Glenda Melgar manifestó que se sorprendió y se sintió tentada cuando comenzó a escuchar lo que estaba sucediendo en la frontera entre Estados Unidos y México: el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, había dicho que permitiría que cualquier persona que ingresara al país dentro de los primeros 100 días de su presidencia se podía quedar.
Sin embargo, ella se sorprendió igualmente al saber que esto no era cierto.
Este rumor se ha descontrolado en ciudades, y hasta en pueblos como Ojos de Agua -- con una población de 3,600 habitantes -- donde vive Melgar en El Salvador.
Ella expresó que, cuando escuchó este rumor, pensó en marcharse con su hija adolescente, dejando el único hogar que había conocido. A sus 40, sin perspectivas laborales y una hija que mantener, parecía una salida a sus problemas económicos.
Aunque es difícil señalar dónde comenzó el rumor, su propagación parece ser parte de lo que está impulsando a algunos centroamericanos a la frontera entre Estados Unidos y México, o lo que está acelerando los esfuerzos para enviar a sus hijos solos allí, con la esperanza de que puedan obtener la entrada legal.
Sin embargo, lo contrario es cierto, al menos para la mayoría de ellos.
"La frontera está cerrada. Estamos expulsando familias. Estamos expulsando a adultos solteros", sostuvo el 21 de marzo el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, en el programa estadounidense de noticias políticas "Meet the Press".
Este es un mensaje que repitió en otros programas dominicales, recalcando a los padres en Centroamérica no enviar a niños y adolescentes no acompañados a Estados Unidos.
"No puedo estresar lo suficiente los peligros del viaje que emprenden", expresó Mayorkas.
En su primera conferencia de prensa como presidente el 25 de marzo, Biden repitió el mismo mensaje, diciendo que su administración estaba trabajando con funcionarios en México para que acojan a las familias que habían sido rechazadas, ya que no se les permitiría ingresar a EE. UU.
Bajo una medida de salud pública instituida por la administración de Donald Trump debido a la pandemia de coronavirus, Estados Unidos ha estado expulsando a adultos y familias que cruzan la frontera sin documentación, enviándolos de regreso a México.
Esto, sin embargo, no ha funcionado bien, ya que los funcionarios mexicanos han liberado a muchos de ellos a la población general, dejándolos varados en peligrosas ciudades fronterizas del lado de México.
"Todos deberían regresar", dijo Biden en la conferencia de prensa. "Las únicas personas a las que no vamos a dejar que se sientan solas al otro lado del Río Grande (y) sin ayuda son los niños".
Pero el mensaje no se escucha.
El padre Héctor Maldonado, de la Iglesia El Buen Pastor en Apancoyo, El Salvador, dijo que recientemente trató de convencer a una familia de cinco miembros de su parroquia -- quienes le habían contado sobre sus planes de irse -- de no emprender el peligroso viaje.
Ellos vendieron todas sus posesiones, señaló el sacerdote católico, quien les contó lo que había oído y leído: que la gente estaba siendo rechazada en la frontera. Sin embargo, a pesar de los peligros, ellos parecían decididos a ir en busca del sueño de ingresar a Estados Unidos, llenos de esperanza debido al rumor, continuó.
Lo único que al final pudo convencerlos en quedarse, el padre Maldonado le dijo a Catholic News Service en una entrevista el 22 de marzo, fue no querer entregar la escritura de su casa como pago inicial a contrabandistas. La familia necesitaba tener un lugar al que regresar si eran deportados, les dijo.
El padre Scalabriniano Mauro Verzeletti, quien trabaja con migrantes en América Latina, manifestó a CNS en una entrevista el 25 de marzo que cree que el rumor de una frontera abierta a todos comenzó debido a un mensaje mixto enviado por la administración de Biden, cuando anunció una moratoria de 100 días en la mayoría de las deportaciones.
"Creo que Biden envió un mensaje confuso con la moratoria y otros cambiaron la conversación para decir 'la frontera está abierta'", expuso el padre Verzeletti.
Y ahora es un mensaje difícil de revertir, acotó.
Algunos contrabandistas se han aprovechado del rumor, ofreciendo entre sus servicios un traslado de familias y de niños y adolescentes no acompañados a los agentes fronterizos, diciéndoles que los agentes los procesarán y permitirán que permanezcan en Estados Unidos, siempre y cuando se entreguen.
En Guatemala, en el albergue para migrantes operado por el padre Verzeletti, él dijo que ha visto en los últimos días un aumento de personas que huyen debido a que las consecuencias de múltiples crisis golpean a Centroamérica.
"Hemos terminado con la pobreza extrema", dijo sarcásticamente a CNS. "Ahora lo que tenemos (en Centroamérica) es miseria".
La destrucción de cultivos por tormentas producidas por el cambio climático, la destrucción de empresas pequeñas y medianas por la pandemia, y la agitación política en partes de Centroamérica han acelerado el movimiento de personas de Honduras, Guatemala, El Salvador, y Nicaragua, que huyen de la pobreza y el hambre, sostuvo el padre Verzeletti.
Hay una caravana que se está organizando para empezar el viaje hacia Estados Unidos alrededor de Semana Santa, dijo, porque "la gente se está ahogando, está en la miseria: todavía hay violencia, impunidad, destrucción, hay hambre, pero no se ve tanto por la pandemia ".
Las casas de migrantes administradas por la orden religiosa Scalabriniana y otros grupos católicos están viendo que los niños pesan la mitad de lo que deberían, continúo diciendo, y otros países deberían tomar nota porque el cambio climático y la destrucción de la naturaleza en América Central, así como las luchas políticas, solo van a aumentar el movimiento de personas.
La región es ideal para los crecientes desastres naturales como la sequía, dada la erosión de los bosques y otros hábitats. Eso, a su vez, afectará los cultivos y las economías, y resultará en una mayor migración hacia el norte en busca de refugio, dijo el padre Verzeletti.
Las economías de Centroamérica no han mostrado mejoras, agregó, y aunque los gobiernos de Centroamérica hicieron esfuerzos para salvar a las corporaciones de los efectos de la pandemia, dejaron atrás sectores empresariales que ayudaban a sobrevivir a la clase media y pobre.
"Ahora las consecuencias están ahí para que todos las vean", dijo el padre Verzeletti."