ROSARIO, Argentina - La pobreza, la democracia y la migración están entre las principales prioridades de la recién elegida dirección de la conferencia episcopal de Venezuela.
Los prelados, que se reúnen del 7 al 12 de enero, optaron por no dar una conferencia de prensa tras su elección debido a la pandemia del COVID-19, pero la cuenta de YouTube de la conferencia compartió una serie de videos en los que el nuevo presidente, los vicepresidentes y el secretario comparten sus puntos de vista sobre su mandato de tres años.
El arzobispo de Cumaná, monseñor Jesús González de Zárate Salas, nuevo presidente de la CEV, habló de "caminar junto a todo el pueblo de Dios en la construcción de respuestas pastorales a los grandes desafíos que la realidad nos presenta, especialmente en la dramática y compleja situación que vive Venezuela en las últimas décadas".
Jesús González enumeró retos como la migración, la pobreza y los problemas de transporte y reiteró que "la Iglesia siempre ha querido estar en medio de su pueblo, como parte de su gente, compartiendo día a día todas las realidades que vive nuestro pueblo, anunciando a Jesucristo, llevando la buena noticia de la salvación".
El obispo de La Guaira, Raúl Biord Castillo, nuevo secretario general de la conferencia, dijo que el reto de la iglesia está en cómo responder a las necesidades de su pueblo. "La primera necesidad", dijo, "es el Evangelio, por tanto la evangelización". También dijo que la iglesia debe "acompañar a nuestra gente en sus necesidades concretas, y ayudar y acompañar a las comunidades a mejorar su calidad de vida".
Además, dijo, los prelados quieren fortalecer las instituciones y la democracia del país. "No necesitamos mesías, salvadores o liderazgos personales, sino el respeto a las instituciones en todos los niveles: Social, familiar, político, económico y eclesiástico".
Aunque todos los prelados evitaron nombrar a ningún político en concreto, sí se refirieron a una crisis "que dura décadas".
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, lleva nueve años en el poder, tras la década de Hugo Chávez. En este periodo, la pobreza en Venezuela ha aumentado, afectando al 95 por ciento de la población. Además, más de seis millones de personas han huido del país desde que Maduro asumió el poder, convirtiéndose en la peor crisis migratoria del mundo no relacionada con la guerra.
Biord destacó el reto de la migración y cómo "acompañar a los que se han ido, pero también a los que se han quedado y se encuentran solos".
También instó a sus compatriotas a promover una cultura del buen trato, así como una ecología integral, combatiendo la "minería ilegal y voraz" en la región amazónica del país.
Mientras se agrava la crisis económica, humanitaria y política en Venezuela, los grupos criminales -incluyendo mafias, grupos guerrilleros colombianos y grupos paramilitares, conocidos localmente como colectivos- compiten por el control de los valiosos recursos minerales del país. Estos recursos incluyen bauxita, coltán, diamantes y oro. La minería ilegal está causando un daño irreversible al medio ambiente, alimentando los abusos contra los derechos humanos y creando importantes amenazas a la seguridad de Venezuela y de la región.
Biord dijo a su audiencia que "en el 50 aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos, el Papa Francisco dijo que la sinodalidad es el camino que Dios espera de la iglesia en el tercer milenio".
Según el prelado, se trata de "recuperar una nota constitutiva" de la Iglesia católica.
"En el Credo decimos que la Iglesia es una, católica y apostólica. Podríamos añadir que es sinodal. Es un elemento que ha estado ahí desde el principio: Los apóstoles se reunían para esperar al Espíritu Santo, se reunían en un concilio para decidir los asuntos más importantes de la Iglesia primitiva, y durante los primeros siglos, las iglesias se reunían en estos concilios provinciales, plenarios y ecuménicos."
La sinodalidad, dijo Biord, se caracteriza por "caminar juntos" como pueblo de Dios, incluyendo obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos.
El arzobispo Ulises Gutiérrez expresó un elemento de esperanza en sus observaciones.
Reconoció que la situación actual que vive Venezuela es "muy difícil, muy dura", pero "la acción de Dios nos bendice".
"Después de la tormenta, que ha durado mucho tiempo, viene la calma. Después de la noche, viene el día. Y aún en la noche brillan las estrellas, y esas estrellas son la guía que el Señor nos da, llamándonos a ser hermanos en fraternidad".