El cardenal de Nicaragua, Leopoldo Brenes, crítico del régimen de Daniel Ortega, llamó este domingo a un “cambio de dirección” en el país centroamericano, que atraviesa una crisis sociopolítica desde 2018.
Brenes, quien junto al resto del Episcopado nicaragüense ha sido acusado por el dictador Ortega de terrorista y de liderar un intento de golpe de estado en 2018, matizó su llamado con referencias bíblicas, durante la misa dominical que presidió en la Catedral Metropolitana de Managua y que fue transmitida por redes sociales.
“Juan el Bautista viene a hacer ese llamado, un llamado a una conversión, que significa: cambio de dirección, reflexionar en nuestras vidas qué tengo que me impide caminar viendo al señor”, dijo Brenes, arzobispo de Managua.
Nicaragua hoy se encuentra dividido entre una minoría que apoya al gobierno de Ortega y su mujer, la vice presidenta Rosario Murillo, y los que piden un cambio de mando. Esta es la tercera presidencia consecutiva del líder sandinista, quien en 2021 puso presos a todos los opositores que esbozaron intención de presentarse a las elecciones presidenciales.
Entre los críticos del gobierno que se encuentran presos esta el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, quien fue visto por ultima vez en agosto, cuando el régimen lo puso bajo prisión domiciliaria. Con él, varios sacerdotes fueron llevados a prisión, y otros tantos forzados al exilio, con el gobierno prohibiéndoles regresar al país.
La actual crisis sociopolítica de Nicaragua se inició en 2018, cuando una serie de ataques armados contra protestas masivas antigubernamentales dejaron al menos 355 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), de los cuales el mandatario reconoce 200, con el argumento de que se defendía de un supuesto golpe de Estado.
Adicionalmente, la CIDH reporta más de 250 presos políticos, entre opositores, críticos de Ortega y profesionales independientes, a quienes el presidente se niega a liberar, pese a las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) y a los ruegos de los familiares.
“En la viña del Señor hay de todo, hay unos que van con un corazón dispuesto, hay otros que no”, recordó Brenes, quien no hizo señalamientos directos.
El cardenal nicaragüense relató una escena en la que Juan el bautista llama a un grupo para que “cambien”, algunos están de acuerdo, “pero los otros dos dicen ‘no’, en un espíritu de soberbia”.
“Aquella persona que dice ‘yo no tengo pecado’, quizá está cometiendo el mayor pecado de soberbia, creyéndose mejor”, resaltó el cardenal.
Asimismo, llamó a despojarse de “aquellas cosas que hay en nuestra vida y que nos impiden vivir verdaderamente feliz, quitando odio, quitando enemistades, quitando rencores, porque muchas veces estas actitudes nos enferman y nos hacen perder la paz”.
Según el departamento de Estado de Estados Unidos, la Iglesia Católica en Nicaragua es hoy víctima de persecución. Este año, el régimen sandinista expulsó del país al nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag y a 18 monjas de la orden de las Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta.
En agosto pasado, sacerdotes de diferentes diócesis de Nicaragua pidieron al Gobierno el “cese de la persecución a la Iglesia Católica”, en medio de diferentes acciones que llevaron al arresto a más de una decena de religiosos, incluyendo algunos seminaristas, y al obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, ambas en el norte, Rolando Álvarez.
El obispo auxiliar de Managua, Silvio Baez, quien se encuentra exiliado en Miami, también utilizo la lectura del domingo para referirse a la situación política del país, diciendo que el país necesita “una sola voz que se atreva a hablar en nombre de Dios para dar esperanza a los decaídos y decir la verdad con valentía.”
“La predicación de Juan el Bautista no era diplomática ni temerosa, sino profética y clara. Como debería ser también hoy la predicación de la Iglesia, si quiere ser servidora del Mesias y no una institución temerosa de descontentar a los poderosos de hoy,” dijo en su homilía el 4 de diciembre.
Baez dijo que el profeta “no era un predicador preocupado por no descontentar al temido Herodes Antipas ni mucho menos un cobarde aliado del sanguinario procurador romano Poncio Pilatos. Lo mas impactante de Juan era su libertad. Por eso su palabra impactaba en el corazón de la gente.”
“Hoy necesitamos la rebeldía de Juan el Bautista,” sostuvo el prelado, perseguido por el régimen Ortega-Murillo.
La semana pasada trascendió que el gobierno prohibió las precesiones católicas, incluidas la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, también conocida como La Purísima, patrona nacional, el 8 de diciembre.
Desde Miami, en una misa transmitida por redes sociales, Báez dijo que “necesitamos rebeldía,” para “no conformarnos con una vida mediocre y llena de ídolos que suplantan a Dios; para no resignarnos a aceptar un mundo en el que cada uno busca su bienestar; para atrevernos a pensar con libertad y espíritu critico frente al sistema dominante; para no acepar como normales regímenes de terror.”
“Necesitamos rebeldía profética para alzar la voz en nombre de Dios y denunciar los crímenes de los opresores, animar a los decaídos, iluminar a los confundidos, cuidar de los pobres y defender a las victimas,” dijo.