El 4 de junio, el Arzobispo José H. Gómez ordenará a ocho nuevos sacerdotes para la Arquidiócesis de Los Ángeles en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles.

La clase de 2022 es el grupo más joven de nuevos sacerdotes en LA en varios años, unidos por su llamado al servicio. En los días previos a su ordenación, presentaremos a un nuevo que pronto será Padre. ¡Los Ángeles, conoce a tus nuevos sacerdotes!

Edad: 36 años
Lugar de origen: Colima, México
Parroquia de origen: St. Finbar, Burbank
Cargo parroquial: St. Mariana de Paredes Church, Pico Rivera

El camino al sacerdocio ha sido tortuoso para Juan César Carrasco Martínez. Ha sido un camino que ha recorrido entre dos países, entre certezas y dudas, entre preguntas y respuestas, hasta aterrizar en un compromiso que nació, dice él, “de la fuerza que necesitas para ser el instrumento que Dios quiere que seas”.

Él y su hermano menor fueron criados por sus abuelos que “me enseñaron a amar a Jesús y su Iglesia”. Él iba a misa todos los domingos y se fijaba en todo lo que hacía el párroco. “Mis abuelos no sabían leer ni escribir; ellos solamente contaban con su hermosa fe”, recuerda él. “Y yo aproveché este hermoso testimonio de ellos [para] enamorarme de los santos, de nuestra Santísima Madre y de la Iglesia”.

Martínez en su primera comunión en su México natal.

Cuando tenía 8 años, el párroco de Carrasco Martínez le pidió que fuera monaguillo, algo que haría hasta graduarse de la escuela secundaria a los 18 años. “Esto me llamó la atención; me fijé en todos los servicios que el sacerdote prestaba a la comunidad. Creo que aquí es donde empezó mi vocación”.

Cuando se graduó, el párroco le habló sobre el sacerdocio, pero Martínez no estaba seguro de que ese tipo de vida fuera para él. Asistió al seminario, pero se sintió atraído por estudiar informática en la universidad.

“Decidí tomarme un descanso [del seminario]”, dijo. “En oración ante el Santísimo Sacramento, le prometí que volvería”.

Pero después de obtener su licenciatura, decidió tomar un trabajo de maestro de escuela primaria.

“Me acordé de la promesa que le había hecho a Jesús, pero estaba bien adaptado, viviendo por mi cuenta, era una buena vida. Era muy difícil para mí dejar todo eso y volver a la formación”.

Pero después de dos años de dar clases, dice que de repente sintió “un vacío en mi vida” y empezó a cuestionarse sobre si la enseñanza estaba llenando su vida. Se acercó a un sacerdote en busca de dirección espiritual y, después de un año aproximadamente, el sacerdote le dijo que consideraba que Dios lo estaba llamando nuevamente al sacerdocio.

“Él me recomendó que hiciera mucha oración sobre esto”, dijo. “Y así, oré ante el Santísimo Sacramento y descubrí nuevamente este llamado que Dios me había hecho”.

Aunque él había tomado la decisión de seguir el llamado de Dios, las cosas no se volvieron ni más simples ni más fáciles. En 2016, se mudó a Los Ángeles para estudiar inglés en Cal State LA y asistir al Seminario St. John. Describió esos primeros días como “dolorosos”, ya que le costaba trabajo entender las lecturas y tareas en un idioma que todavía estaba aprendiendo.

Pero su determinación fue alentada por el Padre Julio González de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, de Paramount, quien lo invitó a venir con él y ayudarlo a atender a su rebaño, predominantemente de habla hispana.

Martínez con los alumnos durante su época de profesor de primaria.

Al irse preparando para emprender el tipo de ministerio que ve a su párroco desempeñar desde hace tantos años, está deseoso de “caminar con el pueblo de Dios”. Dice que su fe nunca ha sido más fuerte y que ha aprendido que cuando “le haces una promesa a Dios, él nunca la olvida. Él enviará a las personas adecuadas para que vuelvas al camino correcto. En mi caso, esto implicó encontrar una dirección espiritual con este sacerdote y darme cuenta de que Jesús me estaba llamando nuevamente”.

A la gente que esté considerando qué camino tomar, él dice que les recomendaría simplemente abrir “su corazón a Cristo. No tener miedo, porque Dios nunca te va a obligar, puedes elegir libremente. Algunas veces no nos sentimos dignos de estas vocaciones, pero Dios va a darte los dones y la fortaleza que necesitas.

“[En el sacerdocio] encontré esa alegría y esa plenitud que no obtuve en mi carrera”.