CIUDAD DE MÉXICO -- La Conferencia del Episcopado Mexicano ha pedido a la recién juramentada presidenta del país que busque la paz social, ya que hereda el complicado legado de su popular y polarizante predecesor, quien promovió programas sociales para los pobres, pero le deja un país plagado de violencia y percibido como un retroceso en la democracia.
Claudia Sheinbaum juró su cargo el 1 de octubre en el Congreso del país como primera mujer presidenta de México en la historia de dicha nación.
En una declaración del 30 de septiembre, los obispos desearon lo mejor a la presidenta Sheinbaum, al tiempo que la alentaron a gobernar para todos los mexicanos, ya que recibe una presidencia cada vez más poderosa y el partido gobernante Morena tiene megamayorías en ambas cámaras del Congreso, lo que le permite gobernar por decreto.
"Creemos que al llegar, por primera vez a la Presidencia de la República una mujer, sabrá tener una gran sensibilidad y respeto impulsando todo aquello que redunde para el bien y el desarrollo social de todos los ciudadanos", dice la declaración de los obispos.
"México tiene grandes retos que son oportunidad para crecer en participación y diálogo, superando la polarización, buscando la reconciliación hasta llegar a los acuerdos necesarios junto a todas las fuerzas políticas, -- sin aniquilar a las minorías --, para construir, desde el dialogo y el consenso, el proyecto del bien común para que la sociedad mexicana viva en paz", escribieron los obispos.
Sheinbaum, de 62 años, asumirá el cargo como la primera mujer presidenta de México y la primera jefa de Estado judía, aunque ella se identifica como no religiosa. Sheinbaum, científica del clima y ex alcaldesa de Ciudad de México, obtuvo más del 60% del voto popular en las elecciones del 2 de junio, presentándose con una plataforma de continuación del proyecto político populista de su mentor, el presidente saliente Andrés Manuel López Obrador.