El papa Francisco oró por las víctimas de la violencia en la ciudad fronteriza mexicana de Reynosa, donde aparentemente ataques contra personas inocentes cobraron 19 vidas.
"El Santo Padre ofrece oraciones por el eterno descanso de los difuntos y al mismo tiempo reitera su enérgica condena a este episodio de violencia injustificable que ha causado luto en esta comunidad cristiana", dijo el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, en una carta del 25 de junio al obispo Eugenio Lira Rugarcía de Matamoros, cuya diócesis incluye Reynosa.
"Ruega a vuestra excelencia que transmita el sentido pésame de su santidad a los familiares que lloran la pérdida de sus seres queridos, mientras pide al señor ... que convierte el corazón de los violentos y conceda a los deudos consuelo espiritual y serenidad de vida".
Los ataques del 19 de junio aterrorizaron a Reynosa, una ciudad al sur de McAllen, Texas que por mucho tiempo ha sido azotada por la violencia de los carteles de droga. Hombres armados comenzaron a matar a personas mientras realizaban actividades normales de su vida diaria en tres vecindarios. Entre las víctimas se encontraban un taxista, un estudiante de enfermería y un grupo de albañiles, según medios mexicanos.
Cuatro sospechosos murieron en persecuciones policiales después de los ataques. El 27 de junio, funcionarios mexicanos anunciaron el arresto de ocho personas pertenecientes al Cartel del Golfo, elevando el número total de detenciones a 13.
El obispo Lira celebró misa por las víctimas y sus familias, aunque pocas personas asistieron debido a la inseguridad. Habló de la violencia que se apodera de Reynosa.
"Y quién nos ha arrebatado a esos hijos, hermanos, padres, amigos, vecinos y compañeros, únicos e irrepetibles? La violencia egoísta e inhumana", dijo el obispo Lira en su homilía.
"Entonces, deslumbrados por el dinero y el poder, los buscamos desesperadamente, creyendo que no hay nada más, arriesgando la propia vida y pasando por encima de la vida, la dignidad y los derechos de los demás", dijo el obispo Lira. "Aquellos que actúan de esta manera ya están muertos. Sus pecados mortales, como dice san Beda, los tienen encerrados en un ataúd".
Los asesinatos en Reynosa se han llevado a cabo mientras México enfrenta una serie de masacres que han cobrado al menos 57 vidas en cinco estados en apenas una semana, según el diario El Universal.
Los ataques, en regiones con conflictos de cárteles de la droga, incluyeron siete personas asesinadas en un taller de reparación de motocicletas en el estado central de Guanajuato y 19 personas asesinadas durante un enfrentamiento entre cárteles de droga en el estado centro-norte de Zacatecas. Un sacerdote, el padre franciscano Juan Antonio Orozco fue asesinado durante intercambio de fuego cruzado el 12 de junio, mientras viajaba por una zona conflictiva del estado de Durango.
"La violencia sistemática que se vive en el territorio nacional mexicano derivada de la actividad del crimen organizado no puede ser invisibilizada; así como tampoco, el poco o nulo compromiso y capacitación por parte de las autoridades federales, estatales y municipales para, no sólo proteger a la ciudadanía, sino también, para realizar una adecuada investigación para procesar y sancionar este tipo de delitos, transgrediendo con ello el derecho humano a la vida, la dignidad y la seguridad de la población en general", dijo la Orden de los Frailes Menores en un comunicado del 17 de junio.
Los sacerdotes siguen trabajando en zonas conflictivas, aunque el obispo auxiliar Alfonso Miranda Guardiola de Monterrey, secretario general de la conferencia episcopal, dijo: "No nos gusta, no nos conformamos, pero estamos acostumbrados a vivir en la situación actual o real. Tenemos que trabajar, celebrar la misa, hacer las oraciones, todo. Pero la violencia no nos puede detener".
La conferencia emitió un extenso comunicado sobre la violencia en México, en el que señaló: "Vemos con tristeza cómo nuestra sociedad se ha visto considerablemente perjudicada por escenarios de inseguridad y violencia, que lejos de disminuir, continúan amenazando a nuestras comunidades".
"Invitamos a todos, independientemente de los resultados de las votaciones, a construir un futuro, basado en la capacidad de comprometernos juntos para superar las divisiones, favoreciendo la paz, la reconciliación frente a las injusticias y la comunión entre todos nosotros", dijeron los obispos. "Busquemos transformar a las personas y a nuestros pueblos promoviendo una cultura de diálogo y de perdón, reconociendo que solo Dios es dueño y Señor de la vida, y que el quinto mandamiento nos dice: No matarás".