Un sacerdote franciscano murió en medio de un tiroteo mientras se dirigía a celebrar misa y ofrecer los sacramentos a una aldea mexicana conocida por los conflictos entre cárteles de la droga.
El padre Juan Antonio Orozco, de 33 años, fue herido el 12 de junio, cerca del mediodía, cuando conducía en una región rural del oeste del estado de Durango, cuando "entró en el fuego cruzado de dos grupos por la carretera Durango a Zacatecas", dijo el obispo Luis Flores Calzada de Tepic en una breve publicación en las redes sociales. El obispo incluyó una foto de la víctima, que parecía vestida con túnica blanca, acostada frente a una camioneta roja que identificaba el ministerio parroquial de los franciscanos. La camioneta tenía varios hoyos de bala.
El padre franciscano Gilberto Hernández, portavoz de la Orden de los Frailes Menores, dijo que el sacerdote asesinado había viajado para celebrar la misa en un pueblo rural. El padre Orozco era uno de tres sacerdotes franciscanos que trabajaban en la parroquia de Santa Lucía de la Sierra en una parte remota y aislada del estado de Zacatecas. El portavoz dijo que no se habían hecho amenazas contra el padre Orozco, a pesar de que la región tiene problemas de seguridad.
"La muerte de nuestro párroco nos conmociona mucho", decía un comunicado en la página de Facebook de la parroquia Santa Lucía de la Sierra. Las llamadas a la parroquia no recibieron respuesta.
"Hacemos un llamado a las autoridades civiles para que finalmente pongan un límite a la violencia y el acoso de nuestras comunidades. Ahora hay muchas víctimas entre nuestra gente y ahora nuestro sacerdote. ¿Quién sigue?"
La muerte violenta del padre Orozco, conocido como el padre Juanito, marca el último asesinato de un sacerdote en México. Al menos 29 sacerdotes han sido asesinados en México desde 2012, según el Centro Católico Multimedia.