Al menos dos archidiócesis españolas han mostrado su apoyo a la Iglesia en Nicaragua perseguida por el dictador Daniel Ortega a través de las redes sociales, con mensajes de solidaridad, en especial con el Obispo de Matagalpa, Mons. Rolando José Álvarez.
Desde la cuenta oficial de la Archidiócesis de Toledo, Primada de España, han encomendado a toda la Diócesis de Matagalpa “en estos momentos críticos”, al tiempo que piden “al Señor el don de fortaleza para sus pastores y fieles laicos”.
Este mensaje se envía comentando otro del propio Mons. Álvarez en el que recuerda el mandamiento nuevo del amor: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”.
Encomendamos especialmente a toda la Diócesis de Matagalpa (Nicaragua) en estos momentos críticos y pedimos al Señor el don de fortaleza para sus pastores y fieles laicos. https://t.co/bRIhV1Ukw0
— Archidiócesis de Toledo (@architoledo) August 16, 2022
Por su parte, el Arzobispo Coadjutor Electo de Granada (España) y Administrador Apostólico de Ávila, Mons. José María Gil Tamayo, ha expresado su “solidaridad por la Iglesia en Nicaragua”.
Mons. Gil Tamayo subraya que la Iglesia del país centroamericano está siendo “asediada en su libertad por la dictadura que gobierna el país”.
Nuestra solidaridad y oración por la Iglesia en 🇳🇮 Nicaragua, asediada en su libertad por la dictadura que gobierna el país. pic.twitter.com/q4xbsG5iUu
— Mons. Gil Tamayo (@jmgilt) August 16, 2022
La persecución a la Iglesia católica en Nicaragua se ha ido incrementando desde hace años. No en vano, los obispos alertaron de la deriva dictatorial del Gobierno de Ortega ya en el año 2014 y a partir de 2018 el uso de la fuerza indiscriminada ha sido moneda de cambio habitual por parte del Gobierno.
Debido al apoyo de la Iglesia católica a los movimientos ciudadanos de oposición al régimen durante las movilizaciones de 2018, la presión sobre obispos, sacerdotes y fieles laicos se fue incrementando.
El ejemplo más claro es que quien fuera Obispo auxiliar de Managua, Mons. Silvio Baez, vive exiliado en los Estados Unidos después de que se supiera que el sandinista Daniel Ortega había ordenado su asesinato.
También el Nuncio Apostólico Mons. Waldemar Stanislaw Sommertag fue expulsado del país en marzo de este año, circunetancia que fue recibida desde El Vaticano con “sorpresa y dolor”.
“Resulta incomprensible ya que, durante su misión, S.E. Mons. Sommertag ha trabajado incansablemente por el bien de la Iglesia y del pueblo nicaragüense, especialmente por los más vulnerables, buscando siempre favorecer las buenas relaciones entre la Sede Apostólica y las autoridades de Nicaragua”, expresó la Santa Sede en un comunicado.
En el mes de julio, fue expulsada también una comunidad de las Misioneras de la Caridad, fundadas por Santa Teresa de Calcuta.
Monseñor Álvarez lleva encerrado en el obispado de Matagalpa en arresto domiciliario de facto, sin juicio, junto a cinco sacerdotes, tres seminaristas y tres laicos desde primeros del mes de agosto. Unos días antes el régimen sandinista clausuró las radios católicas del país por la fuerza.