El miércoles, dos criminales en moto asaltaron y asesinaron a una nena de 11 años mientras se dirigía al colegio. El obispo local y la pastoral de niñez pidieron oraciones por Morena Domínguez.

El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Marcelo Margni, difundió el jueves un comunicado, a raíz de la conmoción popular causada por la noticia de la muerte de Domínguez, tras haber sido asaltada y golpeada mientras se dirigía a su escuela, en un barrio del partido de Lanús.

"Estamos profundamente consternados, perplejos, abrumados por el dolor", sostuvo Margni.

Tras expresar su acompañamiento, con la oración y la cercanía, a la familia de la niña, sus amigos y compañeros de colegio, agregó: "Como ciudadanos y como comunidades cristianas convocadas por el Evangelio, que es anuncio de vida en abundancia, nos adherimos al clamor de justicia, de respeto y cuidado de la vida, y de paz para todo nuestro pueblo".

Monseñor Margni invitó a todas las comunidades a "unirse en esta oración y a renovar nuestro compromiso de creyentes por una sociedad libre de violencia, más fraterna y en paz".

La Vicaria para Niños de la arquidiócesis de Buenos Aires, otrora liderada por el Papa Francisco, escribió en sus redes sociales que “acompañamos con profundo dolor a su familia en estas horas”.

“Rezamos por su eterno descanso y por que brille para ella la luz que no tiene fin”, agregó la oficina pastoral en Facebook.

Domínguez fue asesinada el 9 de agosto, durante un asalto perpetrado por motochorros- asaltantes en moto-, que la atacaron y arrastraron para robarle sus pertenencias cuando llegaba caminando a la escuela, en el partido bonaerense de Lanús. Por el caso, fueron detenidos dos personas mayores de edad.

Como consecuencia del crimen, las alianzas partidarias que competirán en las elecciones primarias presidenciales de este domingo suspendieron los actos de cierre de campaña, que estaban previstos para el jueves.

Elecciones en un marco complejo

En palabras de el obispo Oscar Ojea, presidente del episcopado, la Argentina vive “una situación delicadísima”.

En vísperas de la celebración del día de San Cayetano- el 7 de agosto-, en el que miles de fieles peregrinan al santuario de Liniers para pedir pan y trabajo, Ojea afirmó que el país vive “una situación delicadísima: hay muchísimos trabajadores y trabajadoras que no llegan a fin de mes y esto angustia muchísimo”. Y señaló: “Cuando pedimos trabajo, pedimos por la dignidad”.

“Hay cientos de trabajadores que trabajan en la economía popular, cartoneros, feriantes, vendedores ambulantes; personas, mujeres que cuidan niños y realizan distintos servicios, que cuidan personas mayores, que cuidan enfermos, hermanos nuestros que viven de changas, changas de pintura, de albañilería; tantos trabajos en los que no rige la plenitud de los derechos”, advirtió el presidente del Episcopado.

Durante la misa principal en el Santuario de San Cayetano, que el entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio celebraba todos los años hasta que fue electo Papa, el flamante nuevo arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, explicó que este año, el pueblo argentino está más pedigüeño que nunca cuando se trata de pan y trabajo.

“El índice de desempleo en el primer trimestre de este año ha sido del 6,9%, y puede ser más bajo que en otros períodos de la historia argentina; pero, igual que cuando éramos niños, no nos queremos conformar; soñamos con más y mejor trabajo para todos y todas porque no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo a su pueblo”, fundamentó.

Tras contar la historia de una mujer que trabajaba ocho horas por día, cobraba en negro, tenía más de cuatro horas de viaje diarios, y sin cobertura social ni aportes jubilatorios”, expresó: “Pienso también en quienes trabajan en el reciclado juntando cartones muchas horas al día, y que con mucho esfuerzo los suben a sus carros, los venden, y así llevan el pan a sus mesas familiares”.

“¡Cuántas historias similares seguramente conocemos! Ejemplos de grandes laburantes no siempre reconocidos ni valorados”, exclamó, y agregó: “Cuántos hermanos viven situaciones de precariedad parecida: trabajo mal pago, trabajo en negro, trabajo esclavo que aleja de familiares y amigos; y donde, además, lo que te llevas al bolsillo se lo come la maldita inflación”.

“Le pedimos a San Cayetano un trabajo digno bien remunerado; le pedimos paz para nuestro pueblo atravesado por la violencia de la inseguridad social y económica; la inseguridad de no tener un futuro alentador, ni esperanzas para los hijos y nietos; le pedimos políticas públicas que reconozcan el esfuerzo y la actividad de tantos hermanos que se desloman todos los días”, profundizó, y subrayó: “Le pedimos pan, porque, aunque muchos tienen trabajo, no alcanza. Los alimentos, como todo, aumentan, y como decía mi abuelo ‘no hay bolsillo que alcance’”.

Monseñor García Cuerva insistió en afirmar que “le pedimos a San Cayetano, mejor pan, porque tampoco nos podemos resignar a que nuestros chicos y familias más pobres vivan a polenta, fideos y arroz”.