CIUDAD DEL VATICANO -- Mientras que para la gente es fácil amar lo que es bueno y bello o ser generoso y heroico por un ideal, el Papa Francisco dijo que el amor cristiano abraza lo que no es amable, ofrece perdón y bendice a los enemigos.
Este "amor más grande", que viene de Dios, "nos lleva donde humanamente no iríamos: Es el amor por los pobres, por lo que no es amable, por los que no nos quieren y no son agradecidos", dijo en su audiencia general en la Plaza de San Pedro el 15 de mayo.
"Es amor por lo que nadie amaría, incluso por el (propio) enemigo", dijo en su catequesis principal.
Este "gran amor desinteresado" incluye el amor por "los pobres, los enfermos y los indefensos, como los niños no nacidos", dijo en unas breves palabras a los visitantes de Polonia, que habían traído una campana, conocida como "La voz de los no nacidos", que será llevada a Kazajstán. También saludó a representantes de la Fundación Sí a la Vida, que puso en marcha la iniciativa.
La campana sirve para recordar "la necesidad de proteger la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural", dijo el Papa.
En su discurso ante el público, el Papa continuó su serie de catequesis sobre vicios y virtudes reflexionando sobre la virtud "teologal" o neotestamentaria de la caridad o el amor. De las tres virtudes teologales -- fe, esperanza y amor -- la mayor es el amor, según el Apóstol San Pablo.
Muchas personas se consideran buenas personas que aman a su familia y a sus amigos, cuando en realidad pueden conocer muy poco el amor de Dios, dijo.
"Los cristianos son capaces de todos los amores del mundo: también ellos se enamoran, más o menos como le ocurre a todo el mundo. También experimentan la bondad de la amistad. Asimismo, experimentan el amor a la patria y el amor universal a toda la humanidad", dijo el Papa.
"Pero hay un amor más grande, un amor que viene de Dios y se dirige a Dios, que nos empuja a amar a Dios, a convertirnos en sus amigos, y nos impulsa a amar al prójimo como Dios lo ama, con el deseo de compartir la amistad con Dios", dijo.
El amor es caridad, dijo. Y "enseguida nos damos cuenta de que es un amor difícil, incluso imposible de practicar si no se vive en Dios".
"Nuestra naturaleza humana nos hace amar espontáneamente lo que es bueno y bello. En nombre de un ideal o de un gran afecto podemos incluso ser generosos y realizar actos heroicos. Pero el amor de Dios va más allá de estos criterios", afirmó.
"Cuanto amor hace falta para perdonar: El amor cristiano bendice a los que maldicen, y estamos acostumbrados ante un insulto, una maldición, a responder con otro insulto, con otra maldición", afirmó.
"El amor es la 'puerta estrecha' por la que debemos pasar para entrar en el Reino de Dios. Porque al atardecer de la vida no seremos juzgados por el amor genérico, sino juzgados precisamente por la caridad, por el amor que hemos dado concretamente".