El Arzobispo de Managua (Nicaragua), Cardenal Leopoldo Brenes, celebró el mediodía del 31 de julio la Santa Misa en honor a la imagen de la Sangre de Cristo, al cumplirse un año del atentado que sufrió con una bomba molotov en su capilla, al interior de la Catedral.
El Cardenal Brenes expresó su cercanía con los devotos de la imagen de la Sangre de Cristo, y recordó que hace un año “a esta hora, la noticia recorría el mundo, manifestando cómo nuestra imagen de más de 300 años, venerada por las personas humildes y sencillas de corazón, experimentaba un atentado bochornoso producto del odio a la fe de todos nosotros”.
Sin embargo, subrayó, Cristo “vino a romper esos muros de odio. Y a pesar de que en un lado puede haber odio, en la parte de la Iglesia, en la parte de los cristianos, no existe el odio, sino el amor”.
Alrededor de las 11:00 a.m. del 31 de julio de 2020, un hombre encapuchado ingresó a la Catedral de Managua y se dirigió a la Capilla de la Sangre de Cristo. Una vez ahí lanzó una bomba molotov que incendió y destruyó parte de la estructura.
Producto del atentado resultaron quemadas las hostias consagradas que se conservaban en la capilla.
Sin embargo, el Cardenal Brenes negó que se tratara de un accidente: “ahí no hay ninguna vela, ni tampoco tenemos cortinas, o sea que no podemos pensar que el incendio, entre comillas, puede ser producto de una veladora que se cae”.
“Esto fue un acto de terrorismo incendiario de una bomba de gran poder”, dijo el Cardenal en esa ocasión.
La imagen de la Sangre de Cristo data de la primera mitad del siglo XVII.
Durante su visita a Nicaragua en 1996, San Juan Pablo II ingresó a la Catedral de Managua y rezó por unos instantes ante la imagen de la Sangre de Cristo.
En esa visita, el “Papa peregrino” destacó que la imagen de la Sangre de Cristo “representa a Jesús ofreciendo al Padre en la cruz toda su sangre y toda su humanidad, habéis querido que esté presidido por el Señor Resucitado con la enseña de su victoria sobre el pecado y la muerte”.
El Cardenal Brenes dijo este 31 de julio que tras el atentado “todos nosotros hemos experimentado durante este año sentimientos entrecruzados, pero teniendo un punto de referencia, el perdón y el amor”.
“Ante el odio, la respuesta es la recomendación de Jesús: orar, orar porque Él ha venido a romper los muros y ha venido a romper el odio”, reiteró.
“Sí, es difícil, pero Cristo nos enseña a amar y perdonar”, añadió.
El Purpurado también destacó “el gran milagro en la Eucaristía” tras el atentado, por las hostias consagradas que también resultaron quemadas.
“Su cuerpo está ahí, también calcinado, pero está ahí, vivo, un milagro eucarístico. Cristo está ahí, calcinado pero vivo. Porque Él vive para que todos nosotros tengamos vida y vida en abundancia”, aseguró.
“Un año y la sagrada hostias están ahí, no se han destruido, no se han destruido, el Cuerpo vivo de Cristo ahí está. Vivo. Calcinado, pero también con su gran mensaje para nosotros: aquí estoy, vengan a Mí”, continuó.
El Arzobispo de Managua destacó también cómo la cruz, a pesar de haber sido calcinada, es testimonio de fortaleza.
“En ese acto de odio, ante el atentado de nuestra consagrada y venerada imagen, el gran signo de un testimonio: la cruz ahí está. Muchos me decían ‘Monseñor, esa cruz está débil, se puede caer’. Y no, la cruz es fortaleza y está ahí clavada, sosteniendo el cuerpo calcinado del Señor, en esta preciosa imagen”.
“Ahí está su cuerpo también, clavado en la cruz y dándonos el testimonio de que Él es nuestra fortaleza”, expresó.