El cardenal Mario Zenari, representante papal en Siria, advierte que, a pesar de que la guerra que azotó a este país durante la última década aparentemente terminó, todavía hay varias "bombas" que detonan, incluida la de la pobreza extrema y la gente joven con educación universitaria, necesarias para reconstruir el país que huye en busca de un futuro mejor.
"He estado en Siria durante los últimos 12 años", dijo el prelado italiano. “Vi todos los días este conflicto muy terrible, muy sangriento. Tuvimos momentos muy difíciles, con bombas que caían en toda Siria, aquí en la capital particularmente morteros.
“Ahora, gracias a Dios, en gran parte de Siria no caen más bombas, excepto en el Noroeste, donde hay una tregua,” dijo Zenari el lunes, en una conversación telefónica. “Pero desde hace dos años, tenemos la bomba de la pobreza, que afecta al 83 por ciento de la población.”
Según las Naciones Unidas, Siria tiene hoy uno de los números más altos de personas que viven en la pobreza en el mundo y, a principios de este año, el jefe de asuntos humanitarios de la ONU, Mark Lowcock, dijo que la economía siria, devastada por casi una década de conflicto, entró en un período de extrema fragilidad marcado por la volatilidad del tipo de cambio, la alta inflación, la disminución de las remesas de los sirios que trabajan en el extranjero y las medidas sanitarias para contener el nuevo coronavirus.
Además de estos desafíos económicos producto de la guerra, dijo Zenari, está el hecho de que Siria ha desaparecido "del ojo público", sin que prácticamente ningún medio hable sobre este país que tiene más de 12 millones de personas que tuvieron que huir de sus hogares y viven hoy como refugiados en otros países o como desplazados internos.
Habló con Crux después de una cumbre vía Zoom organizada por el Vaticano para discutir la situación de Siria y el vecino Irak, que tuvo lugar el jueves pasado. El Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral ha organizado reuniones similares para discutir la actual crisis siria cada dos años durante la última década.
A pesar de que fue más corto de lo habitual, y esta vez no todos los representantes de varias iglesias cristianas y ONG con presencia en Siria tuvieron la oportunidad de hablar, ni pudieron reunirse con el Papa -quien envió un video mensaje-, el encuentro ayudó a arrojar algo de luz sobre lo que está sucediendo con las comunidades cristianas en Medio Oriente.
“Los medios se han olvidado de Siria”, dijo Zenari. “Pero lo que es más urgente aún, la comunidad internacional se ha olvidado de nosotros. Ya nadie habla de nosotros.”
Lo que sigue son extractos de la conversación telefónica con el Cardenal Zenari, que tuvo lugar el día lunes, en español.Siria parecería haber desaparecido del mapa. ¿Cómo está Siria hoy?
Yo estoy en Siria desde hace 12 años. Llegué en el 2009. Vi todos los días este conflicto muy terrible, muy sangriento. Tuvimos momentos muy difíciles, con bombas que caían en toda siria, aquí en la capital particularmente morteros. Ahora, gracias a Dios, en gran parte de Siria no caen más bombas, excepto en el Noroeste, donde hay una tregua. Pero desde hace dos años, tenemos la bomba de la pobreza, que afecta al 83 por ciento de la población. Las estadísticas de la ONU ponen a Siria como el país con mayor población viviendo en la pobreza.
Nunca como en estas últimas vi las largas filas de personas que quieren comprar el pan en los negocios donde el pan está subvencionado por el estado. Esto es nuevo. Es una bomba la de la pobreza que afecta a prácticamente toda la población de Siria.
Hace un mes tuvo lugar una conferencia internacional sobre el regreso de los refugiados, en Damasco. Organizada pro el gobierno sirio, Rusia, y otros, no tuvo mucha participación. Porque en lugar de querer regresar, hay gente que me pide ayuda a mí para poder salir. No ven la salida de este túnel, no ven la luz del otro lado. Hay que tener optimismo, hay que esperar, pero la situación es dura.
No se ve reconstrucción, no se ve ayuda económica, es una tragedia, realmente. La gente no tiene trabajo, la gente es cada vez más pobre. La gente está enferma, con COVID, pero antes del COVID teníamos muchas enfermedades causadas por 10 años de todo tipo de bombas y explosivos, tenemos traumas de guerra, y muchas otras enfermedades. La situación es sombría.
