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La misión es el objetivo común del sínodo y el ecumenismo, dice el Papa

CIUDAD DEL VATICANO  -- A mitad del Sínodo de los Obispos, el Papa Francisco y los participantes en el Sínodo rezaron para que Dios "elimine las divisiones entre los cristianos" y puedan proclamar juntos el Evangelio.

El Papa presidió una vigilia el 11 de octubre, aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II en 1962, y los textos de los documentos conciliares introdujeron las oraciones de alabanza y las oraciones de petición.

Entre los participantes del Sínodo en el servicio de oración se encontraban los 16 "delegados fraternos" que representaban a las iglesias ortodoxa, anglicana y protestante, así como los representantes en Roma de las iglesias anglicana, metodista y reformada ante la Santa Sede y otros ministros y fieles cristianos de la ciudad.

El Papa Francisco no leyó la meditación que había preparado para el servicio, aunque fue distribuida y publicada en el sitio web del Vaticano.

A esta altura del Sínodo de los Obispos, escribió el Papa Francisco, los participantes querían expresar "nuestra vergüenza por el escándalo de la división entre los cristianos, por el escándalo de no dar, unidos, testimonio del Señor Jesús".

"Este sínodo es una oportunidad para mejorar, superando los muros que aún existen entre nosotros", escribió el Papa.

La vigilia tuvo lugar en la Plaza de los Protomártires Romanos, justo al sur de la Basílica de San Pedro, que es el lugar donde San Pedro y otros cristianos fueron martirizados en el siglo I bajo el emperador Nerón.

Estos protomártires, escribió el Papa, "nos recuerdan que hoy, en muchas partes del mundo, cristianos de diferentes tradiciones dan su vida juntos por la fe en Jesucristo, viviendo el ecumenismo de sangre".

"Su testimonio es más fuerte que cualquier palabra, porque la unidad proviene de la Cruz del Señor", dijo el Papa Francisco.

Al recordar el aniversario del Concilio Vaticano II, dijo que el concilio "marcó el ingreso oficial de la Iglesia católica en el movimiento ecuménico", que fue iniciado por las principales iglesias protestantes a partir de la convicción de que la falta de unidad entre los cristianos estaba perjudicando su capacidad de predicar el Evangelio.

El objetivo del trabajo por la unidad de los cristianos es el mismo que el del sínodo sobre la sinodalidad, escribió el Papa Francisco. Ambos se centran en la misión que Jesús dio a todos sus discípulos de compartir la buena nueva de la salvación con todas las personas.

Y, dijo, tanto en el diálogo ecuménico como en el proceso sinodal, "no se trata de construir algo sino de acoger y hacer producir el don que ya hemos recibido" y compartir los dones que Dios nos ha dado unos con otros en beneficio de todos.

"Como no conocemos con anticipación cuál va a ser el resultado del sínodo, tampoco sabemos exactamente cómo será la unidad a la que estamos llamados", afirmó. Sin embargo, los cristianos saben que la unidad será un don del Espíritu Santo, y no destruirá todas las diferencias entre ellos, sino que permitirá que la diversidad enriquezca a todos.

Al igual que el esfuerzo por hacer que la Iglesia Católica sea más sinodal -- marcada por una escucha respetuosa del Espíritu Santo y de los demás y por un compromiso compartido con la misión --, la búsqueda de la unidad de los cristianos, dijo el Papa, "es un camino: madura con el movimiento, caminando. Crece con el servicio recíproco, con el diálogo de la vida, con la colaboración de todos los cristianos que 'presenta con luz más radiante la imagen de Cristo Siervo'".

"Tenemos necesidad de recorrer el sendero de la unidad en virtud de nuestro amor a Cristo y a todas las personas a las que estamos llamados a servir", escribió el Papa Francisco. "A lo largo de este camino, ¡nunca nos dejemos paralizar por las dificultades! Tengamos confianza en el Espíritu Santo, que nos impulsa hacia la unidad en una armonía de (multifacética) diversidad".

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Cindy Wooden