LONDRES  -- La trata de seres humanos no ocurre sólo en lugares lejanos donde se descuidan los derechos humanos. Ocurre a la vuelta de la esquina.

Es la esclavitud moderna, dicen quienes trabajan para detenerla en todo el mundo.

"La esclavitud no terminó en Estados Unidos con la Guerra Civil y la 13ª Enmienda en 1865. La esclavitud legal es lo que terminó", afirma Greg Burke, ex portavoz del Vaticano que desarrolla asociaciones estratégicas para la organización benéfica contra la esclavitud Arise, con oficinas en Londres y Estados Unidos. "Lo que continúa hoy en día es la esclavitud de personas -- en su mayoría mujeres jóvenes -- en salones de masajes, salones de manicura y redes de prostitución, que trabajan para pagar enormes deudas que tienen con las personas que las han engañado y traficado".

El 30 de julio es el el Día Mundial contra la Trata de Personas, cuyo objetivo es crear conciencia sobre las víctimas de la trata y promover y proteger sus derechos.

El lema de este año, "Llegar a todas las víctimas de la trata, no dejar a nadie atrás", pide a los gobiernos, las fuerzas del orden, los servicios públicos y la sociedad civil que evalúen e intensifiquen sus esfuerzos para reforzar la prevención, identificar y apoyar a las víctimas, y poner fin a la impunidad.

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito señaló que, a escala mundial, las respuestas nacionales a la trata, "en particular en los países en desarrollo, parecen estar deteriorándose".

Las tasas de detección cayeron un 11% en 2020 y las condenas se desplomaron un 27%, lo que ilustra una desaceleración mundial de la respuesta de la justicia penal al tráfico, según la oficina de la ONU.

La pandemia de COVID-19, dijo, también cambió las características de la trata, "empujándola más hacia la clandestinidad y aumentando potencialmente los peligros para las víctimas al hacer que el delito tenga menos probabilidades de llamar la atención de las autoridades".

El 41% de las víctimas que consiguen escapar de su terrible experiencia acuden a las autoridades por iniciativa propia, señaló la agencia de la ONU, calificando este hecho de "otra clara señal de que las respuestas contra la trata se están quedando cortas".

Los principales objetivos de los traficantes, según la organización, son "quienes carecen de estatus legal, viven en la pobreza, tienen un acceso limitado a la educación, la atención médica o un trabajo decente, sufren discriminación, violencia o abusos o proceden de comunidades marginadas."

"Los niños fugados son una presa especialmente fácil, ya que son recogidos en estaciones de autobuses y centros comerciales a los pocos días de haber abandonado sus hogares", afirma Burke.

"Poseer esclavos es increíblemente rentable (incluso más que traficar con drogas) y bastante difícil de enjuiciar, de modo que los traficantes son descarados a la hora de llevar a cabo su negocio", añadió.

Salesian Missions, la rama estadounidense de desarrollo de los Salesianos de Don Bosco, se unió a organizaciones humanitarias y países de todo el mundo para reconocer el Día Mundial contra la Trata de Personas.

Los misioneros salesianos, que operan en más de 130 países, trabajan tanto para prevenir la trata de personas como para atender a las víctimas que viven en la calle y buscan una segunda oportunidad en la vida.

El padre Timothy Ploch, director interino de Salesian Missions, dijo que estos misioneros "educan a los jóvenes sobre los peligros asociados a la migración, que pueden ponerlos en riesgo de ser víctimas de la trata y de quienes podrían desearles algún mal".

"Una de las principales formas en que apoyamos a los jóvenes es entendiendo las necesidades del mercado local y proporcionando programas de formación que ayuden a los jóvenes a encontrar trabajo en sus propias comunidades, en sectores laborales que buscan mano de obra calificada", dijo el padre Ploch.

