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CIUDAD DEL VATICANO -- Las personas se hacen cristianas porque han sido tocadas por el amor de Cristo, no porque hayan sido convencidas o coaccionadas por otra persona, dijo el Papa Francisco.

La Iglesia Católica necesita discípulos misioneros que tengan corazones como el de Santa Teresa del Niño Jesús y que "atraigan a la gente al amor y acerquen a la gente a Dios", dijo a la gente en su audiencia general semanal en la Plaza de San Pedro el 7 de junio.

"Pidamos a esta santa la gracia de superar nuestro egoísmo y pidamos la pasión de interceder para que Jesús sea conocido y amado", dijo.

El Papa continuó su serie de discursos sobre el "celo" por la evangelización centrándose en Santa Teresa (también conocida como Santa Teresa de Lisieux), la religiosa carmelita francesa del siglo XIX, patrona de las misiones y doctora de la Iglesia.

Antes de comenzar su discurso en la audiencia general, el Papa se acercó con su bastón a un gran relicario que contenía las reliquias de Santa Teresa y que estaba colocado sobre una mesa cerca de donde se sienta para dar su catequesis. Depositó una gran rosa blanca ante el relicario ornamentado y permaneció unos instantes en oración.

Durante su catequesis, anunció que tenía previsto dedicarle una carta apostólica con motivo del 150 aniversario de su nacimiento, que se celebra este año.

El Papa Francisco ha declarado que siente una especial devoción por la santa, y una vez dijo a un entrevistador que solía tener una foto de esta monja carmelita francesa del siglo XIX en la estantería de su biblioteca cuando era arzobispo de Buenos Aires. En 2010 le dijo al periodista Sergio Rubín: "Cuando tengo un problema le pido a la santa, no que lo resuelva, sino que lo tome en sus manos y me ayude a aceptarlo, y, como señal, casi siempre recibo una rosa blanca".

Santa Teresa demostró paciencia, confianza en Dios y un "espíritu de humildad, ternura y bondad", que Dios "quiere de todos nosotros", ha dicho el Papa Francisco.

Durante su discurso en la audiencia general del miércoles, el Papa pidió a los cristianos que encontraran inspiración en la vida de Santa Teresa, que vivió "según el camino de la pequeñez y la debilidad", definiéndose a sí misma como "un pequeño grano de arena".

Vivió con mala salud y murió a los 24 años, pero "su corazón era vibrante, era misionero", dijo el Papa.

La monja carmelita quería ser misionera y sirvió, desde su monasterio, como "hermana espiritual" a varios misioneros, acompañándolos a través de sus cartas y oraciones, dijo.

"Sin aparecer intercedía por las misiones, como un motor que, escondido, da a un vehículo la fuerza para ir adelante", dijo el Papa Francisco. "Esta es la fuerza de la intercesión movida por la caridad, este es el motor de la misión".

Por lo tanto, los misioneros no son sólo aquellos que "hacen mucho camino, aprenden lenguas nuevas, hacen obras de bien y son muy buenos anunciando", dijo. "No, misionero es también cualquiera que vive, donde se encuentra, como instrumento del amor de Dios; es quien hace de todo para que, a través de su testimonio, su oración, su intercesión, Jesús pase".

El propósito diario de Santa Teresa era "hacer amar a Jesús" e interceder por los demás, dijo el Papa. "Siguiendo el ejemplo de Jesús Buen Pastor, su celo se dirigía especialmente hacia los pecadores".

El celo apostólico nunca funciona con proselitismo o coacción, dijo. "Uno no se vuelve cristiano porque sea forzado por alguien, no, sino porque es tocado por el amor".

La Iglesia "necesita corazones como el de Teresa, corazones que atraen al amor y acercan a Dios", dijo.

El Papa terminó la audiencia con sus saludos habituales a los invitados especiales y después se dirigió al hospital Gemelli de Roma para someterse a una operación abdominal que estaba programada para esa misma tarde. Se espera que permanezca ingresado varios días, según la oficina de prensa del Vaticano.