ROMA – El presidente nicaragüense Daniel Ortega se ha asegurado la victoria en las elecciones presidenciales del 7 de noviembre, calificadas por la Unión Europea de "falsas". Sin embargo, los obispos y sacerdotes afirman que la democracia está en riesgo, desafiando las acciones intimidatorias del régimen.

Días antes de las elecciones, los obispos publicaron otra declaración, argumentando que una auténtica democracia es el resultado de la aceptación convencida de valores como la dignidad de la persona, el respeto de los derechos humanos y la búsqueda del bien común.

Viendo que en la actualidad no hay consenso sobre estos valores en el país, "se pierde el sentido de la democracia y se compromete su estabilidad". También escribieron que los nicaragüenses deben decidir individualmente si participan o no en las elecciones, "según la dignidad inviolable de su conciencia, con libertad".

Este fue el tono generalizado que adoptaron los obispos del país durante su misa dominical, pero la falta de medios de comunicación independientes y el control gubernamental de las redes sociales, hace prácticamente imposible acceder a sus homilías completas. Meta anunció esta semana que había cerrado miles de cuentas de Facebook e Instagram que conformaban una "granja de trolls" a favor del gobierno dirigida desde oficinas estatales, y YouTube cerró 82 cuentas acusadas de difundir información falsa a favor de Ortega.

Una excepción es el obispo Rolando Álvarez, que dirige la diócesis de Matagalpa, en la segunda ciudad del país, quien en la fiesta de Todos los Santos publicó un mensaje en Facebook preguntándose si en realidad “¿vivimos en un Estado de Derecho donde se respetan los derechos humanos, donde se respetan los derechos políticos, los derechos económicos y los derechos sociales"?

"Cada nicaragüense debe responder estas preguntas por sí mismo y de acuerdo con su respuesta, decidir, en la conciencia inviolable que cada uno de nosotros tiene, sin tener miedo a nada ni a nadie, sin tener miedo a las amenazas, a las coacciones, a los chantajes que puedan venir de una persona o de un sector, porque, queridos hermanos y hermanas, somos libres, fuimos liberados por Cristo", dijo.

Desde el exilio, el obispo Silvio Báez, auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, dijo a la agencia española de noticias EFE en Miami que si el pueblo nicaragüense logra unirse por el bien común en un momento tan "difícil y decisivo", el "país tendrá futuro", e instó tácitamente a Ortega a "rectificar".

Al final de la misa que concelebró en la parroquia de Santa Águeda, en Sweetwater, el prelado reconoció que en Nicaragua "la crueldad ha alcanzado niveles inhumanos."

Un tercer prelado que suele ser noticia durante sus homilías, el cardenal Leopoldo Brenes, sigue convaleciente, después de un grave caso de COVID-19 por el que estuvo hospitalizado. A pesar de su delicado estado de salud, el gobierno consideró oportuno instalar una caseta policial frente a su casa.

Monseñor Carlos Avilés, vicario general de la archidiócesis, trató de restar importancia a la caseta policial, argumentando que la Iglesia espera que no sea para controlar los movimientos del prelado sino para protegerlo, porque la policía tiene el "deber de proteger a las personalidades y a las embajadas".

También argumentó que no cree que esta acción esté relacionada a las afirmaciones de jerarquía respecto al incumplimiento de las condiciones para que haya elecciones democráticas en el país este domingo.

Unos 4,7 millones de personas están llamadas a votar en las elecciones del 7 de noviembre, aunque muchos ciudadanos han decidido no participar en los comicios al ver que 39 líderes de la oposición, incluidos los siete que habrían derrotado a Ortega y a su esposa la vicepresidenta Rosario Murillo, han sido encarcelados arbitrariamente.

Cualquiera de los aspirantes presidenciales encarcelados (Cristiana Chamorro, Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro, Medardo Mairena, Miguel Mora, Arturo Cruz y Noel Vidaurre) habría vencido a Ortega según la última encuesta de CID-Gallup, la agencia de sondeos más creíble de Nicaragua. Su último estudio mostró que el 65% de las personas consultadas votaría por cualquiera de estos presos políticos, mientras que sólo el 19% lo haría por Ortega y Murillo. También mostró que sólo el 5% de los que están en edad de votar se declaran militantes del oficialismo.

Ortega busca su segunda reelección, pero sería su quinto mandato como presidente. Muchos de los que desafían al líder marxista argumentan que en la última década se ha convertido en el dictador que ayudó a derrotar durante la revolución sandinista en los años 80.

Según un informe difundido el miércoles por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el domingo Ortega se va a perpetrar en el poder. El organismo también denunció que Nicaragua tiene hoy un estado policial de facto.

El enfrentamiento entre el partido oficial (SNL) y la Iglesia católica comenzó tras el triunfo de la Revolución Sandinista en 1979, pero el clero jugó un papel clave en los acuerdos de paz que, a finales de los años 80 pusieron fin a la guerra civil. Desde abril de 2018, sin embargo, la relación empeoró, después de que una revuelta civil contra el gobierno dejara unos 30 muertos y miles de presos políticos.

Los obispos fueron llamados por el gobierno para mediar en los intentos de diálogo, para luego ser acusados por Ortega y Murillo de haber intentado liderar un golpe de estado, de ser terroristas e hijos del diablo.

Los nicaragüenses de todo el país se levantaron inicialmente contra el gobierno en respuesta a las reformas del sistema de seguridad social del país. Esto se convirtió en una protesta impulsada por agravios más amplios, como un proyecto de canal patrocinado por China y la represión política del régimen de Ortega. En respuesta, Ortega declaró ilegales las protestas e inició una dura represión. Esto incluyó la revocación de las licencias de las organizaciones de derechos humanos, el cierre de las oficinas de las organizaciones de noticias y la persecución de los líderes del movimiento.

Desde estas protestas, la represión ideológica se ha incrementado: La Asamblea Nacional aprobó leyes que recortan las libertades políticas, como la Ley de Agentes Extranjeros de octubre de 2020, que obliga a las organizaciones que reciben dinero de fuentes no nacionales a registrarse como agentes extranjeros. Esto hizo que, por ejemplo, durante meses hubiera escasez de vino eucarístico, bloqueado por las autoridades portuarias argumentando que las ONG católicas son agentes extranjeras alineadas al “imperialismo”.

Como las protestas siguen estando prohibidas y los nicaragüenses han recibido sobradas razones para ser prudentes a la hora de desafiar esta decisión, cientos de miles de personas se han sumado a la campaña "quédate en casa" el domingo, con la esperanza de que una baja participación ofrezca un claro mensaje al régimen.