Durante su primer discurso en el 2021, el Papa Francisco pidió este viernes paz, esperanza y concordia, y que las sociedades no permitan que la indiferencia, el egoísmo y la cultura del descarte prevalezcan por sobre la hermandad.

“Los dolorosos eventos que han marcado el camino de la humanidad el año pasado, especialmente la pandemia, nos enseñan lo necesario que es interesarse por los problemas de los otros y compartir sus preocupaciones”, dijo Francisco desde la biblioteca del palacio apostólico momentos antes de rezar el Ángelus.

Fue la primera aparición oficial del Papa Francisco en 48 horas, luego de que no presidiera las misas de fin de año y de Año Nuevo en el Vaticano por un fuerte dolor de ciática. Sin embargo, presidió el tradicional Ángelus con motivo de la 54 Jornada Mundial de La Paz. Lo hizo desde el interior del Vaticano vía streaming, y no desde la ventana que da a la Plaza De San Pedro, para evitar la conglomeración de fieles.

“En el umbral de este comienzo, dirijo a todos mi cordial deseo de un feliz y sereno 2021. Que sea un año de fraterna solidaridad y de paz para todos; un año cargado de confiada espera y de esperanzas”, dijo.

Francisco pidió fraternidad en las sociedades para que las personas se ayuden los unos a los otros, se ofrezcan palabras de consuelo, y gestos de ternura y solidaridad cuando sean necesarios.

“La paz se puede construir si empezamos a estar en paz con nosotros mismos y con quien tenemos cerca, quitando los obstáculos que nos impiden cuidar de quienes se encuentran en necesidad y en la indigencia. Se trata de desarrollar una mentalidad y una cultura del cuidado, para derrotar la indiferencia, el descarte y la rivalidad, que lamentablemente prevalecen”, argumentó.

El pontífice argentino también destacó que la paz no es solo ausencia de guerra, sino llevar una “vida rica de sentido, configurada y vivida en la realización personal y en el compartir fraterno con los otros. Entonces esa paz tan ansiada y puesta siempre en peligro por la violencia, el egoísmo y la maldad, se convierte en posible y realizable.”

Cerró sus palabras previas al Ángelus deseando que “reine la paz en el corazón de los hombres y en las familias; en los lugares de trabajo y de ocio; en las comunidades y en las naciones”.

Después de la oración, como es habitual, se refirió a situaciones mas relacionadas con la actualidad del mundo que con la fe, dedicando un pensamiento especial a los que, por causa de la pandemia del COVID-19, "han perdido un familiar o un ser querido, pero también en los que han perdido su trabajo."

Mas de 1.8 millones de personas han perdido sus vidas a causa del nuevo coronavirus.

Francisco también envió un mensaje a la población de Yemen, “expresando mi dolor y preocupación por el resurgir de la violencia, que está causando numerosas víctimas inocentes".

"Rezo para que se puedan encontrar soluciones que permitan el retorno de la paz para esa martirizada población. Hermanos, pensemos en los niños de Yemen, sin educación, sin medicinas y hambrientos. Recemos juntos por Yemen", pidió.

Asimismo, invitó a rezar por Monseñor Moses Chikwe, obispo auxiliar de Oweri, Nigeria, y por su conductor, secuestrados días después de la Navidad.

"Pidamos al Señor que todos los que son víctimas de tales actos en Nigeria regresen sanos y salvos y en libertad y que ese querido país reencuentre seguridad, concordia y paz", agregó.

Previamente, el cardenal italiano Pietro Parolin había presidido la celebración litúrgica por el nuevo año en el altar de la cátedra De San Pedro, en el Vaticano. La homilía, sin embargo, fue la que había escrito el Papa Francisco para la celebración. En ella, subraya 3 verbos que se cumplen en la Madre de Dios: bendecir, nacer, encontrar.

Francisco había escrito que todos los cristianos están llamados a bendecir, "a decir bien en nombre de Dios".

“El mundo está gravemente contaminado por el decir mal y por el pasar mal de los demás, de la sociedad, de sí mismos. Pero la maldición corrompe, hace que todo degenere, mientras que la bendición regenera, da fuerza para comenzar de nuevo. Pidamos a la Madre de Dios la gracia de ser para los demás portadores gozosos de la bendición de Dios, como ella lo es para nosotros”, alentó.

En cuanto al verbo nacer, la homilía destaca que el Hijo de Dios ha “nacido de una mujer”, vino al mundo “como nosotros. No apareció ya adulto, sino niño; no vino al mundo él solo, sino de una mujer, después de nueve meses en el seno de la Madre, a quien dejó que formara su propia humanidad. El corazón del Señor comenzó a latir en María, el Dios de la vida tomó el oxígeno de ella. Desde entonces María nos une a Dios, porque en ella Dios se unió a nuestra carne para siempre.”

“Este año, mientras esperamos una recuperación y nuevos tratamientos, no dejemos de lado el cuidado. Porque, además de la vacuna para el cuerpo se necesita la vacuna para el corazón, que es el cuidado. Será un buen año si cuidamos a los otros, como hace la Virgen con nosotros”, consideró Francisco en la homilía leída por Parolin.

En cuanto al tercer verbo, encontrar, señaló: "Al igual que los pastores encontraron al Hijo de Dios recién nacido porque fueron llamados por un ángel, también nosotros podemos encontrar a Dios porque hemos sido llamados por su gracia".

"Y nosotros ¿qué debemos encontrar al inicio de este año?” preguntó Parolin. "Sería hermoso encontrar tiempo para alguien. El tiempo es una riqueza que todos tenemos, pero de la que somos celosos, porque queremos usarla sólo para nosotros".

"Hemos de pedir la gracia de encontrar tiempo para Dios y para el prójimo: para el que está solo, para el que sufre, para el que necesita ser escuchado y cuidado. Si encontramos tiempo para regalar, nos sorprenderemos y seremos felices, como los pastores", concluyó.