Un obispo mexicano jubilado conocido por intentar mediar con los jefes de los cárteles de la droga para lograr la paz fue encontrado en una cama de hospital después de haber estado incomunicado durante dos días. Las autoridades locales dicen que fue secuestrado brevemente en un "secuestro exprés" por desconocidos.

El 29 de abril se denunció la desaparición del obispo emérito de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, lo que provocó una oleada de preocupación en el contexto de violencia generalizada en México. El obispo ha sido famoso durante mucho tiempo por intentar reducir la violencia en el estado sureño de Guerrero -- que incluye su antigua diócesis -- mediante el diálogo con los jefes del crimen y, más recientemente, ayudando a negociar un pacto de paz entre cárteles de la droga rivales.

La Conferencia del Episcopado Mexicano informó en un comunicado del 29 de abril que el obispo Rangel había sido hospitalizado en la ciudad de Cuernavaca, donde reside desde que dimitió como obispo de Chilpancingo-Chilapa a principios de 2022.

La conferencia no proporcionó detalles sobre el estado del obispo Rangel ni sobre las circunstancias de su desaparición. El fiscal del estado de Morelos, Uriel Carmona, mostró a los periodistas una foto tomada con un teléfono celular del obispo Rangel tendido en una cama de hospital y dijo que las autoridades estaban investigando un "secuestro exprés", en el que las víctimas son secuestradas brevemente y robadas.

"Lo que tenemos es que pudo tratarse de un secuestro exprés para privar a la víctima de dinero a través de cajeros automáticos", dijo Carmona a Radio Fórmula.

En una declaración anterior, la conferencia rogó a los captores del obispo Rangel que le permitieran tomar sus medicamentos como "un acto de humanidad".

La desaparición del obispo Rangel suscitó preocupación en todo el país, de mayoría católica y asolado por la violencia.

Sus sinceras entrevistas captaron la atención de todo el país, especialmente sus declaraciones sobre la intervención de los cárteles de la droga en las elecciones y su connivencia con los políticos en estados como Guerrero, que durante mucho tiempo fue el corazón productor de heroína de México, pero donde los grupos criminales dirigen ahora redes de extorsión y controlan cada vez más los gobiernos locales.

También se hizo famoso por buscar el diálogo con los líderes de los cárteles de la droga y a menudo intervino en casos de secuestro y extorsión, incluida una situación en la que la catedral de la Diócesis de Tlapa se vio obligada a pagar por protección, según declaró a OSV News en una entrevista el 1 de abril.

El secuestro del obispo Rangel se produjo dos meses después de que los cuatro obispos de Guerrero intentaran mediar una tregua entre tres cárteles de la droga. Los grupos llegaron a una tregua después de que los obispos se retiraran del proceso.

El obispo dijo que presentó a los obispos a los dirigentes de uno de los grupos, que confiaron en él como interlocutor. También insistió en que todas las partes estaban cumpliendo los términos de la tregua.

"El fin es pacificar Guerrero", dijo el obispo Rangel a OSV News. "Es un camino, una opción que está dando resultado, el acercamiento y el diálogo. Y estamos viviendo en paz. No hay muertos".