ROMA - Los líderes eclesiásticos de varios países latinoamericanos han alzado recientemente la voz para pedir a los gobernantes que trabajen por una sociedad más justa.

Nicaragua

La nación centroamericana se prepara para las elecciones presidenciales, que tendrán lugar el 7 de noviembre. Sin embargo, el presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, se han asegurado de que las elecciones sean una farsa: en los últimos 45 días han encarcelado a 30 líderes de la oposición, incluidos todos los aspirantes a la presidencia.

El último en caer ha sido Oscar Sobalvarro, un ex líder guerrillero anticomunista que había anunciado su candidatura a principios de la semana pasada, junto a Berenice Quezada, una ex reina de la belleza de 27 años. Ella fue detenida el miércoles, él fue encarcelado el viernes, sin que se diera ninguna razón, como en todos los demás casos.

Aunque el Gobierno aún no ha ido contra los sacerdotes y obispos en este último intento por acallar a la oposición -fueron tiroteados y amenazados de muerte cuando comenzó la crisis actual en 2018-, Murillo los calificó de "iracundos, amargados y perversos", entre otras cosas, el 3 de agosto.

El cardenal Leopoldo Brenes, de Managua, la capital del país, respondió con la cabeza alta, citando al Papa Francisco: "Las ideologías pasan, los gobiernos pasan, pero la Iglesia permanece".

"Vamos a responder a la población con la palabra, acompañar a nuestro pueblo desde el Evangelio, no desde las ideologías", dijo el cardenal.

"Creo que hoy más que nunca [debemos acompañar al pueblo] en todos sus sufrimientos, en toda situación política, social, económica, así como en la pandemia", dijo Brenes. "Creo que la gran misión de la Iglesia, de nosotros como sacerdotes, es acompañar a este pueblo en todas las situaciones, por lo que no podemos enmarcarnos en un momento específico de la historia".

También Ortega fue a por los obispos en los últimos días, diciendo que Cristo "los llamó fariseos cuando los encontró en el templo y los sacó a latigazos. Los fariseos no han desaparecido, van por ahí, vestidos de punta en blanco, hablando como si fueran santos, y lo que se encuentra es la inmundicia, donde no hay respeto a Cristo, no hay respeto a Dios".

Varios sociólogos han advertido que al comparar a los obispos con los fariseos y mencionar que Cristo los echó violentamente del templo es una justificación preventiva de la violencia que podría caer sobre los obispos si son percibidos como una amenaza para la reelección de Ortega y Murillo.

Desde que comenzó la crisis sociopolítica en abril de 2018, las iglesias católicas sirvieron de hospitales de campaña, como lugar de almacenamiento de la ayuda internacional, y los sacerdotes y religiosos se colocaron entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad en un intento por salvar vidas. Más de 400 personas murieron durante las protestas, según las ONG internacionales de derechos humanos. Al menos un sacerdote fue torturado, la catedral de Managua sufrió un ataque con un cóctel molotov y el obispo auxiliar de Brenes, Silvio Báez, se vio obligado a exiliarse.

El arzobispo Rolando Álvarez, uno de los prelados más populares de la Iglesia nicaragüense, también se refirió a los ataques que han recibido del gobierno en los últimos días, subiendo la apuesta al comparar al matrimonio presidencial con el demonio.

"El demonio que es inteligente y usa por supuesto su inteligencia para el mal, sabe que si hieren el corazón del pastor, lo debilitan y debilitado el pastor se debilita el pueblo, el pastor se va a herir y las ovejas se van a dispersar, son ataques demoníacos que buscan, oigan bien, herir al pastor, pero están especialmente dirigidos a herir el corazón del pastor porque si hieren el corazón del pastor, el pastor se debilita y si el pastor se debilita, el pueblo se debilita", dijo el obispo.

Argentina

Este sábado, cuando la Argentina suele movilizarse en lo que se sabe fue una de las muestras de religiosidad popular favoritas del entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio-hoy Francisco-, la fiesta de San Cayetano, los obispos fueron por lo audaz en lugar de ir a lo seguro.

Citando la encíclica del papa Fratelli tutti, el presidente de la conferencia episcopal local habló de una mejor política, señalando que "ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una situación temporal; tenemos que acompañarlos ayudándolos a crear esa dignidad que da el trabajo."

