El viaje del Papa Francisco a Irak, programado del 5 al 8 de marzo, se dará en un momento en que el país enfrenta muchos desafíos políticos, socioeconómicos y de seguridad, que el embajador de la Unión Europea considera una situación muy crítica.

El 16 de febrero, el embajador de la Unión Europea en Irak, Martin Huth, se dirigió a otros diplomáticos en el lanzamiento virtual del informe “Irak: A road map for recovery” (Irak: una hoja de ruta para la recuperación) realizado por el Atlantic Council, organización que congrega a un expertos estadounidenses en el área de los asuntos internacionales.

Durante el encuentro, Huth, orador principal del lanzamiento del informe, dijo que Irak se enfrenta actualmente a “múltiples desafíos graves agravados tanto por la situación del COVID-19 como por un entorno regional inestable”.

“Quisiera enfatizar la absoluta y primordial necesidad de que la economía iraquí se reforme y de que los ciudadanos iraquíes comprendan esta necesidad. Vemos esto como una -si no la- prioridad para el país”, señaló.

“Y dado que Irak se enfrenta a múltiples crisis políticas y socioeconómicas, esta puede ser la última oportunidad para lograr lo que inevitablemente debe ser un modelo económico completamente nuevo para Irak”, indicó.

Huth se refirió específicamente a la necesidad de diversificar, crear oportunidades de inversión y reactivar el sector agrícola, a la vez que se reduce drásticamente el gasto en otras áreas como por ejemplo, los salarios del gobierno. Además, mencionó la actual disputa entre los gobiernos de Bagdad y Erbil como un potencial obstáculo para lograr la reforma económica.

El informe, que fue escrito por el Dr. C. Anthony Pfaf, da luces sobre las circunstancias que rodearon las protestas generalizadas contra el gobierno desde octubre de 2019, y las realidades socioeconómicas detrás del alto desempleo en Irak.

Aproximadamente el 60% de la población iraquí tiene menos de 25 años. Según el informe, “muchos de estos jóvenes iraquíes están desempleados, o al menos poco ocupados, lo que significa que a menudo están empobrecidos, aburridos y resentidos. Muchos han quedado traumatizados por una guerra casi constante”.

“Los años de conflicto han disminuido significativamente las oportunidades educativas, haciendo que muchos iraquíes sean desempleados incluso en los oficios, debido a su falta de habilidades. Probablemente no haya suficientes iraquíes calificados para asumir trabajos técnicos, en caso de que aumente la necesidad de estos trabajos”, señala el informe.

En suma, se estima que hay una tasa de desempleo del 36% para los jóvenes en Irak. Los bajos precios del petróleo, el despilfarro y la corrupción del gobierno y la mala situación de seguridad obstaculizan aún más el potencial de crecimiento económico del país, indica el informe.

Es importante señalar que cuando el movimiento de protesta iraquí ganó terreno por primera vez en octubre de 2019, el Papa Francisco instó a los ciudadanos a “buscar las soluciones adecuadas a los desafíos y problemas del país” con el apoyo de la comunidad internacional.

Asimismo, el Papa exhortó a los líderes del gobierno iraquí a que “escuchen el grito de la población que pide una vida digna y pacífica”.

En el primer día del próximo viaje del Papa Francisco a Irak, está previsto que el Santo Padre pronuncie un discurso ante las autoridades gubernamentales y los líderes de la sociedad civil en el palacio presidencial de Bagdad.

También tendrá reuniones privadas con el primer ministro iraquí Mustafa Al-Kadhimi y el presidente iraquí Barham Salih, además de una reunión con el gran ayatolá Ali al-Sistani, líder de los musulmanes chiítas en Irak, y las autoridades del Kurdistán en Erbil.

Luego de que el 15 de febrero ocurriera un ataque con cohetes contra Erbil, circularon rumores en los medios árabes de que el viaje del Papa se pospondría debido a preocupaciones de seguridad y al rebrote del COVID-19.

Sin embargo, el Arzobispo Mitja Leskovar, Nuncio Apostólico en Bagdad, emitió un comunicado al día siguiente para aclarar que los rumores son “noticias falsas”.

Un grupo militante chiíta que se hace llamar “Saraya Awliya al-Dam”, o “Guardians of Blood Brigade” (Brigada de Guardianes de la Sangre), se atribuyó la responsabilidad del ataque de esta semana.

El Estado Islámico, un grupo yihadista sunita, reclamó los atentados suicidas del mes pasado en Bagdad que mataron a 32 personas.

La seguridad sigue siendo un desafío importante al que se enfrenta Irak. Según el informe, el Estado Islámico sigue operando y desestabilizando el país, mientras que las milicias respaldadas por Irán también contribuyen a la actual “situación de seguridad inestable”.

El 10 de febrero, en una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Vladimir Voronkov, el jefe de lucha contra el terrorismo de la ONU, dijo que la amenaza que representan los combatientes terroristas del Estado Islámico está “aumentando de nuevo”.

Señaló que unos 10 mil combatientes, la mayoría en Irak, están buscando una insurgencia prolongada que representa “una amenaza importante, a largo plazo y global”.

“No necesito mencionar la importancia de que la coalición internacional contra Daesh [Estado Islámico] permanezca en Irak, ya que esto es evidente para todos”, dijo Huth.

“Lo que también es evidente es que Irak no debe ser el campo de batalla permanente que ha sido con frecuencia”, señaló, y agregó que el reciente ataque “contra las instalaciones de la coalición en Erbil fue otro recordatorio de esto”.

Irak limita con Irán, Arabia Saudita, Turquía, Siria, Jordania y Kuwait. Huth dijo que el gobierno iraquí está tratando de lograr un balance y equilibrio en su política exterior, pues “debido a su posición geográfica, Irak [...] necesita mantener las mejores relaciones posibles con todos sus vecinos”.

“Y aunque la atención internacional se centra con demasiada frecuencia en otros lugares, por ejemplo en Siria e Irán, este país necesita atención y apoyo activos en vista del potencial tanto positivo como negativo que tiene”, concluyó.