Una comunidad interreligiosa de activistas está pidiendo a la administración de Joe Biden que acelere el ritmo de la reunificación familiar para remediar la política de "tolerancia cero" impuesta por la administración de Donald Trump. Esta política separó a unos 5500 niños inmigrantes de sus familias al invocar procedimientos penales contra sus padres.
"Si bien tenemos una nueva administración y es un nuevo día, la injusticia persiste", expresó la reverenda Jennifer Butler, ministra presbiteriana y directora ejecutiva de Faith in Public Life (Fe en la vida pública), que organizó el evento en línea, llamado "Nuestra oración de temporada santa: Reunir a todas las familias", el 7 de abril.
"El trabajo del reencuentro está incompleto, por lo que una vez más estamos alzando la voz", agregó.
El enfoque principal del evento fue un plan de cinco puntos para la administración:
-- Encontrar a los padres desaparecidos, reunir a todas las familias, y asegurar de que puedan vivir juntos en los Estados Unidos, libres de detención y deportación.
-- Brindar protección inmediata contra la deportación y apoyar una vía hacia la ciudadanía para todas las familias separadas.
-- Establecer recursos y fondos de reparación, que incluyan cobertura de servicios de trauma y salud mental.
-- Realizar cambios sistémicos para terminar definitivamente con las separaciones familiares.
-- Y proseguir las investigaciones y la rendición de cuentas de los responsables.
"Nunca olvidaré ver a una larga fila de familias migrantes venir del centro de detención" a un centro de descanso dirigido por la hermana Norma Pimentel, una misionera de Jesús, y administrado por Caridades Católicas del Valle del Río Grande en Texas, recordó la reverenda Butler. "Acababan de ser liberados. Estaban enfermos y hambrientos".
La voz de la reverenda Butler se quebró por la emoción cuando recordó haber visto "un niño montado en los hombros de su padre. Me recordó a mi propio hijo, alto y flaco. Estaba como doblado. No podía ver su rostro. Sólo observé al niño y oré por él".
Luego, ella continuó diciendo, "los voluntarios, quienes estaban en la entrada, vitorearon y aplaudieron, y el niño levantó la cabeza, sonrió de oreja a oreja y comenzó a saludar vigorosamente. Por primera vez en semanas estaba siendo tratado como un ser humano".
Después, "vi el lema, 'Restaurar la dignidad humana', sobre la puerta de la hermana Norma", manifestó la reverenda Butler, repitiéndolo para enfatizarlo. "Esa es la nación que queremos crear. Esa es la nación por la que estamos luchando".
La hermana Pimentel, quien tenía programado hablar, no pudo debido a una emergencia en el centro de descanso de Caridades Católicas en Brownsville, Texas, según expresó José Arnulfo Cabrera, director de educación y defensa de la Red de Solidaridad Ignaciana.
"Ella trabaja todos los días", él dijo sobre la hermana Pimentel. "Tan caótico como ha sido todo en la frontera, su ausencia también es un recordatorio para nosotros de toda esa locura en la frontera -- el tener que lidiar con CBP (la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos) y todas sus políticas".
El tema del evento tomó nota de la fiesta simultánea de las religiones abrahámicas este año: los cristianos celebraron la Pascua el 4 de abril, cuando concluía la Pascua judía, y los musulmanes comienzan la observancia de un mes de Ramadán al atardecer del 12 de abril.
Cuando los funcionarios del Departamento de Justicia anunciaron la política de tolerancia cero en 2018, "sabían absolutamente que separarían familias", expuso Yesenia Chávez, analista de políticas de derechos de los inmigrantes de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (o ACLU por sus siglas en inglés).
"Esta medida de disuasión no funcionó", dijo Chávez, y agregó: "Este es un daño moral en la historia de nuestro país".
En entrevistas con abogados de ACLU después de haber sido detenidos por las autoridades de inmigración, los inmigrantes dijeron que "no les habría quedado otra opción que venir a este país porque estaban huyendo de la violencia y tratando de mantenerse con vida", sostuvo Chávez. “Le han dicho específicamente a nuestros representantes: 'Mi familia estaba en peligro de ser asesinada, ya sea yo o mis hijos'. La gente viene a este país en busca de un respiro y poder vivir libremente".
El Ramadán requiere ayunar durante las horas del día, y el ayuno "requiere autocontrol y conciencia de Dios, incluida la conciencia social", expresó el imam Ali Siddiqui, profesor islámico, capellán, consejero familiar y asesor juvenil en California.
"La conciencia social está en la parte superior de la lista, para tomar conciencia de la difícil situación de los pobres", dijo el imam Siddiqui, "y del migrante que necesita nuestra ayuda con urgencia".
El Ramadán, agregó, "es también el mes de la justicia y la bendición", y cualquier retraso en la reunificación de las familias separadas en la frontera "significa una injusticia continua".
Condenando "la maldad de la separación familiar y el horror que trae a padres e hijos", dijo la reverenda Traci Blackmon de la Iglesia Unida de Cristo, "No puedo estar a la sombra de una tumba vacía que representa la esperanza de mi fe mientras también estoy de pie a la sombra de una cruz vacía que me recuerda los horrores de la humanidad".
La reverenda Blackmon, ministra general asociada de justicia y ministerios de la iglesia local para su denominación, dijo que Jesús, mientras estaba en la cruz, "se tomó el tiempo para asegurar el cuidado de su madre antes de su muerte. Jesús nos estaba enseñando a todos nuestra responsabilidad de cuidar unos y otros."
Los copatrocinadores católicos del evento incluyeron el Centro Columbano de Defensa y Difusión; las provincias estadounidenses de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor; la Red de Acción Franciscana; la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas; la Oficina de Maryknoll para Asuntos Globales; el Centro Nacional de Defensa de las Hermanas del Buen Pastor; y la provincia de Estados Unidos y Canadá de la Sociedad del Sagrado Corazón.