Reconociendo "los dones de cada persona bautizada" --mujeres y hombres-- el papa Francisco ordenó un cambio en el derecho canónico y las normas litúrgicas para que mujeres puedan ser formalmente instituidas como lectoras y acólitas (monaguillas).

"Una práctica consolidada en la iglesia latina ha confirmado, de hecho, que tales ministerios laicos, al estar basados en el sacramento del bautismo, pueden ser confiados a todos los fieles que sean aptos, ya sean hombres o mujeres", escribió el papa en su orden de cambio del derecho canónico.

El documento, emitido por "motu proprio" (por decisión propia), fue publicado por el Vaticano el 11 de enero. El mismo cambia la redacción del canon 230, párrafo 1.

El canon decía: "los hombres laicos de una edad y dones determinados por decreto de la conferencia episcopal podrán ser empleados permanentemente, mediante el rito litúrgico establecido, en los ministerios de lectores y acólitos".

El canon actualizado dirá: "los laicos de una edad y unos dones determinados por decreto de la conferencia episcopal podrán ser empleados permanentemente, mediante el rito litúrgico establecido, en los ministerios de lectores y acólitos".

"La decisión de conferir también a las mujeres estos cargos, que implican estabilidad, reconocimiento público y un mandato del obispo, hará que la participación de todos en la labor de evangelización sea más eficaz en la iglesia", dijo el papa en una carta al cardenal Luis Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

En la mayoría de las diócesis del mundo --y también en el Vaticano-- las mujeres y las niñas han sido lectoras en la misa y han servido en el altar durante décadas. Ese servicio fue posible, no como un ministerio formalmente instituido, sino bajo los términos del canon 230, párrafo 2, que permitía a las mujeres u hombres llevar a cabo las funciones "por designación temporal".

En su carta al cardenal Ladaria, publicada con el documento que cambia el derecho canónico, el papa dijo que desde el Concilio Vaticano II la iglesia ha hecho "una distinción más clara entre los atributos de lo que hoy se llaman ministerios no ordenados (o laicos) y los ministerios ordenados", tales como diácono, sacerdote y obispo.

Esas distinciones, dijo, hacen "posible eliminar que los primeros sean reservados solo a los hombres".

El papa Francisco repitió la enseñanza de san Juan Pablo II de que la Iglesia Católica "de ninguna manera tiene la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres" ya que Jesús eligió sólo a los hombres como sus apóstoles.

Pero con "los ministerios no ordenados es posible, y hoy parece oportuno, superar esa salvedad" de permitir que sólo los hombres sean formal y permanentemente instituidos como lectores y acólitos.

La carta del papa también explicó que la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, supervisaría la implementación del cambio y necesitaría modificar partes del Misal Romano y del rito para instituir lectores y acólitos.

La "instrucción general del Misal Romano" dice: "El acólito es instituido para servir en el altar y asistir al sacerdote y al diácono. Su función principalmente es preparar el altar y las copas sagradas y, si es necesario, distribuir la eucaristía a los fieles como un ministro extraordinario".

"Se instituye al lector para proclamar las lecturas de la Sagrada Escritura, con excepción del evangelio. Puede también anunciar las intenciones de la oración universal y, en ausencia del salmista, recitar el salmo entre las lecturas", dice la instrucción.

La misma también agrega que en ausencia de personas formalmente instituidas para esas funciones, a cualquier laico calificado se le pueden asignar esas funciones.

El documento del papa Francisco y su carta al cardenal Ladaria enmarcan la cuestión en el contexto de los dones y talentos otorgados por el Espíritu Santo "a través de los sacramentos del bautismo, la confirmación y la eucaristía" a todos los miembros de la iglesia para que puedan contribuir "a la edificación de la iglesia y a la proclamación del evangelio a todo ser humano".

Y, dijo --citando su exhortación apostólica "Querida Amazonia" del 2020-- que una instalación formal y pública de mujeres en esos ministerios "también le permitiría a las mujeres tener un impacto real y efectivo en la organización, las decisiones más importantes y la dirección de las comunidades, mientras continúan haciéndolo de una manera que refleje su condición de mujer".

"El sacerdocio de los bautizados y el servicio a la comunidad representan los dos pilares en los que se basa la institución de los ministerios", dijo el papa.

El cambio, dijo, reconoce el servicio que ya realizan muchas mujeres, pero también destacará para los hombres que se preparan para el sacerdocio --que también son instituidos formalmente como lectores y acólitos-- que esos ministerios "están arraigados en el sacramento del bautismo y la confirmación" que todos comparten y que el sacerdocio producto de una ordenación y el sacerdocio de los bautizados siempre deben trabajar juntos para el bien de toda la comunidad eclesial.