CIUDAD DE MÉXICO -- La Conferencia Episcopal Hondureña ha hecho un llamado al diálogo debido a que una crisis política amenaza con arruinar la toma de posesión presidencial del país centroamericano.

Sin embargo, un destacado jesuita hondureño calificó las perspectivas de diálogo como "remotas" ya que grupos rivales compiten por el control del Congreso del país.

"Hacemos un llamado al diálogo sincero y abierto, cuanto antes, entre la Sra. Presidenta electa y los representantes de los dos grupos que aspiran a la presidencia del Congreso, para que puedan ponerse de acuerdo y encontrar un camino de solución que respete la ley y devuelva la serenidad y la paz", expresaron los obispos en una declaración del 24 de enero titulada "No pongamos en peligro el estado de derecho".

Honduras celebra la fiesta de Nuestra Señora de Suyapa el 3 de febrero, con una novena previa a la fiesta. Los obispos pidieron que los hondureños oren por la calma política durante la novena, diciendo: "pidamos con fe que se pueda superar esta crisis lo más pronto posible".

En las elecciones del 28 de noviembre, los hondureños votaron abrumadoramente por el cambio, optando por la candidata opositora Xiomara Castro, quien estaba programada para asumir el cargo el 27 de enero.

Sin embargo, una disputa estalló en el Congreso cuando 18 legisladores del Partido Libertad y Refundación de Castro se unieron al gobernante Partido Nacional para elegir a su propio presidente en el Congreso. La maniobra, que resultó en violencia dentro del Congreso, rompió un trato que Castro tenía con un aliado político, que se suponía que sería elegido presidente del Congreso.

Ahora los dos grupos reclaman el control legítimo de la presidencia del Congreso.

"Las condiciones para el diálogo son remotas en este momento", manifestó el padre jesuita Ismael Moreno Coto, fundador de Radio Progreso. "Los ánimos están bastante acalorados y los intereses de estos grupos están . . . basados en ganancias personales".

El sacerdote agregó: "Millones de personas respaldan a doña Xiomara y por otra parte están los políticos que buscan mantener las estructuras y el control del Estado, particularmente del Congreso Nacional, para sus propios intereses. Esos políticos no están interesados en cambiar".

En las elecciones de noviembre se pudo notar el cansancio generalizado con respecto a los 12 años de gobierno del Partido Nacional, que comenzó poco después del derrocamiento del esposo de Castro, el presidente Manuel Zelaya, en un golpe de estado en 2009. El gobierno del Partido Nacional y del presidente saliente, Juan Orlando Hernández, ha estado marcado por corrupción, acusaciones de fraude electoral en 2017, emigración, y sospechas de narcotraficantes que ingresan al gobierno. El propio hermano de Hernández fue condenado por cargos de drogas en un tribunal de Estados Unidos.

Hernández "perdió totalmente la credibilidad de la gente", señaló el padre Germán Calix, exdirector de Cáritas Honduras.

"Lo que la gente quería que cambiara es el sistema de corrupción en el país, que era realmente aberrante; es decir, la gente ya no soportaba que cada día era un acto nuevo de corrupción, entonces la gente estaba harta", añadió.