El pasado 21 de enero el Papa Francisco reconoció las virtudes heroicas del Venerable Santiago Masarnau, es decir, la santidad de su vida. Llegados a este punto, únicamente falta que se reconozca un milagro por intercesión del Venerable para que pueda ser proclamado Beato.
En opinión de su postulador, el P. Giuseppe Guerra, ahora es necesario “difundir la devoción, la oración, la intercesión, el rezar para que el Señor quiera conceder un milagro por intercesión de nuestro Venerable”.
En declaraciones exclusivas a ACI Prensa, el P. Guerra, procurador ante la Santa Sede y postulador de la Congregación para las Causas de los Santos, “con la autorización realizada por el Papa de promulgar el decreto sobre la heroicidad de las virtudes hemos llegado al momento conclusivo del trabajo de la causa de beatificación que está llamada a demostrar la heroicidad de las virtudes”.
Según explicó, se trata de la fase más importante del proceso, ya que demuestra que Santiago Masarnau ha tenido una vida santa y ha muerto en gracia de Dios.
En la siguiente fase del proceso, “el procedimiento de la Iglesia exige, para llegar a la beatificación, la realización de un milagro que debemos presentar”.
Un milagro, explicó, “significa una curación, un evento extraordinario obtenido por intercesión, de la invocación realizada a Santiago Masarnau y que sea reconocida en consulta médica de la Congregación para las Causas de los Santos. Siete médicos deben declarar que esa curación presentada, considerada milagrosa, es inexplicable desde el punto de vista científico”.
Si obtenemos este milagro por la intercesión de Santiago Masarnau, y si ese milagro, esa curación, es aprobada por la Congregación de las Causas de los Santos, el Papa da su autorización para proceder a la beatificación.
Por ejemplo, “la curación inesperada, o casi inesperada de un cáncer que los médicos juzgan, y demuestran, que es incurable. Y, sin operación, sin medicinas adecuadas, este cáncer desaparece. Si se demuestra que todo esto ha sucedido por la intercesión y la oración realizada por medio de Santiago Masarnau, eso es un milagro”.
Por lo tanto, “¿en qué punto nos encontramos? Nos encontramos en un punto muy importante de la causa, se ha demostrado, y el Papa ha reconocido con su autoridad, la heroicidad de las virtudes de Santiago Masarnau, que es lo más esencial, es decir la santidad de Santiago Masarnau”.
Si el milagro no llega, la santidad de Santiago Masarnau estará igualmente demostrada, aunque no se llegue a beatificar: “La Iglesia no puede beatificar a todas las personas, aunque se demuestre su santidad. Llegar a la beatificación, a la canonización no se puede hacer para todos”, señaló el P. Guerra.
Vida entrelazada con la del Beato Ozanam
Pero, ¿quién era Santiago Masarnau? El P. Guerra explica que “la vida del Venerable Santiago Masarnau se entrelaza de forma significativa con la vida del Beato Federico Ozanam en París, porque en su juventud se encontró con él y con la beata Sor Rosalía Rendu”.
Santiago Masarnau “nace en Madrid en 1805 unos años antes que el Beato Federico Ozanam, y muere en 1882, mientras que el Beato Ozanam falleció en 1853”.
“Gran músico, experto en conciertos y, sobre todo, en la docencia musical, con 20 años Santiago Masarnau dejó Madrid durante un decenio, y estuvo en Londres, estuvo en París, y como decía, en París en 1838 tiene lugar lo que sus biógrafos llaman la ‘conversión’ de Santiago Maarnau”.
El P. Guerra marizó que “no es que se convirtiera de alguna otra religión, o quién sabe de qué vida, ya era una persona muy cristiana, educada en la fe cristiana. Sabemos que, en su vida, durante los años juveniles, había perdido a su madre a corta edad, el padre le había escrito muchas cartas, tenemos una correspondencia muy amplia entre Santiago Masarnau y su padre, y le recomienda siempre que conserve fielmente los valores cristianos”.
En sus primeros años tuvo una vida “que podemos llamar mundana, pero no mundana en el sentido negativo, o pecaminoso de la palabra, sino en el sentido de que se encontraba integrado en la alta sociedad, era músico, etcétera”.
“En 1835 se encuentra en París, y en 1838 tiene lugar esa ‘conversión’ que le transforma profundamente, porque se encuentra con el Beato Federico Ozanam. Poco después de la fundación de las Conferencias de San Vicente de Paúl en 1833 por el Beato Ozanam se inscribe en ellas y, durante la Cuaresma de 1838 da un vuelco a su vida”.
Durante esa Cuaresma, Santiago Masarnau “recibe una inspiración, una iluminación y se consagra completamente a una vida cristiana hecha de piedad, de compromiso y, sobre todo, de apostolado”.
Sus biógrafos destacan su cristocentrismo, “toda su vida está orientada en la senda de Jesús, y todo su apostolado se centra en el reconocimiento de Jesús en la persona de los pobres. Santiago Masarnau visita a los pobres, a los enfermos, y esa es su virtud característica que nos ha llevado a introducir e impulsar su causa de beatificación”.
Una vida actual
El P. Giusepe Guerra también destacó la actualidad de la vida de santidad de Santiago Masarnau. De hecho, “la causa de beatificación no comienza si no se demuestra una actualidad”.
La Iglesia “selecciona figuras actuales que puedan decir algo significativo a la sociedad y a la Iglesia de hoy”.
Figura como Federico Ozanam o Santiago Masarnau “demuestran esa actualidad en que se puede ser santo también viviendo en el mundo. Él era un músico, enseñó música, pero esta actividad suya la transformó en una respuesta a la vocación de Jesús, en su sendero al servicio de los pobres”.
Por lo tanto, ¿es actual?: “Sí, sobre todo en este momento que atravesamos, este momento histórico que atravesamos en el que la secularización, en el sentido negativo de la palabra, invade por desagracia muchos países, Italia, España, Europa…”.
“La Europa cristiana se está transformando en una Europa laicista en el sentido negativo de la palabra. Por lo tanto, estas personas, estas figuras, Santiago Masarnau, puede ser un reclamo a la santidad cristiana vivida con los hechos”.
Además de su ejemplo de vida, y de su conversión, la gran obra de Santiago Masarnau es el inicio de las Conferencias de San Vicente de Paúl en España.
Fue en el año 1849, “un año muy importante de su vida”, algunos años después de la fundación general de las Conferencias realizada por Ozanam”.
Masarnau “realizó las Conferencias en Madrid, y después creó un Estatuto que fue reconocido tanto por la Iglesia como por el Estado en un momento difícil de la política en España”.
La vida de santidad de Santiago Masarnau sigue dando grandes frutos de evangelización en España. De hecho, el P. Guerra destaca que “se han producido muchas gracias. Su tumba, en la iglesia las Conferencias de San Vicente de Paul, siempre ha recibido visitas: se le han dedicado oraciones, se le han pedido muchas gracias…, pero todavía no tenemos una gracia que sea no solo extraordinaria, sino también inexplicable”.