ROMA – “Me aferré a Dios” fueron las palabras con las que la religiosa colombiana Gloria Cecilia Narváez, explicó el haber sobrevivido por casi cinco años en cautiverio. Horas después de ser liberada en Malí, se encontró con el Papa Francisco durante una misa en la basílica de San Pedro que marcó la apertura del proceso sinodal.
El papa Francisco se acercó a las barandas en las que había un grupo de monjas, y la abrazó, relató el periodista Óscar Elizalde Prada, quien tomó la fotografía del encuentro y la difundió por sus redes sociales.
Fue Prada quien relató, a través de su blog, las palabras de Narváez, quien no habló sobre su propia experiencia, sino de la de otras religiosas que también fueron secuestradas por el grupo yihadista Nusrat al Islam wal Muslimin, activo en la región del Sahel y aliado con Al Qaeda.
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La misionera de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, de 59 años, había sido secuestrada en febrero de 2017 en Karangasso, en el suroeste de Malí, en las zonas fronterizas con Costa de Marfil y Burkina Faso.
Según medios vaticanos, Narváez se encuentra “afectada pero en buenas condiciones físicas” y en los próximos días viajará de regreso a Colombia, donde se reencontrará con sus hermanos. Rosita, la madre de los cuatro Narváez, falleció en septiembre de 2020. Según uno de sus hijos, “no aguantó el dolor” y falleció esperando el regreso de la religiosa.
La religiosa fue liberada el sábado, según confirmó un comunicado de la Presidencia de Malí que saluda "el coraje y la valentía de la hermana", precisando que esa liberación es "la coronación de 4 años y 8 meses de esfuerzos conjugados de varios servicios de inteligencia".
"Estoy muy emocionado porque liberaron a la hermana, acaban de confirmarme la noticia, la liberaron por fin (…). Gracias a Dios está bien de salud, me enviaron unas fotos y se ve bien", dijo Édgar Narváez, uno de sus hermanos, a la AFP en una entrevista telefónica.
En una entrevista reciente con la AFP, la hermana Carmen Isabel Valencia, provincial de las Franciscanas de María Inmaculada, resaltó la "valentía" de la monja al momento del secuestro.
Según Valencia, hombres armados se disponían a raptar a dos monjas más jóvenes, pero Narváez se entregó a los secuestradores en su lugar diciendo "yo soy la superiora, llévenme a mí".
"Es una mujer de una calidad humana especialísima, aterrizada, sacrificada para morir, movida por el amor a los pobres", dijo Valencia en su momento a la AFP.
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