ROMA - Se está gestando un conflicto en una arquidiócesis del norte de Argentina, donde un grupo de monjas de clausura ha presentado una denuncia formal contra el obispo por "violencia de género"; al mismo tiempo, el Vaticano ha advertido a las monjas que no promuevan una supuesta aparición mariana.

La denuncia contra el arzobispo de Salta, Mario Cargnello, fue realizada por las monjas del Convento de Carmelitas Descalzas de San Bernardo.

Según los abogados del convento -las hermanas se han negado a hablar con los medios de comunicación, incluido Crux-, la situación es grave desde 1999, cuando el arzobispo llegó a la diócesis. A principios de este mes, las monjas decidieron presentar una denuncia formal argumentando que tienen derecho a vivir sin violencia, respetando su integridad física y sus creencias, y defendiendo la autonomía del monasterio, que técnicamente está bajo la jurisdicción del Vaticano.

Otras dos personas -el obispo emérito de Santo Domingo, Martín de Elizalde, y el padre Lucio Ajaya- también han sido nombradas en la denuncia.

La archidiócesis ha guardado silencio sobre el asunto, y Cargnello no ha respondido a las peticiones de los medios de comunicación.

Los abogados del convento dicen que la denuncia no se centra en un delito concreto, sino que afirman que existe "una relación antigua y compleja [entre el arzobispo y las monjas], caracterizada por exigencias y conductas apremiantes, llevadas a cabo desde su superioridad, jactancia y valía masculina, por sí mismo o con la ayuda de terceros."

Los abogados defensores del prelado lo niegan todo, y atribuyen la acusación a la desobediencia al carisma que, según el derecho canónico, debe seguir el convento.

La investigación del Vaticano

Elizalde y la madre María Isabel Guiroy, benedictina, fueron enviadas por el Vaticano para una visita apostólica que había sido solicitada por Cargnello tras varios enfrentamientos con la priora, Fátima del Espíritu Santo, cuyo mandato ha expirado.

Las carmeltias descalzas tienen dos reglas para sus conventos, una de 1990 y otra de 1991. La primera sigue la línea estricta de su fundadora, Santa Teresa de Ávila, mientras que la segunda fue actualizada por sugerencia del Concilio Vaticano II.

 

Convento de San Bernardo, Salta, Argentina. (Foto Wikimedia Commons)

La inspección tuvo lugar entre el 29 de octubre y el 6 de noviembre y no estuvo exenta de polémicas, como el hecho de que, siguiendo la constitución de 1990, las monjas no pueden mantener conversaciones sin estar acompañadas por otra hermana. Como Elizalde estaba allí tratando de averiguar si había influencias psicológicas indebidas ejercidas por la priora, se acordó que sólo una hermana estuviera en la sala, pero las entrevistas fueron filmadas.

La denuncia dice que, durante las tres primeras entrevistas con el enviado papal, sufrieron "abusos verbales", y acusa a Elizalde de haber actuado "de mala manera" y sin "objetividad".

Sin embargo, la querella no menciona a Guiroy, lo que la defensa argumenta que fue para que pudieran presionar por la violencia de género.

Un traslado, impedido

La chispa que encendió el fuego, sin embargo, se produjo el 7 de abril, cuando Carganello se presentó en el convento acompañado por la española Loyola Pinto y de Sancristóval, jueza eclesiástica del arzobispado de Salta. Pidieron que se autorizara a la hermana María Magdalena a ir a las oficinas del arzobispado para reunirse con el prelado y un testigo con el fin de analizar el traslado de la hermana a un convento de Mendoza.

El diario argentino La Nación reconstruye que, según los expedientes judiciales eclesiásticos, Cargnello había recibido durante el verano dos cartas en las que la monja le pedía que facilitara su traslado a un claustro cercano a su familia y bajo las reglas menos estrictas de 1991.

Pero la priora no autorizó esta salida, argumentando que María Magdalena no se encontraba bien: dijo que, en cualquier caso, la entrevista debía tener lugar en el convento para no romper la regla de la clausura.

Tres días después, el arzobispo llamó por teléfono al convento, anunciando que, junto con Elizalde, irían al convento el 11 de abril. En esta fecha, la priora se negó a recibirlas, diciendo que estaba enferma. Al día siguiente, las 18 monjas, incluida la hermana que pidió regresar a su estado natal, presentaron la denuncia contra ambos obispos.

