Un grupo de sacerdotes católicos cubanos firmaron una carta conjunta dirigida a las autoridades de Cuba para exhortarlos a no usar la violencia contra la gran marcha ciudadana convocada para el 15 de noviembre en busca de cambios en la isla.
“No queremos volver a ver policías golpeando y maltratando a su propio pueblo. No queremos que se vuelva a derramar sangre, no queremos volver a escuchar disparos. No, porque ese no es el camino que nos llevará a la Cuba que necesitamos y que todos deseamos”, precisaron los sacerdotes en la carta publicada este miércoles 10 de noviembre.
Para el lunes 15 de noviembre se ha anunciado la realización de la denominada “Marcha cívica por el cambio”, una manifestación pacífica en varias ciudades de Cuba que busca repetir las multitudinarias, pacíficas e históricas marchas del 11 de julio.
El 11 de julio, una multitud de cubanos alzaron la voz por primera vez, después de varias décadas, para exigir el fin de la dictadura comunista instaurada por el fallecido Fidel Castro hace 62 años y que hoy dirige su sucesor Miguel Díaz-Canel.
A continuación, la carta firmada por los sacerdotes Alberto Martín Sánchez, Castor Álvarez Devesa, Alberto Reyes Pías, Rolando Montes de Oca Valero, Lester Zayas Díaz, Jorge Luis Pérez Soto, Jorge Luis Gil Orta, Fernando Gálvez Luis, Kenny Fernández Delgado, Ramón Rivas, Danny Roque Gavilla, José Conrado Rodríguez Alegre y el diácono Maybgl Gómez Hernández.
A las autoridades civiles y militares.
A los miembros de la Policía Nacional Revolucionaria.
A los miembros de la Seguridad del Estado.
A todos aquellos que en estos días han sido convocados para reprimir la marcha ciudadana del 15 de noviembre.
Los que firmamos esta carta somos cubanos, sacerdotes católicos llamados a ser pastores de nuestro pueblo, que queremos sólo el bien de nuestra patria, queremos una Cuba donde reinen la justicia, la libertad y la paz.
El 11 de julio miles de cubanos salieron a las calles con un clamor que durante muchos años fue un grito ahogado: ¡Libertad! Libertad para expresarnos sin ser reprimidos, para que exista una pluralidad política, para ser protagonistas de la marcha y el destino de nuestra tierra. Muchos de ellos fueron golpeados, detenidos, denigrados. Muchos están siendo juzgados y condenados duramente sin haber hecho el mal.
En estos momentos el gobierno está haciendo lo imposible para que la población desista de la manifestación pacífica programada para el 15 de noviembre. Hay un llamado masivo al enfrentamiento violento. Hay citaciones y advertencias a muchas personas que han expresado su adhesión a esta convocatoria. Y no estamos de acuerdo con eso, no queremos violencia, rechazamos la orden de combate, los palos entregados en los centros de trabajo, las convocatorias a “ejercicios de defensa”.
Si bien es cierto que ningún cubano debe alzar la mano contra su compatriota por el solo hecho de pensar distinto, mucho menos la policía que por vocación tiene el deber de dar ejemplo de civismo a toda la población, que existe para cuidar a los ciudadanos y proteger el orden público.
No queremos volver a ver policías golpeando y maltratando a su propio pueblo. No queremos que se vuelva a derramar sangre, no queremos volver a escuchar disparos. No, porque ese no es el camino que nos llevará a la Cuba que necesitamos y que todos deseamos.
No golpees a los manifestantes porque tanto ustedes como ellos viven entre tanta escasez y miseria. No los calumnies como mercenarios, porque tanto ustedes como ellos tienen padres, madres, amigos, conocidos, que lo dieron todo por un ideal y que hoy no tienen nada. No les impidas marchar pacíficamente porque tanto ustedes como ellos quieren vivir sin miedo a decir lo que piensan, sin miedo a ser vigilados, sin miedo a “caer en desgracia”. No arrestes a ningún cubano por expresarse en paz, por soñar, por sentirse con derecho a vivir en una Cuba de todos, por sentirse con derecho a participar en su construcción.
No reprimas, esta marcha es por ellos y es por ustedes.
Cuando se escriba lo que sucedió el 15 de noviembre, sólo habrá dos alternativas: hablar de aquellos que fueron convocados a golpear y reprimir pero decidieron proteger y cuidar a sus compatriotas; o se cuente cómo golpeaste a tu hermano y cómo reprimiste a aquel que estaba reclamando lo que otros muchos añoran.
Les pedimos que sigan siempre la voz de sus conciencias, esa voz que nos dice que el camino no es ni la intolerancia ni la represión. Hazlo por Cuba, por ti, por tus hijos. Este 15N elige el respeto, el cuidado, la paz, y no aceptes ninguna invitación a la violencia.
Todos somos cubanos, todos hermanos. Demos ejemplo al mundo diciendo sí a la paz, a la libertad y al civismo.
Que la Virgen de la Caridad del Cobre, Madre y Patrona de todos los cubanos, interceda por nosotros ante su Hijo Jesucristo; Él es nuestra paz. A sus pies encomendamos los esfuerzos y anhelos de los que sueñan y trabajan por una Cuba de todos, con todos y para todos.