El Papa Francisco rechazó nuevamente el aborto, definiéndolo como “un homicidio” del que “no es lícito hacerse cómplice”, y aseguró que “hace falta estar en un confesionario para entender el precio tan duro” del aborto.

En un discurso que pronunció ante farmacéuticos italianos este jueves 14 de octubre en el Vaticano, el Pontífice defendió el derecho a la objeción de conciencia de los profesionales de la salud, un derecho que, subrayó, “nunca debe negociarse”.

En el caso concreto del aborto, el Santo Padre recordó que “sobre esto soy muy claro: se trata de un homicidio y no es lícito hacerse cómplice”.

El Santo Padre abogó por estar cerca de las mujeres, de sus situaciones, “para que no se llegue a pensar en la solución del aborto, porque en realidad no es la solución”.

En ese sentido, destacó su experiencia como sacerdote, escuchando confesiones, que le han hecho testigo de los efectos devastadores del aborto en las mujeres: “Después, la vida, pasados diez, veinte o treinta años te pasa la factura. Y hace falta estar en un confesonario para entender el precio, tan duro, de ello”.

El derecho a la objeción de conciencia

En un momento en que en numerosos países se pone en duda el derecho de médicos y, en general de los profesionales de la salud, a la objeción de conciencia en casos como el aborto o la eutanasia, el Papa Francisco realizó una contundente defensa de la objeción de conciencia, un derecho que “nunca debe ser negociable”.

El Santo Padre invitó a a los farmacéuticos a tener ese principio siempre muy presente ya que “el farmacéutico, cada uno de ustedes, utiliza sustancias medicinales que, sin embargo, pueden convertirse en venenos. Aquí se trata de ejercer una vigilancia constante, para que el objetivo sea siempre la vida del paciente en su totalidad”.

Ese servicio a la vida humana puede requerir, “en algunos casos, la objeción de conciencia, que no es deslealtad, sino, por el contrario, fidelidad a su profesión, si está válidamente motivada”.

“Hoy en día está algo de moda pensar estaría bien eliminar la objeción de conciencia. Pero, piensen que ésta es la intimidad ética de todo profesional de la salud y esto nunca debe negociarse, es precisamente la responsabilidad última de los profesionales de la salud”.

El Pontífice argumentó que la objeción de conciencia “es también una denuncia de las injusticias cometidas contra la vida inocente e indefensa”.