En la madrugada del miércoles el Senado argentino voto a favor de legalizar y liberalizar el aborto en el país del Papa Francisco, en la última sesión del año.
Según la nueva ley, una mujer puede solicitar un aborto hasta la semana 14 de la gestación, o hasta el noveno mes si es producto de una violacion o si la salud “física, mental y social” de la madre están en riesgo.
Dentro de esta última categoría, advirtieron desde los grupos pro-vida, pueden incluirse cuestiones como perder el trabajo o que se termine la relación de pareja en la que el bebé fue concebido.
El proyecto de ley había sido presentado por el presidente Alberto Fernández y recibió un tratamiento “express” en el congreso, a pedido del presidente. Viendo que es el propulsor de la ley, muchos observadores definieron esta “victoria” como la única en el año para un presidente que encerró al país por más de 200 días para prevenir el avance del coronavirus, y aún así vio morir a más de 43,000 personas, con 1.8 millones de contagios, aunque en las últimas semanas el gobierno ha dejado de publicar los casos diarios.
Durante el debate, el Papa Francisco se involucró directamente en tres oportunidades mediante cartas privadas que sabía se harían públicas, y su mensaje fue consistente: no se trata de un tema religioso, sino científico, y realizar un aborto es comparable a contratar un sicario para “resolver un problema.”
Fernández en repetidas oportunidades trajo al papa a colación mientras el proyecto estaba siendo debatido. Entre otras cosas, dijo que esperaba que el líder de la Iglesia católica no se enojara con él por “resolver un problema de salud pública”, que el es un catolico “que no cree que el aborto sea pecado”, y argumentando que San Agustin, el el Siglo III, tenia sus dudas sobre la gravedad del crimen del aborto porque no estaba claro cuando entraba el alma en la persona humana.
A horas de aprobada la ley, el Cardenal Peter Turkson, del Pontificio Consejo para el Desarrollo Humano Integral, publico un tweet en el que condenaba el avance del aborto.
“Escucharon hablar de la cultura de la muerte? Es vivir un deseo de muerte para la humanidad, con estilos de vida y decisiones egoístas,” escribió en inglés. “Entonces, con el COVID aún décima do poblaciones, porque deberían cerrarse las puertas a la vida y el nacimiento cada vez mas, promoviendo el aborto y políticas contrarias a la vida?”
Los movimientos pro-vida de la Argentina, que vienen trabajando juntos desde que un proyecto similar fue rechazado en el 2018, se aunaron bajo la consigna de “salvemos las dos vidas,” refiriéndose a la de la madre y la del bebé. La campaña pro-aborto, en cambio, hablo de “miles de muertes” por abortos clandestinos- se dieron 79 casos en los últimos cinco años , segun la agencia de noticias estatal.
El colegio de abogados de Argentina, y el colegio de médicos, rechazaron la propuesta, los unos por considerarla inconstitucional, y los otros porque atenta contra el juramento Hipocrático que hasta el día de hoy realizan los médicos en el día de su graduación, en el que se comprometen a tener “absoluto respeto por la vida humana”.
Durante el debate en la cámara de diputados, el ministro de salud argentino Gines Gonzales Garcia desestimó la existencia de dos vidas en el caso de una mujer embarazada, diciendo que uno es una vida y el otro “un fenómeno que no está correctamente utilizado”. De lo contrario, dijo, “estaríamos ante el mayor genocidio universal.”
Gonzales, médico de formación que niega la existencia de la vida en la concepcion, dijo en defensa del aborto lo que grupos pro-vida han estado diciendo por años: el aborto es un genocidio, en el que las victimas son los niños no nacidos, pero en particular aquellos con Síndrome de Down o una discapacidad.
Pero la ciencia está del lado del religioso, no del médico: aún cuando unos debaten si el niño no nacido tiene derecho por sobre el cuerpo de la mujer gestante, la evidencia demuestra que en un óvulo fecundado hay un ADN diverso al de la mujer.
El arzobispo argentino Marcelo Sanchez Sorondo, “canciller” de la Pontificia Academia de las Ciencias y de Ciencias Sociales del Vaticano, consideró en dialogo con La Nacion, el periódico mas importante de la Argentina, que “es muy triste que con un papa argentino, y cuando en el gobierno hay un partido cuyos fundadores y presidentes han sido contra el aborto, hayan aprobado una ley anticonstitucional, antihumana y anticristiana, dejándose colonizar ideológicamente por el pensamiento dominante.”
El partido gobernante del que habla es el fundado por Juan Domingo Perón, el Partido Justicialista, mal llamado “Peronismo.” Tanto Perón como su segunda mujer, la mítica Evita, estaban abiertamente en contra del aborto.
“Compañeras, cada aborto que ustedes permiten es un servicio a los poderes coloniales que quieren debilitar la revolución, cada hijo del pueblo que no nace es un hombre menos en las filas de la defensa de la Patria y Perón,” había dicho Evita en 1950.
En su primera reacción lueg0 de la votación, el episcopado argentino advirtió sobre la crisis social y enumero cuatro prioridades que “requieren urgente atención” y que constituyen deudas pendientes del primer ano del gobierno de Fernandez: el alarmante crecimiento de la pobreza, el abandono escolar, la apremiante pandemia del hambre y la desocupación, y la dramática situacion de los jubilados.
Un episcopado a veces dividido por las líneas políticas— algunos son marcadamente peronistas, mientras otros consideran al peronismo como la raíz de todos los problemas de pais, se vio completamente unificado ante el debate del aborto, en el qeu tuvo un rol mas activo, en partes porque Fernandez insistía en hablar de teología Catolica y no ciencia.
De cara al 2021, un ano electoral, quedara por verse si el gobierno puede mantener ese apoyo de parte del episcopado, sabiendo quye la iglesia tiene un rol central para mantener la paz social en un pais donde el 50 por ciento de la población tiene hambre.
Pero mas allá de la situacion local, la legalización del aborto en Argentina, el pais del papa y uno de los dos países de la region que es miembro del G20, puede tener un importante efecto domino en una region mayoritariamente conservadora. No solo en cuanto a la defensa de la vida antes de su nacimiento, sino también frente a la eutanacia, que ya comienza a sonar como la próxima batalla de los “progresistas.”