¿Qué pueden hacer los católicos por Siria?
Ante todo, no se puede olvidar a Siria. No olvidar a los cristianos que están en siria. Usted sabe que los cristianos católicos, ortodoxos y protestantes, han tenido un papel muy importante en el desarrollo del país, con una presencia en Siria de más de 2000 años, con un papel muy importante en el desarrollo de la educación, la salud, e incluso en la vida política. El primer ministro después de la independencia, a fines de los 40, era cristiano, muy estimado.
Los cristianos son muy importantes, no solo para sus iglesias, sino para toda la sociedad. Los cristianos en Siria son como una ventana al mundo, con su espíritu universal, abiertos al mundo. Y cada familia que sale de Siria, va cerrando poco a poco esa ventana, y es una lástima.
Es difícil conocer la estadística de los cristianos, pero todos coincidimos que más de la mitad de los cristianos se han ido de Siria. Y esto es un desastre para cada iglesia, pero también para la sociedad. Los que se van son jóvenes, cualificados, con títulos universitarios. Esta es otra bomba esperando estallar, porque para la reconstrucción, necesitamos de los jóvenes. No veo hoy como se puede salir de esta situación.
Hoy hay 12 millones de sirios que están fuera de sus casas. Unos seis millones desplazados dentro de Siria, y otros tantos viviendo como refugiados. Pero como hacer que regrese cuando los pueblitos están destruidos, no hay infraestructura… es un desastre. Es la peor catástrofe humanitaria causada por el hombre desde el final de la segunda guerra mundial.
Hay que esperar. Y la comunidad internacional tiene que tomar decisiones para la reconstrucción y para la ayuda económica. La reunión que tuvimos la semana pasada, la ayuda que llega de muchas comunidades católicas, son gotas muy preciosas, pero necesitamos un rio de ayuda, y esa es la comunidad internacional, para poder reconstruir Siria: hospitales, autopistas, fábricas.
¿La comunidad internacional tiene una responsabilidad moral para con Siria?
Hay otro asunto que la comunidad internacional tiene que trabajar… La situación esta bloqueada muro contra muro. Quien puede ayudar a Siria es Europa, Estados Unidos y otros países de occidente, pero hay sanciones contra Siria que realmente perjudican mucho. Y no se mueve nada, las partes están firmes en sus posturas, y nada se mueve. Y los que padecen son las personas, que en lugar de querer volver, quieren salir, porque no ven la luz al final del túnel.
Recientemente, el Vaticano anunció que el Papa Francisco, si la situación sanitaria lo permite, va a viajar a Iraq en Marzo. ¿Qué impacto puede tener este viaje en la región?
Es una buena noticia que el papa venga cerca de Siria. Es verdaderamente un empuje para la comunidad cristiana, no solo de Iraq, sino de todo Medio Oriente, incluso los de Siria, para que no se sientan abandonados. Creo que todos los cristianos del mundo van a ver esa visita del papa. No es una visita cualquiera, sino una a un país que tuvo muchas dificultades: ISIS, cristianos perseguidos que han tenido que huir...
El papa viajará con un grupo de personas, cardenales, arzobispos, pero viajara también acompañado por millones de católicos y cristianos del mundo que seguirán esta visita con solidaridad hacia el pueblo de Iraq, una visita que pide no olvidar a este pueblo, en particular a las comunidades Cristianas que son el eslabón más débil de la cadena.
Tanto en Iraq como en Siria, las minorías son las comunidades que más están en riesgo.
Esta visita del papa será un aliento en Medio Oriente, aun cuando esperamos que un día pueda venir también por Siria.
¿Algo más que quiera decir?
Cuando veo las colas de personas que esperan para comprar el pan en Damasco y otros lugares, particularmente en este tiempo de Navidad, recuerdo que Jesús nació en la ciudad de Belén, que etimológicamente significa la casa del pan.
Mi deseo es que todas las personas aquí en Siria, tengan el pan de cada día, y que las comunidades Cristianas sean Belenes, casas del pan celestial, pero también del pan de la amistad, de la solidaridad, de la ayuda.