DORI, Burkina Faso - Al menos 15 personas murieron en un ataque perpetrado por hombres armados contra católicos reunidos para la misa dominical en un pueblo de Burkina Faso el 25 de febrero, según varios informes de prensa.

Doce católicos murieron en el lugar de los hechos en el pueblo de Essakane, otros tres murieron mientras eran atendidos en un centro de salud, y otros dos resultaron heridos, según un comunicado del obispo Laurent Birfuoré Dabiré, de la diócesis de Dori, en el norte de Burkina Faso, que incluye Essakane.

"En estas dolorosas circunstancias, los invitamos a rezar por el eterno descanso de los que han muerto en la fe, por la curación de los heridos y por el consuelo de los corazones afligidos", dijo el obispo en la declaración, escrita en francés y compartida en nombre del obispo por el padre Jean-Pierre Sawadogo, vicario general de la diócesis.

"Rezamos también por la conversión de quienes siguen sembrando la muerte y la desolación en nuestro país. Que nuestros esfuerzos de penitencia y oración durante este periodo de Cuaresma traigan paz y seguridad a nuestro país, Burkina Faso", declaró el obispo.

Según AP, ningún grupo ha reivindicado la autoría del atentado, pero se sospecha de yihadistas que han perpetrado actos de violencia similares. En los últimos años, los cristianos de Burkina Faso han sido cada vez más el blanco de grupos terroristas en medio de la agitación política y social.

Burkina Faso se encuentra en la región africana del Sahel, que separa el norte de África del África subsahariana, y cuenta con una de las mayores comunidades cristianas de la región.

Ayuda a la Iglesia Necesitada, organización católica que asiste a la Iglesia en lugares donde los católicos se ven amenazados por la persecución y la pobreza, señala que la nación de África Occidental fue durante mucho tiempo "considerada un ejemplo de coexistencia pacífica entre religiones". De su población de 21 millones de habitantes, alrededor del 25% es cristiana y el 60% musulmana.

"Desde 2015, sin embargo, el norte y el este del país se han convertido en un foco de extremistas violentos", informa Ayuda a la Iglesia Necesitada, que añade que "Burkina Faso es ahora el principal teatro del terror yihadista en el Sahel", la franja de sabana que se extiende a lo ancho de África desde el océano Atlántico hasta el mar Rojo.

La violencia y la agitación, que se intensificaron tras dos golpes de Estado en 2022, han provocado que más de un millón de personas huyeran de sus hogares, que parroquias y escuelas quedaran desiertas y que niños fueran reclutados a la fuerza para ser niños soldado.

El ataque del 25 de febrero se produjo una semana después de que los obispos de Burkina Faso expresaran públicamente su preocupación por la "situación de inseguridad persistente" del país en una declaración emitida el 18 de febrero al término de su asamblea plenaria de una semana de duración en la diócesis de Kaya.

"En total, unas treinta parroquias y sus estructuras asociadas (presbiterios, comunidades religiosas, instalaciones sanitarias y educativas, etc.) permanecen cerradas o inaccesibles", afirmó la Conferencia Episcopal de Burkina y Níger en la declaración, según múltiples informes.

"El corolario de todo ello es el declive de las obras socioeconómicas en algunos lugares, la precarización de los agentes pastorales, el empobrecimiento de la población, especialmente en las zonas afectadas, y la persistencia del fenómeno de los desplazados internos, que provoca trastornos sociodemográficos en un clima social nocivo", señala el comunicado.

La Conferencia Episcopal de Burkina y Níger está dirigida actualmente por Mons. Dabiré, obispo de Dori.