En México, por ejemplo, el Proyecto Salesiano Tijuana presta servicios a los migrantes y a los jóvenes pobres que viven en la frontera de México con Estados Unidos y trabaja para crear una amplia red educativa en zonas donde los jóvenes pobres corren riesgo de exclusión social.

El comedor salesiano del proyecto es un centro para migrantes a quienes, además de la ayuda material que tanto necesitan, también se les ofrece un "ambiente familiar y acogedor", dijo Salesian Missions en un comunicado enviado a OSV News.

En la capital peruana, Lima, los salesianos administran la Casa Don Bosco en el barrio Magdalena del Mar, que se estableció para brindar apoyo a la ola de migrantes venezolanos, que llegaron a la ciudad en 2018 y 2019.

"Hoy es un albergue que acoge a 45 jóvenes migrantes y refugiados de entre 18 y 25 años, así como a cinco familias que enfrentan pobreza extrema. Más de 700 jóvenes han pasado por la Casa Don Bosco en los últimos años, incluyendo jóvenes de Ecuador y Colombia", señala el comunicado.

"En la Casa Don Bosco, los jóvenes cuentan con el apoyo de educadores y psicólogos, y viven en un ambiente familiar que fomenta el crecimiento personal y espiritual. Estos jóvenes se han enfrentado al abandono, la separación, el trabajo infantil y experiencias carcelarias", añadió Misiones Salesianas.

Los programas salesianos también están activos en África. En Sierra Leona, el albergue Niñas de Fambul de Don Bosco ofrece apoyo y recuperación a niñas menores de edad víctimas de violencia y abusos sexuales y obligadas a prostituirse. Allí reciben educación y tienen la oportunidad de "empezar una nueva vida". En Uganda se fundó una casa similar para varones.

"¿Cómo acabar con el problema?", se pregunta Burke. "En primer lugar, iluminándolo. Cuando la gente se dé cuenta de lo que está pasando, incluso en sus propios vecindarios, tomará medidas para detenerlo. Si ven algo, digan algo".

Entre quienes toman medidas para detener la trata de seres humanos están las religiosas católicas, que la fundación Arise considera héroes anónimos de este movimiento. El 31 de octubre en Londres, Arise homenajeará a tres hermanas en una ceremonia mundial en la que se entregarán los Premios Hermanas Contra la Trata de Personas (Sisters Anti Trafficking Awards) o los SATA.

"Durante décadas, las religiosas católicas han trabajado para aliviar el sufrimiento humano y prevenir la explotación en sus comunidades", dijo Arise en un comunicado de prensa enviado a OSV News. "Talitha Kum, la red mundial de hermanas contra la trata de personas, cuenta con más de 6.000 miembros en más de 90 países, más agentes contra el flagelo que incluso las mayores agencias de ayuda".

Los SATA están copatrocinados por Arise, la Fundación Conrad H. Hilton y la Unión Internacional de Superioras Generales.

Se honra a los ganadores como representantes de sus congregaciones y redes, "que han demostrado valor, creatividad, colaboración y logros excepcionales en la protección de sus comunidades contra la trata de seres humanos", declaró Arise.

Martin Foley, director ejecutivo de Arise, dijo que "a través de innumerables regiones de alto riesgo, encontramos un trabajo desafiante, poco glamoroso pero altamente efectivo contra la trata de personas, llevado a cabo por religiosas católicas".

"Esta labor incluye la rehabilitación de sobrevivientes, la generación de ingresos, la escolarización, proyectos de vigilancia comunitaria y campañas de sensibilización. Ya es hora de que se celebren estos esfuerzos y se aprenda de ellos", dijo Foley.

La hermana Patricia Murray, del Instituto de la Santísima Virgen María, que es secretaria ejecutiva de la Unión Internacional de Superioras Generales, dijo que "aunque los premios honran a las hermanas por su valentía y creatividad, la colaboración con muchas personas de diferentes tradiciones religiosas y con mujeres y hombres de buena voluntad es clave para combatir el flagelo de la trata de seres humanos que desfigura la dignidad humana".