CIUDAD DEL VATICANO -- Las personas a menudo se ven tentadas a pensar que su relación con Dios es una especie de transacción comercial en la que compran la gracia de Dios con su trabajo duro, dijo el Papa Francisco.
Otra tentación es juzgar a los demás y suponer que no han trabajado tan duro para merecer el amor de Dios, dijo el Papa el 24 de septiembre al comentar la lectura del Evangelio del día antes de recitar la oración del Ángelus junto con unas 18.000 personas reunidas en la Plaza de San Pedro.
La parábola de San Mateo sobre los trabajadores de la viña, que trabajaban horas diferentes, pero recibían la misma paga, no trata de los trabajadores, sino de Dios, dijo el Papa.
Los trabajadores que estuvieron todo el día en el campo se molestan porque los que sólo trabajaron una hora reciben la misma paga, lo que según el Papa revela cómo "a veces corremos el riesgo de tener una relación 'mercantil' con Dios, centrándonos más en nuestras proezas que en su generosidad y su gracia".
Y, dijo, a veces "la Iglesia, en vez de salir a cada hora del día y tender los brazos a todos, podemos sentirnos los primeros de la clase, juzgando a los demás como muy rezagados, sin recordar que Dios los ama también a ellos con el mismo amor que tiene para nosotros".
El Evangelio también tiene implicaciones para las relaciones de los cristianos con otras personas, dijo el Papa. Les insta a "salir de la jaula del cálculo", en la que las personas dan a los demás sólo lo que reciben o sólo lo que creen que merecen, "sin atrevernos a más, sin apostar por la eficacia del bien hecho gratuitamente y del amor ofrecido con amplitud de corazón".
El Papa Francisco también instó a sus oyentes a darse cuenta de que es el dueño de la viña el que sigue saliendo a buscar trabajadores; ellos no vienen a él.
"Así es Dios", dijo el Papa. "No espera nuestros esfuerzos para venir a nosotros, no nos hace un examen para valorar nuestros méritos antes de buscarnos, no se rinde si tardamos en responderle", sino que toma la iniciativa.
"Él nos busca y nos espera siempre", dijo el Papa Francisco. "No nos olvidemos de esto: El Señor nos busca y nos espera siempre, ¡siempre!".