A pocos días de una gran marcha convocada a nivel nacional, la Conferencia de los Obispos Católicos de Cuba (COCC) emitió un comunicado en el que señaló que los ciudadanos de la isla tienen el derecho de expresarse libremente, sin temor a intimidaciones y represalias.

“Toda persona merece estima y reconocimiento de su dignidad, por su condición de ser humano e hijo de Dios, por ser ciudadano libre, sujeto de derechos y deberes. En consecuencia, todo cubano debería poder expresar y compartir libremente y con respeto, sus opiniones personales, su pensamiento o sus convicciones, incluso cuando disienta de la mayoría”, señaló la COCC el 11 de noviembre.

El comunicado de los obispos se publica a cuatro días de la gran “Marcha cívica por el cambio”, convocada para el 15 de noviembre; una manifestación pacífica prevista a desarrollarse en varias ciudades de la isla y en otros países, para exigir cambios que mejoren las condiciones de vida y que pongan fin a la dictadura comunista instaurada en Cuba hace 62 años.

Los prelados lamentaron que en las últimas semanas han constatado, “entre nosotros, el aumento de un clima de tensión y confrontación que no es saludable ni beneficia a nadie”.

“Cualquier acto de violencia entre nosotros, ya sea física, verbal o sicológica, hiere gravemente el alma de la nación cubana y contribuye todavía más al pesar, al sufrimiento y a la tristeza de nuestras familias”, expresaron.

“Un alma herida no está en condiciones de construir un futuro de esperanza. La violencia contradice la voluntad de Dios, pues Cristo ha asegurado: ‘Felices los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios’”, añadieron.

El Episcopado consideró “que urge, cada vez más, la implicación de los cubanos en un proyecto de nación que involucre y motive a todos; que tenga en cuenta las diferencias, sin exclusiones ni marginaciones”.

“Pensamos que hace falta implementar mecanismos donde, sin temor a intimidación y represalias, toda persona pueda ser escuchada y se encaucen las insatisfacciones ante las duras realidades cotidianas que agobian a tantos, especialmente a los más empobrecidos y vulnerables”, continuó.

En ese sentido, los obispos cubanos afirmaron que es “imprescindible la implementación de los cambios necesarios, tan largamente deseados, que favorezcan una vida digna y feliz para todos los hijos, aquí, en esta tierra nuestra”.

“¡Cuánto agradecerían tantas familias cubanas y la misma Iglesia, y cuánto disminuiría la tensión social, si hubiese un gesto de indulgencia para los que aún permanecen detenidos por los acontecimientos del pasado verano!”, aseguraron.

La ONG española defensa legal pro derechos humanos, Prisoners Defenders, reportó el 4 de noviembre que se ha alcanzado la cifra récord de 683 presos políticos en los últimos 12 meses.

Además, señala que se ha podido determinar los casos activos de 591 prisioneros durante el mes de octubre de 2021 y que, de ese grupo, 370 continúan en prisión desde las multitudinarias e históricas marchas del 11 de julio (11J).

El 11 de julio, una multitud de cubanos alzaron la voz por primera vez en décadas para exigir el fin de la dictadura comunista; sin embargo, las protestas pacíficas fueron reprimidas violentamente por el régimen que actualmente encabeza Miguel Díaz-Canel, y resultaron varios heridos y encarcelados.

Según Prisoners Defenders, los 370 casos que pertenecen a la represión relacionada con el 11J, representan, en realidad, una cifra al menos 25% inferior “respecto al total generado por la ola represiva, pues resulta del todo imposible conocer los casos entre la población”.

Al final de su comunicado, los obispos católicos cubanos exhortaron “a todos a que no escatimemos esfuerzos para que se allanen los caminos del entendimiento, la reconciliación y la paz; de tal modo que las diversas propuestas sobre el destino presente y futuro de nuestro país, encuentren un ámbito de cordura, tolerancia y concordia, y se establezca un diálogo armónico y civilizado en el cual se puedan encontrar las mejores soluciones a los problemas que nos atañen”

“A la Virgen de la Caridad del Cobre, Madre y Patrona de Cuba, encomendamos esta hora difícil de la historia de nuestra nación, para que la luz que brota de la paz y del amor, prevalezca sobre los nubarrones del odio y de la enemistad”, concluyeron.