Si bien el 13 de marzo marcó el aniversario de la elección del Papa Francisco, la primera misa pública del pontificado tuvo lugar dos días después, el 15 de marzo, en la Capilla Sixtina y ante los cardenales que horas antes le habían elegido papa.

Su mensaje ese día fue un adelanto de lo que sería su pontificado, hablando en italiano y con un mensaje sencillo pero directo: la Iglesia puede caminar mucho y construir muchas cosas, pero si no proclama el evangelio, y si no nos abrazamos a la cruz del Señor, “algo estará mal, no seremos más que una ONG compasiva.”

Resumir un pontificado rico en gestos, palabras y documentos, como también algún que otro traspié, no es tarea sencilla, como no lo es tampoco la tarea que lleva adelante este hombre de 84 años: se le exige al papa que sea un líder espiritual, pero también político; que mantenga la tradición de la Iglesia, pero con un mensaje relevante para el siglo XXI; que limpie la curia romana, es decir, el gobierno central de la iglesia, en el Vaticano, que desde hace siglos está plagada de escándalos de corrupción.

Se espera del papa que tenga buena salud y buen humor; que esté dispuesto a viajar; que conozca los pormenores de distintas crisis que atraviesa el mundo hoy; que fomente el diálogo con otras religiones; que luche contra la esclavitud moderna, la pobreza, la explotación y la desigualdad; y a favor del cuidado de la creación.

Más difícil es aún resumirlo- y ni hablar protagonizar- en una época de sobreexposición mediática, en la que el ciclo de noticias es de 24 horas, los 7 días de la semana y los 365 días del año; y cuando el mundo atraviesa una profunda incertidumbre política, social y económica, a causa del COVID-19 pero también desde antes.

Teniendo todos estos factores en cuenta, vale la pena considerar algunas “fotografías” de los últimos años que sirven para ilustrar las grandes prioridades del pontificado.

2013 – La visita a Lampedusa y la lucha contra “la globalización de la indiferencia”
A los pocos meses de ser elegido como sucesor de Pedro, Francisco recibió una carta del párroco de la isla de Lampedusa: los migrantes que habían llegado en los últimos años vivían hacinados en refugios junto a las playas, en una isla que para el verano del 2013 se había convertido en un enorme campo de refugiados.

El Papa Francisco celebra la Eucaristía durante una misa en Lampedusa, Italia, el 8 de julio. El Papa dijo que decidió visitar la pequeña isla a 70 millas de Túnez después de ver titulares de periódicos en junio describiendo el ahogamiento de inmigrantes africanos en el mar.
(Foto CNS/Paul Haring)

Casi en simultaneo, la prensa italiana mostraba las imágenes de un naufragio en el que una decena de inmigrantes fallecieron en el Mediterráneo, en la costa de Lampedusa. En medio de la indiferencia generalizada por la que sería catalogada como la mayor crisis migratoria desde la segunda guerra mundial, este hijo de inmigrantes italianos decidió hacer de Lampedusa su primer destino fuera de Roma.

Fue en esta pequeña isla que el papa denunció la “globalización de la indiferencia”, preguntando, conmovido por el sufrimiento que lo rodeaba: “¿Quién de nosotros ha llorado por la muerte de estos hermanos y hermanas, de todos aquellos que viajaban sobre las barcas, por las jóvenes madres que llevaban a sus hijos, por estos hombres que buscaban cualquier cosa para mantener a sus familias? Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia del llanto... Poner la meta en lo provisional nos conduce a la indiferencia hacia los otros, nos lleva a la globalización de la indiferencia.”

2013 – JMJ Rio de Janeiro, y su llamado a “hacer lío”
El viaje de Francisco a Brasil, el primero fuera de Italia, marcó un antes y un después en los viajes papales: desde negarse a usar el papamóvil blindado para poder estar “cerca de la gente,” a los discursos improvisados, el aceptar los mates de los peregrinos, y la conferencia de prensa en el vuelo de regreso a Roma, que se convertirían en un gran dolor de cabeza para los voceros papales.

