El 4 de junio, el Arzobispo José H. Gómez ordenará a ocho nuevos sacerdotes para la Arquidiócesis de Los Ángeles en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles.

La clase de 2022 es el grupo más joven de nuevos sacerdotes en LA en varios años, unidos por su llamado al servicio. En los días previos a su ordenación, presentaremos a un nuevo que pronto será Padre. ¡Los Ángeles, conoce a tus nuevos sacerdotes!

Edad: 35 años

Lugar de origen: Long Beach

Parroquia a la que pertenece: Iglesia de Nuestra Señora del Refugio, Long Beach

Cargo parroquial: St. Raymond Church, Downey

Elegir una vocación rara vez es algo sencillo, como atestiguan muchas historias de diáconos. A menudo se requiere de un largo período de tiempo, de ensayo y error, de estira y afloja para que alguien se convenza finalmente de que eso es lo que está llamado a hacer.

Y, como lo demuestra el caso de Justin Ordoveza, ni siquiera es fácil aun si desde temprana edad uno ya está convencido de estar destinado al sacerdocio. Incluso en esos casos, la vida puede poner obstáculos de años de duración en el camino.

Por eso él dice que algo elemental para una vocación es “la perseverancia para seguir el llamado de Dios, sin importar lo que la vida le depare a uno. Porque la vida te hará pasar por muchas cosas”.

Justin, que se benefició de una educación católica —“Estoy muy orgulloso de eso”, dice—, estuvo pensando en el sacerdocio cuando estaba en la escuela secundaria y preparatoria.

Su madre le sugirió que primero fuera a la universidad, pero el hecho de asistir a Southern Catholic College, en Georgia, donde obtuvo su licenciatura en ingeniería de materiales, no hizo sino reforzar su manera de pensar.

“Era una comunidad excelente, integrada por otros adultos jóvenes, que estaban realmente comprometidos con su fe”, dice él. “Fue algo totalmente motivador”.

Estaba tan conmovido que, al trabajar como tutor en Long Beach, empezó a reunirse con un consejero vocacial y les dijo a sus padres que asistiría a una entrevista de trabajo. Como hijo único —lo cual, según comenta él, no es “común de encontrar en los círculos católicos”— le preocupaba que sus padres pudieran tener sentimientos encontrados acerca de que él prosiguiera con el discernimiento. De hecho, él estaba ya a más de la mitad del proceso cuando su madre le preguntó: “Justin, ¿estás pensando en hacerte sacerdote?”.

Él admitió que así era y dice que ahora, años más tarde, sus padres siguen formando parte “de sus más grandes admiradores”.

Pero incluso cuando superó la situación difícil de hablar con sus padres sobre su vocación, eso no resolvió sus dificultades. Poco después, fue atacado por una enfermedad que requirió que fuera hospitalizado y que, en último término, lo alejó dos años del proceso de discernimiento. Luego, su madre tuvo un derrame cerebral y él invirtió otros dos años en ayudarla a recuperar la salud.

Fue durante este período que se preguntó si había recibido el mensaje correcto de Dios.

“Estuve varios meses en el hospital, preguntándome a dónde me estaba llamando Dios, y qué es lo que estaba pasando”, dice. “Finalmente, cuando todo quedó resuelto, dije: ‘Dios mío, sea lo que sea, que se haga tu voluntad’”.

Una vez que regresó al seminario, dice que se sentía más fuerte gracias a esos problemas que pasó y a que aprendió a poner su voluntad sólo en las manos de Dios.

Al estar empezando el siguiente capítulo de su vida, él les dice a los demás que hay que entender que el camino de fe puede ser una “ruta con muchos vericuetos”, especialmente cuando se trata de una vocación. Dios te llama y algo te atrae, aun si los acontecimientos se interponen. Una vez que llegué allí, alcancé un nivel de plenitud, de saber que aquí es donde Dios me está llamando”.

Dijo que, como sacerdote, espera “recorrer el camino con la gente, estar allí en los momentos decisivos de su vida, en sus mejores momentos y en los peores, para ayudarlos a caminar con Cristo”.

En cuanto a su propio recorrido, dice que él ha aprendido que “ante todo, debes ser valiente. Una vocación puede ser un concepto atemorizante. Pero una vez que dejas que Dios esté allí contigo, él te dará la gracia. Si perseveras con esa fe que Dios te da, las cosas son muy distintas”.

La ordenación de este año está abierta sólo a los invitados con entrada. Para asistir virtualmente, visite LACatholics.org/ordination.