ROMA - Según informes locales, después de dos semanas de detención arbitraria en la curia, el obispo Rolando Álvarez, de Matagalpa, Nicaragua, fue detenido por la policía en la madrugada del viernes, en un convoy de al menos ocho patrulleros.

100%Noticias, un medio de comunicación nicaragüense, informa de que testigos presenciales vieron cómo se llevaban al obispo, junto con ocho de los que se habían visto obligados a permanecer en la curia, fuera de la ciudad.

Boletin Ecologico, otro medio local, tiene videos de las campanas de la iglesia sonando para advertir a la gente de Matagalpa que la policía se estaba llevando al obispo, en la madrugada del viernes 19 de agosto.

Entre los que han confirmado que la policía "secuestró" al obispo está el padre Edwin Román, quien se vio obligado a exiliarse el año pasado. Ha estado viviendo en Miami, junto con el obispo Silvio Báez, auxiliar de Managua, a quien el Papa Francisco le pidió que abandonara el país.

Varias fuentes han dicho a Crux en los últimos días que el gobierno de Ortega quiere acallar a Álvarez "a cualquier costo" y que al obispo le ofrecieron salir del país o enfrentar la cárcel. El prelado, que fue exiliado en los años 80 por la revolución sandinista que llevó al poder a Ortega, se ha negado constantemente a abandonar Nicaragua.

Si el régimen del presidente Daniel Ortega y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, se mantiene firme, el obispo y sus acompañantes serán llevados a la tristemente célebre cárcel de El Chipote, en Managua, donde están recluidos más de 190 presos políticos.

Alrededor de las 2 de la madrugada local, se publicó un post en la página de Facebook de la diócesis de Matagalpa, que ha estado haciendo transmisiones en vivo de la misa del obispo desde que se le obligó a permanecer encerrado en la curia, con la gente prohibida de entrar o salir del edificio. No se les permitió recibir alimentos, agua o medicinas del exterior. (Se aconseja a la gente que no beba agua del grifo).

Álvarez, junto con cinco sacerdotes y seis laicos, estaba encerrado en la curia desde el 3 de agosto. Al día siguiente, la policía emitió un comunicado diciendo que el obispo estaba siendo investigado. A tres laicos se les había permitido salir de la curia antes de la redada policial.

El comunicado de la policía acusaba al obispo de "organizar grupos violentos, incitándolos a realizar actos de odio contra el pueblo", con la intención de "desestabilizar el Estado".
"Formalmente han dicho que nuestra casa es nuestra cárcel", dijo entonces el obispo, interpretando el comunicado policial.

Durante su arresto domiciliaria, Álvarez siguió celebrando misa a través de Facebook Live, con mensajes que giraban en torno al perdón y a un Dios que "lo ve todo, y en la Eucaristía que vence la oscuridad y la desigualdad, que en cada misa hace temblar los infiernos."

También dijo que él y los detenidos con él ponían su confianza en Dios, "sedientos y alegres porque él está con nosotros, porque de él viene nuestra fuerza y nuestra esperanza interior, nuestra alegría serena, nuestra firme esperanza y convicción de que Dios no defrauda, de que Dios tiene siempre la última palabra en la historia y en nuestra historia".

El Vaticano aún no ha comentado sobre lo que está ocurriendo en Nicaragua, sin que ningún alto cargo se haya referido a la detención de Álvarez. Sin embargo, cada vez mas voces exigen que el Papa Francisco se pronuncie al respecto. Entre ellas se encuentran varios ex presidentes de América Latina; la defensora de los derechos humanos Bianca Jagger; y nicaragüenses que viven en el exilio.

El miércoles, 26 ex jefes de Estado de América Latina y España expresaron su preocupación por la "persecución religiosa desatada por la dictadura" y pidieron a Francisco que salga en defensa del pueblo nicaragüense y de la libertad religiosa.

El régimen de Ortega-Murillo considera desde hace tiempo a la jerarquía católica como su enemigo, con Báez, Álvarez y el cardenal Leopoldo Brenes, de Managua, encabezando la lista de enemigos que hasta ahora han podido amordazar.

Varias conferencias episcopales también han expresado su apoyo a la Iglesia en Nicaragua, entre ellas el CELAM, que reúne a las conferencias episcopales de América Latina y el Caribe. A título individual, los prelados de Argentina, Uruguay, Costa Rica y España, por citar algunos, se han pronunciado en las últimas semanas.

El cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, de Honduras, denunció esta semana que "esta guerra silenciosa que están llevando a cabo para perseguir a Jesús en su Iglesia en la nación hermana de Nicaragua, no es el fuego que Jesús vino a traer".

Desde El Salvador, país que ha sufrido en carne propia el resultado de un Estado opresor que persigue a la Iglesia, el cardenal Gregorio Rosa Chávez, dijo que la persecución de los católicos en Nicaragua es el "caso más horroroso de martirio" en la región.