El papa Francisco saluda a la gente a su paso desde un papamóvil abierto, en su visita a Río de Janeiro. (Wikipedia)

La importancia global de este viaje se reflejó en muchos aspectos, desde las postales de una Playa de Copacabana que explotaba de gente, a las portadas de las revistas más importantes del mundo, incluida la revista Time, que lo presentó como “El papa de la gente.”

Fue también en este viaje que Francisco invitó a los jóvenes de Argentina, y por extensión, a del mundo, a “hacer lío,” cuando dijo “quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera, quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos, las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir, si no salen se convierten en una ONG ¡y la Iglesia no puede ser una ONG!”

"Hagan lío; cuiden los extremos del pueblo, que son los ancianos y los jóvenes; no se dejen excluir, y que no excluyan a los ancianos", añadió haciendo referencia a "un lío" que proviene del corazón de Jesús...de un corazón cristiano que busca la fuerza para lograr grandes cambios en beneficio de la construcción del "Reino de Dios" en este mundo.

2015 – Laudato si’
Aunque es la segunda encíclica de Francisco, Laudato Sí, el mal llamado “manifiesto verde,” está dedicada al “cuidado de la casa común,” y es un llamado a poner fin al uso irresponsable y abusivo de los bienes que Dios confió a la humanidad con la creación. Es un llamado a la reflexión continuando el llamado a la “conversión ecológica global” de San Juan Pablo II y el magisterio de Benedict XVI, el primer “papa verde.”

Una foto de archivo muestra humo saliendo de las pilas de centrales eléctricas en Neurath, Alemania. La pandemia covid-19 y las crisis globales en curso indican que la encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de la creación debe implementarse urgentemente en todo el mundo, dijo a un panel de líderes eclesiásticos en una conferencia de prensa del Vaticano el 18 de junio de 2020. (Foto CNS/Wolfgang Rattay, Reuters)

Francisco argumenta que “todo está conectado,” y que los comportamientos desequilibrados del hombre tienen consecuencias en la vida de los otros. Pero más allá del valor espiritual del documento, el mismo tiene una importante carga política, ya que como el mismo papa reconoció en más de una oportunidad, uno de los objetivos del mismo era influenciar en el resultado del encuentro de Paris sobre el cambio climático, que tuvo lugar más tarde ese mismo año.

2016 – El Jubileo de la Misericordia
Durante su viaje a la República Centroafricana, el Papa Francisco abrió simbólicamente las puertas al Jubileo de la Misericordia, que por primera vez extendía un jubileo extraordinario a nivel mundial, con “puertas santas” abiertas en todas las diócesis del mundo.
El mensaje del papa con este gesto era claro: la misericordia de Dios no conoce límites, porque “Dios perdona todo y lo perdona siempre. No nos cansemos de pedir perdón”.

Francisco, en el momento de abrir la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano.

2016 – Abrazo con el Patriarca Kiril
Muchas de las postales inolvidables de este pontificado tuvieron lugar durante los viajes apostólicos de Francisco, desde su parada no programada en el muro que separa Israel de Palestina a su discurso frente a una sesión conjunta del Congreso norteamericano. Pero pocas quizá tan históricas como su abrazo con el Patriarca Kiril en La Habana.

Fue la primera reunión entre un Sumo Pontífice y el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa tras el Cisma que separó a ortodoxos y católicos en 1054, y tuvo lugar después de esfuerzos fallidos por parte de los predecesores de Francisco, quienes sembraron las semillas que dieron lugar al encuentro.

Histórico encuentro en Cuba entre el Papa y el Patriarca Kirill. (Foto Vatican News)

“Finalmente. Está claro que esto es la voluntad de Dios”, fueron las primeras palabras del papa al patriarca. “Ahora las cosas eran más fáciles”, respondió el Patriarca ruso, dando inicio a un diálogo en el que se trataron mutuamente de “hermano”.

El encuentro no fue para debatir cuestiones teológicas, sino la protección de los cristianos en Oriente Medio, donde en ese momento eran fuertemente perseguidos por los yihadistas del Estado Islámico, pero que también sufrían- y sufren- persecución en otros lugares de África y Asia.

