores e insistentes, que apuntan a beneficios fáciles, a las falsas necesidades del consumismo, al culto del bienestar físico, a la diversión a toda costa” dijo el Papa. “Son muchos fuegos artificiales, que brillan por un instante, pero sólo dejan humo en el aire”.

Entre los que saludaron al Papa se encontraban dos estudiantes, entre ellos un refugiado sirio de 18 años, Aboud Gabro, que contó al Papa que su familia se vio forzada a huir de Alepo después de que una bomba explotara en su casa en 2014. Llegaron a Grecia tras una peligrosa travesía en barco desde Turquía.

El Papa Francisco observa la actuación de bailarines con atuendos tradicionales durante un encuentro con jóvenes en la Escuela San Dionisio de las Hermanas Ursulinas en Maroussi, Grecia, el 6 de diciembre de 2021. (Foto CNS /Paul Haring)

"Fue duro estar en una roca sin agua ni comida, esperando el amanecer y que un barco de la guardia costera viniera a salvarnos", dijo Gabro.

Francisco escuchó su historia, "una verdadera odisea moderna", y agradeció que él y su familia hubieran llegado sanos y salvos después de "tantos rechazos y mil dificultades”.

Pero el Papa también sugirió que la vida de Gabro mostraba el sentido de la aventura y de la gente que sigue sus sueños.

“El sentido de la vida no es quedarse en la playa esperando que el viento traiga novedades. La salvación está en mar abierto, está en el impulso, en seguir los sueños, los verdaderos, los que se sueñan con los ojos abiertos, que comportan esfuerzo, lucha, vientos contrarios, borrascas repentinas. Pero no hay que dejarse paralizar por el miedo, ¡sueñen en grande!” dijo Francisco.

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Hablando sobre las “sirenas” que son las redes sociales, el Papa les dijo a los jóvenes: “¿Quieres hacer algo nuevo en la vida? ¿Quieres rejuvenecer? No te contentes con publicar algún post o algún tuit. No te contentes con encuentros virtuales, busca los reales, sobre todo con quien te necesita; no busques la visibilidad, sino a los invisibles. Esto es original, esto es revolucionario. Muchos hoy son de redes sociales pero poco sociales, encerrados en sí mismos, prisioneros del teléfono que tienen entre sus manos”.

“Pero en la pantalla falta el otro, faltan sus ojos, su respiración, sus manos. La pantalla se vuelve fácilmente un espejo, donde crees que estás frente al mundo, pero en realidad estás solo, en un mundo virtual lleno de apariencias, de fotos trucadas para parecer siempre hermosos y en forma. ¡Qué bonito, en cambio, es estar con los demás, descubrir la novedad del otro, cultivar la mística del conjunto, la alegría de compartir, el ardor de servir!” dijo el Papa.

Llamando a los jóvenes a salir “de las propias zonas de confort” Francisco argumentó que, aunque "es más fácil estar sentados en el sofá frente a la televisión", eso es "algo de viejos" porque "de jóvenes es reaccionar, abrirse cuando uno se siente solo, buscar a los demás cuando viene la tentación de cerrarse".

Como último consejo a la juventud griega, Francisco los llamó a desoír a los “anuladores de sueños, los sicarios de la esperanza, los incurables nostálgicos del pasado” y animarse a soñar en granda junto a los otros jóvenes.

Con este acto, Francisco dio por terminado el viaje número 35 de su pontificado. Centrada principalmente en la migración, su gira por Chipre y Grecia representa el último viaje internacional para el Papa en este 2021. Si bien ha hablado de un posible viaje a Asia y otro a África para el 2022, el Vaticano aún no ha confirmado cuáles serán los destinos para el año que viene.

En las próximas tres semanas, mientras se prepara para la Navidad, a Francisco le espera una reunión con miembros de una comisión francesa que investigó los abusos sexuales en la Iglesia católica francesa, una reunión con los pueblos indígenas canadienses que buscan una disculpa papal por los abusos en las escuelas residenciales administradas por los católicos, y su cumpleaños número 85 el día 17.