El "Medjugorje" argentino, en el centro del conflicto

Cientos de miles de peregrinos acuden cada año a Bosnia-Herzegovina para ir a Medjugorje, un pequeño pueblo donde supuestamente la Virgen María se aparece a un grupo de seis videntes desde hace décadas. Aunque el Vaticano parece estar cambiando a una actitud más positiva hacia este lugar de peregrinación, el fenómeno sigue sin ser reconocido por la Iglesia.

La situación en Salta es relativamente nueva comparada con la de Medjugorje, pero no es diferente. En el caso de Argentina, se afirma que la Virgen, bajo el título de "Madre Inmaculada del Divino Corazón Eucarístico de Cristo", se ha estado apareciendo a María Livia Galliano de Obeid, conocida por amigos y enemigos como "María

La situación en Salta es relativamente nueva comparada con la de Medjugorje, pero no es diferente. En el caso de Argentina, se afirma que la Virgen, bajo el título de "Madre Inmaculada del Divino Corazón Eucarístico de Cristo", se ha estado apareciendo a María Livia Galliano de Obeid, conocida por amigos y enemigos como "María Livia".

Todos los sábados, a excepción de dos meses durante el verano, María Livia dirige una "oración de intercesión" en la cima de una colina, que se considera un "santuario". Hay una pequeña capilla en la cima de la colina, donde se encuentra la imagen de la Virgen en el centro, y donde los peregrinos han dejado miles de rosarios.

Desde mediados de los años 90, las monjas mantienen una estrecha relación con María Livia Galliano y su familia y con la devoción a la "Madonna del Cerro". Son miembros fundadores de las dos instituciones que administran y organizan las actividades relacionadas con ella, y figuran en la escritura del terreno donde supuestamente se producen las apariciones, que fue donado a Galliano por la entonces propietaria.

Las supuestas apariciones comenzaron justo cuando Cargnello llegaba a Salta. La archidiócesis ha criticado a las monjas por no cumplir con el carisma de las carmelitas y por asociarse tan estrechamente con una vidente cuyas afirmaciones no han sido aceptadas por el Vaticano.

La archidiócesis argumenta que la supuesta vidente actúa como si fuera la superiora y que las monjas creen absolutamente todo lo que dice Galliano, sin cuestionarlo.

El desmentido de la defensa

Aunque los dos obispos y el sacerdote nombrados en la denuncia han guardado silencio, la oficina de comunicación de la arquidiócesis de Salta emitió un comunicado el miércoles, diciendo que la embajada del Vaticano en Argentina había informado tanto al arzobispo como a las hermanas carmelitas del decreto de finalización de la visita apostólica.

Con fecha 30 de marzo, el decreto dice que la visita "se realizó de manera adecuada, correcta y competente, y que los visitadores cumplieron exhaustivamente el encargo que se les hizo".

El comunicado también comparte las indicaciones emitidas por la Congregación para la Vida Religiosa y las Sociedades de Vida Apostólica del Vaticano.

La congregación recuerda a las monjas que, aunque gozan de autonomía, siguen estando "bajo la supervisión del obispo diocesano, cuya autoridad y acción están establecidas por el derecho". También se les pide que no se involucren en actividades apostólicas como las derivadas de la supuesta aparición mariana hasta que "el obispo local o la Congregación competente de la Sede Apostólica discierna su veracidad y autorice las prácticas de culto en este contexto."

Tras recordar que su comunidad religiosa "está obligada a la estricta observancia" de las normas, incluida la clausura monástica, se plantea una objeción contra la implicación del monasterio en una iniciativa que va "en contra de la voluntad del obispo y de los sacerdotes de la diócesis, provocando una división de la comunidad eclesial local y conflictos."

"El monasterio, al permitir que la 'vidente', la señora María Livia Galiano de Obeid, viva en sus propios locales y al destinar algunos espacios para los peregrinos cerca de este contexto, está claramente implicado de lleno en esta obra, en contra de la voluntad de la Iglesia local", advierte el decreto del Vaticano.

"Es necesario señalar con fuerza que la comunidad de los Carmelitas Descalzos de Salta debe vivir plenamente el carisma carmelita, no una obra que consecuentemente lleva a situaciones de tensión", dice el decreto. "Por ello, se recomienda también una formación renovada en el espíritu de la Regla y según la tradición carmelita, observando la propia tradición de vida monástica. En diálogo con el obispo local, debería instituirse una forma estable de reuniones periódicas que sirvan para afrontar situaciones problemáticas de forma continuada."

Se espera que el arzobispo declare en el caso el 3 de mayo.