“La conciencia cristiana y la responsabilidad pastoral no nos permiten que permanezcamos indiferentes ante los desafíos que requieren una respuesta conjunta”, se leía en la declaración en italiano y en ruso que ambos firmaron en el aeropuerto cubano.
A este abrazo se sumarían muchos esfuerzos en favor no sólo del diálogo entre cristianos sino con líderes de otras religiones, particularmente el islam. En el 2019, la declaración conjunta del papa y el gran imam de Al-Azhar sobre la fraternidad humana, es otro punto de inflexión del pontificado.

2018/2019 – El viaje a Chile y la cumbre sobre los abusos
A principio del 2018 el Papa Francisco realizó uno de los viajes más duros de su pontificado, a un Chile que estaba atravesando lo que quizá haya sido la peor crisis de abuso sexual eclesiástico fuera del mundo angloparlante.

Francisco fue a Chile convencido de su accionar en favor de un obispo local acusado de encubrir a un sacerdote abusador. Sin embargo, a los pocos días de su regreso, despacho a dos hombres de su absoluta confianza a investigar la situación, que regresaron a Roma con un documento de más de 2,000 páginas detallando los crímenes en materia sexual cometido por sacerdotes, religiosos e incluso obispos en el país trasandino.

El Papa frnacisco durante su viaje a chile (foto Vatican News)

Esto desencadenó una crisis global, que lo llevó a convocar a todos los presidentes de las conferencias episcopales, como a los líderes de las distintas órdenes religiosas, para encarar el asunto. En un encuentro que tuvo lugar en Roma a principios del 2019, los participantes escucharon testimonios de sobrevivientes y en líneas generales las mejores prácticas para prevenir abusos y también para actuar adecuadamente cuando los mismos suceden o son denunciados.

Muchas iniciativas nacieron de este encuentro, incluso cambios en el derecho canónico, que apuntan a detener la complicidad y priorizar la atención a las víctimas.

2020 -- La bendición Urbi et Orbi en una plaza desierta
Durante los primeros días de la cuarentena total decretada por el gobierno italiano en marzo de 2020 como un intento de frenar el avance del coronavirus, Francisco se plantó solo -con Jesús eucaristía- en una Plaza de San Pedro desierta y mojada por la lluvia.
En ese momento el papa le recuerda a una sociedad cada vez más aislada a pesar de la hiper-conectividad que “nadie se salva solo”, y pide a Dios que no deje sola a la humanidad “a merced de la tormenta”.

El Papa Francisco da su extraordinaria bendición "urbi et orbi" (a la ciudad y al mundo) en una plaza vacía de San Pedro en el Vaticano el 27 de marzo de 2020. La bendición fue retransmitida en vivo debido a la pandemia de coronavirus. (FOTO CNS/Guglielmo Mangiapane, piscina vía Reuters)

2021 – El viaje de la fraternidad a Irak
Un viaje esperado desde 1999, cuando Juan Pablo II soñó con inaugurar el Gran Jubileo del 2000 con una peregrinación por los lugares santos del cristianismo, en días antes de marcar su octavo aniversario como papa, Francisco visitó la tierra de Abraham como un peregrino de paz y fraternidad.

El Papa Francisco bendice a un niño mientras saluda a personas con discapacidad durante una visita a la Iglesia de la Inmaculada Concepción en Qaraqosh, Irak, el domingo 7 de marzo. (Foto: CNS/Vatican Media vía Reuters)

Irak, un país marcado por la tragedia, violencia y guerra, donde la capacidad destructiva del odio es aún evidente en gran parte de las ciudades que visitó Francisco, recibió al papa con los brazos abiertos, a pesar de las restricciones sanitarias globales.

En este viaje de tres días, Francisco se convirtió en el primer papa en visitar esta tierra y en mantener un encuentro de diálogo con un líder máximo del islam chiita- el Gran Ayatola Ali al-Sistani. Pero más allá de los récords de un hombre que tiene ya muchos, la visita les devolvió a los cristianos la esperanza de poder sobrevivir en la tierra donde todo comenzó.