"Hay trabajos informales, trabajos que son realizados por la inmensa cantidad de hermanos de la economía popular: reciclado, recolectores de cartón, vendedores ambulantes, pequeñas manufacturas, ciertos trabajos artesanales, tantas cosas, tantas búsquedas de trabajo para poder ganarse la vida de cualquier manera porque estamos en una situación casi desesperada en algunos puntos", dijo el obispo Oscar Ojea, antes de apoyar la posibilidad de un salario universal que otorgue reconocimiento a la dignidad de estos trabajos.

En circunstancias normales, la dirigencia católica argentina se enorgullece de la gran cantidad de gente que acude cada año al Santuario de San Cayetano, en Liniers, un barrio de la periferia de Buenos Aires, para su fiesta del 7 de agosto. Sin embargo, este año, al igual que en 2020, hicieron todo lo posible para convencer a la gente de que no vaya, incluyendo la ampliación de la fiesta a todo el mes de agosto, en un intento de evitar que las multitudes aceleren la propagación del COVID-19.

Sacerdote italiano de los siglos XV y XVI, San Cayetano es conocido como el patrón de Argentina, y venerado localmente como el patrón del trabajo y del pan. El Papa Francisco está especialmente unido a la devoción.

Se estima que el 45% de la población de Argentina vive en la pobreza, incluidos dos de cada tres niños, y el 11% de la población está desempleada.

El domingo, en un videomensaje compartido a través de las redes sociales, Ojea se refirió a la apertura del ciclo electoral en Argentina, advirtiendo que "No podemos afrontar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que sólo convierten a los pobres en seres domesticados e inofensivos".

"¡Qué triste es que se utilicen obras supuestamente altruistas para reducir al otro a la pasividad! Lo que se necesita, en cambio, es que haya diferentes canales de expresión y participación social", puntualizó.

Ojea expreso su deseo de que todos los argentinos unidos puedan mirar "las necesidades reales de nuestro pueblo, para poder reflexionar sobre las propuestas electorales que se presentan, para poder decidir sin dejarnos influir por los insultos que continuamente se lanzan de un lado a otro y que nos impiden razonar".

Perú

Tras unas disputadas elecciones, el marxista Pedro Castillo juró como presidente a finales de julio. Los obispos católicos se mantuvieron al margen durante las elecciones, limitándose a pedir a los electores que fueran responsables con su voto y a llamar a ambos contendientes de la segunda vuelta a comprometerse a trabajar juntos independientemente del ganador.

Sin embargo, en los últimos días, han comenzado a hablar.

Castillo ganó las elecciones por unos 40.000 votos, lo que demuestra que el país está muy dividido. Además, su partido no ganó en el Congreso.

El arzobispo Miguel Cabrejos, presidente de la conferencia episcopal peruana, preguntado por esta fragmentación del país, dijo que "quien ama su sueño político más que el propio país acabará destruyéndolo, ama más su opción personal que el bien común."

"Por ello, la Iglesia reafirma el compromiso de buscar la unidad a través del diálogo sincero, creando puentes de comunión y solidaridad para superar las diferencias y superar la polarización", dijo. "El Perú está dividido, está dividido, pero no ganamos nada con defender mi sueño personal en lugar del sueño común. Necesitamos crear puentes sinceros de fraternidad y solidaridad. Debemos construir, no destruir".

La Iglesia, dijo, cree en el bien común, en el progreso integral de todos, condenando el progreso de unos pocos con la exclusión de otros.

"Es un gran desafío superar la polarización en este país", dijo.

Durante los próximos cinco años -el presidente peruano gobierna por cinco años y no puede ser reelegido al final del mandato- los obispos tendrán que andarse con pies de plomo: a pesar de que el país es abrumadoramente católico, siete ex guerrilleros son ahora congresistas pro-Castillo.

Aunque no es infrecuente que las guerrillas latinoamericanas entren en política una vez que han dejado de lado las armas, el caso de Perú es de especial interés para los sacerdotes católicos porque Sendero Luminoso, partido comunista revolucionario y grupo guerrillero, tuvo como objetivo al clero durante su periodo más violento, matando a varios sacerdotes y al menos a una religiosa, actualmente considerada candidata a la santidad.

Sigue a Inés San Martín en Twitter: @inesanma