Los obispos de Bolivia instaron a las autoridades del país a actuar con rapidez para evitar daños irreparables a las personas y al medio ambiente, mientras los incendios forestales continúan devastando millones de hectáreas.
En un comunicado publicado el 9 de septiembre, la Conferencia Episcopal Boliviana dijo que el país sufre “un desastre ecológico provocado por la mano humana” que exige “una respuesta pronta ante el daño del medio ambiente producido por la quema indiscriminada y los incendios en la Chiquitanía y en tantos lugares del Oriente boliviano”.
“La Iglesia Católica hace un llamado a las autoridades políticas responsables, para que actúen con rapidez y eficacia evitando así que esta catástrofe medioambiental y nacional vaya en aumento”, señalaron los obispos. “No sólo se trata de erradicar los incendios, sino también de ayudar a todas las personas que sufren a causa de esa situación y se ven afectadas en su economía y vivir diario”.
Citando estimaciones de la agencia brasileña de investigación espacial Inpe, la agencia de noticias Reuters informó de que Bolivia ha sufrido el mayor número de incendios forestales este año, con más de 7,5 millones de acres de tierra quemados hasta la fecha.
Según el sitio de vigilancia forestal Global Forest Watch, se calcula que el año pasado se produjeron 47.675 alertas de incendio. “Se trata de una cifra inusualmente alta en comparación con años anteriores, desde 2012”, según Global Forest Watch.
Ante la escasez de bomberos en el país, las autoridades bolivianas han solicitado ayuda internacional.
En una conferencia de prensa, Edmundo Novillo, ministro de Defensa de Bolivia, dijo a los periodistas que la declaración de emergencia nacional del país agilizaría la coordinación del apoyo internacional.
“Esto nos permitirá tener un apoyo más ágil y efectivo de los países amigos y de la cooperación internacional”, dijo Novillo, según Reuters.
En su declaración, los obispos bolivianos se pronunciaron en contra del desmonte de tierras a través de la quema agrícola en el país, lo que resulta no sólo en daños a la Creación, “no el daño a las personas que habitan esos territorios”.
La destrucción de viviendas y la contaminación del aire tienen “graves consecuencias en la salud humana en especial de los niños y ancianos”.
Citando la encíclica del Papa Francisco de 2015 sobre el medio ambiente, “Laudato Si'“, los obispos reafirmaron el compromiso y la solidaridad de la Iglesia con quienes sufren a consecuencia del desastre ambiental en el país porque “son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior”.
“Nuestra Bolivia es una sola, y la mirada de las instituciones debe de ser no sólo de igualdad, sino de preferencia por aquellas regiones del país que necesitan más ayuda, y en este momento es el Oriente Boliviano quienes demandan la asistencia urgente y rápida de todos los bolivianos”, señalaron los obispos.
Mientras que la declaración de la Conferencia Episcopal Boliviana fue más diplomática en su llamamiento a las autoridades, el obispo auxiliar de Santa Cruz de la Sierra, Stanislaw Dowlaszewicz, criticó abiertamente la gestión gubernamental del desastre.
En su homilía de la Misa del 8 de septiembre en la Catedral Basílica de San Lorenzo, Mons. Dowlaszewicz dijo que los incendios forestales eran “un desastre ecológico, un desastre nacional”.
“Los que tienen que responder a ese cataclismo, nuestras autoridades, son sordas, mudas y ciegas”, dijo el obispo.
Recordando la lectura dominical del Evangelio de Marcos, en la que Jesús curó a un sordo con problemas de habla, el obispo Dowlaszewicz pidió a las autoridades gubernamentales que no apartaran los ojos y miraran el sufrimiento de su pueblo.
“Hoy repetimos a todos los responsables las palabras de Jesús del Evangelio de hoy: ‘Efata’, abran los ojos y vean la realidad, vean cómo sufren los niños, los ancianos, los enfermos en los hospitales, la gente que vive en el campo y sufre por el humo de los incendios, por el humo que cubre el cielo más puro de América”, dijo el obispo.
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Junno Arocho Esteves escribe para OSV News desde Malmö, Suecia.