El Papa Francisco está llevando su mensaje de diálogo con el mundo musulmán al reino de Baréin, donde el gobierno liderado por los suníes está organizando una conferencia interreligiosa sobre la coexistencia entre Oriente y Occidente, incluso mientras es acusado de discriminar a la mayoría chiíta del país.

Francisco estará en Baréin hasta el próximo día 6 fortaleciendo las relaciones con el Islam mientras que lleva un mensaje de diálogo, fraternidad y paz. Activistas, sin embargo, le han pedido que levante la voz en favor de los musulmanes chiíes que han sido condenados a muerte en un país que, dicen, a menudo viola los Derechos Humanos.

No esta claro, sin embargo, si el Pontífice humillara en publico a sus anfitriones: siempre que ha sido verdaderamente duro con el país que visita, la mayoría de la población es cristiana, y no había temores de una represión basada en cuestiones de fe.

Su visita de cuatro días es la primera de cualquier pontífice a la nación insular en el Golfo Pérsico.

El objetivo central de la visita es profundizar en el diálogo con el islam tras haber visitado otros países de mayoría musulmana como Marruecos, Azerbaiyán, Egipto, Irak, Turquía o Emiratos Árabes Unidos.

Sin embargo, también buscara mostrar su cercanía y la de toda la iglesia con la pequeña comunidad católica, de unas 80,000 personas, compuesta en su mayoría por inmigrantes procedentes de Filipinas, India, Sri Lanka, que se encuentran en el país principalmente como mano de obra. Los organizadores del viaje esperan que peregrinos de Arabia Saudí y otros países vecinos asistan a la gran misa de Francisco en el estadio nacional el sábado.

Bahréin alberga la primera iglesia católica del Golfo, la parroquia del Sagrado Corazón, inaugurada en 1939, así como la más grande, la catedral de Nuestra Señora de Arabia. La iglesia, con capacidad para 2.300 personas, se inauguró el año pasado en la ciudad desértica de Awali, en un terreno regalado a la iglesia por el rey Hamad bin Isa Al Khalifa. De hecho, el rey regaló a Francisco una maqueta de la iglesia cuando visitó el Vaticano en 2014 y le cursó la primera invitación para visitarla.

"La libertad religiosa dentro de Bahrein es quizá la mejor del mundo árabe", dijo el obispo Paul Hinder, administrador apostólico para Bahrein y otros países árabes del Golfo. "Aunque no todo es ideal, puede haber conversiones (al cristianismo), que al menos no se castigan oficialmente como en otros países".

Pero en los preparativos de su visita a Bahrein, los grupos de oposición chiítas y las organizaciones de derechos humanos han instado a Francisco a plantear las violaciones de los derechos humanos contra la mayoría chiíta por parte de la monarquía suní. Le han instado a que pida el fin de la pena de muerte y a que solicite visitar la prisión de Jau del país, donde han sido encarcelados cientos de activistas chiíes.

El Papa, de 85 años, que ha estado usando una silla de ruedas durante varios meses debido a una distensión de los ligamentos de la rodilla. Associated Press informa que el papa les dijo a los periodistas en rumbo con el a Baréin que estaba con "mucho dolor", y por primera vez saludó a los periodistas que viajaban con él sentado en lugar de caminar por el pasillo.

La monarquía que gobierna esta pequeña nación del Golfo Pérsico es suní, a pesar de que la mayoría es chií, y reprimió violentamente las protestas de la Primavera Árabe de 2011 con la ayuda de sus vecinos Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.

Los opositores, como el partido chií Al Wefaq, disuelto en 2016, han pedido a papa que urja a un “diálogo nacional serio” y a la puesta en libertad de los presos políticos y los religiosos chiíes encarcelados.

Francisco lleva tiempo pregonando el diálogo como instrumento de paz y cree que es necesaria una muestra de armonía interreligiosa, especialmente ahora, dada la guerra de Rusia en Ucrania y los conflictos regionales, como el de Yemen.

En la víspera del viaje, Francisco pidió oraciones para que el viaje promueva "la causa de la fraternidad y de la paz, de la que nuestro tiempo tiene una necesidad extrema y urgente."

El Papa Francisco recibe un regalo del Rey Hamad bin Isa Al Khalifa de Bahrein durante una reunión en el Vaticano el 19 de mayo de 2014. (CNS /Claudio Peri, pool via Reuters)

La visita es la segunda de Francisco a un país del Golfo, después de su histórico viaje de 2019 a Abu Dhabi, donde firmó un documento para promover la fraternidad católico-musulmana con un destacado clérigo suní, el jeque Ahmed al-Tayeb. Al-Tayeb es el gran imán de Al-Azhar, la sede del aprendizaje suní en El Cairo. Francisco siguió con una visita en 2021 a Irak, donde fue recibido por el Gran Ayatolá Ali al-Sistani, uno de los clérigos chiítas más importantes del mundo.

Francisco se reunirá de nuevo esta semana en Bahréin con al-Tayeb, así como con otras figuras prominentes del ámbito interreligioso que se espera que asistan a la conferencia, que es similar a una organizada el mes pasado por Kazajstán a la que también asistieron Francisco y el-Tayeb. Según el programa de Bahrein, se espera la presencia de miembros del Consejo de Ancianos Musulmanes de la región, el líder espiritual de los cristianos ortodoxos del mundo, el Patriarca Bartolomé, un representante de la Iglesia Ortodoxa Rusa y rabinos de Estados Unidos.

El secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, dijo que el papa siempre “se hace intérprete de las profundas expectativas de tanta gente que no ve respetados sus derechos, sus derechos fundamentales a la vida, a la inclusión, a compartir los bienes de la tierra”, pero destacó que “estos valores están proclamados en la misma Constitución del país, que habla de evitar toda discriminación”.

La agencia de noticias española EFE informa que se espera que el papa haga referencia a estos valores, así como también condene la pena de muerte, en vigor en este país.

El año pasado asociaciones activistas hablaron de un “aumento espectacular” de la pena capital en Baréin desde los disturbios vinculados a la Primavera Árabe en 2011, con un crecimiento del 600 % y con 51 personas ajusticiadas.