DERNA, Libia -- Mientras las autoridades de Libia anuncian tres días de luto tras las mortales inundaciones que afectaron al país, un obispo católico del país norteafricano expresó la cercanía de la Iglesia a la gente, muchos de los cuales están heridos, desaparecidos o atrapados por las aguas pluviales.

El 14 de septiembre, las autoridades estimaban que la cantidad de fallecidos llegaba a 11,300. Anteriormente se había estimado que más de 5.100 personas habían muerto y 10.000 estaban desaparecidas. El elevado número de desaparecidos ha provocado temores de que se produzca un fuerte aumento en el número de muertes por la tormenta similar a un tsunami.

"Por el momento, estamos orando y manteniendo a todos en la misericordia de Dios", dijo a OSV News el obispo maltés George Bugeja, vicario apostólico de Trípoli.

"Estoy en Trípoli (capital de Libia) y la situación aquí es muy tranquila (pero, la) información que tenemos es que la tormenta ocurrió en (la región de) Cirenaica, particularmente en (la ciudad de) Derna, donde había dos presas que no lograron retener el agua y se rompieron".

A consecuencia, dijo el obispo, "el agua que salió con barro destruyó todo lo que estaba en su camino: casas, calles."

La potente tormenta mediterránea Daniel, que provocó precipitaciones catastróficas en poco tiempo, provocó fuertes inundaciones en el este del país. Mientras la tormenta azotaba la costa el 10 de septiembre, los residentes dijeron haber oído fuertes explosiones cuando se derrumbaron las presas a las afueras de la ciudad, informó The Associated Press.

Derna, ciudad portuaria oriental de unos 90.000 habitantes, se ha llevado la peor parte de las inundaciones. Las autoridades declararon que el 25% de la ciudad había quedado destruida, después de que las aguas de dos presas rotas arrastraran barrios enteros hasta el mar. El impacto también se ha extendido a otras ciudades.

"La ciudad de Derna quedó sumergida por olas de 7 metros de altura que destruyeron todo a su paso", dijo a la emisora France24, Yann Fridez, jefe de la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja en Libia. "El costo humano es enorme".

Los analistas climáticos y funcionarios de agencias han visto el desastre como una consecuencia de la crisis climática global, que continúa provocando tormentas, inundaciones, sequías, hambrunas y olas de calor, entre otros desastres.

Pero se considera que un conflicto armado de larga duración ha exacerbado el desastre, ya que los combates han dificultado el mantenimiento de estructuras como carreteras, presas y edificios. Libia no ha tenido un gobierno estable desde el derrocamiento del difunto dictador Moammar Gadhafi en 2011, quien tomó el poder en el país rico en petróleo en 1969 y gobernó durante cuatro décadas hasta que fue derrocado y asesinado en una rebelión asistida por la intervención militar occidental.

Desde 2014, cuando comenzó la guerra civil, Libia ha estado dividida en facciones políticas y militares en competencia. Las dos partes firmaron un alto el fuego permanente en 2020, pero las rivalidades políticas continúan.
Los socorristas locales continúan cavando entre los escombros en busca de muertos.

"Esto es un desastre en todos los sentidos de la palabra", dijo a una estación de televisión local un sobreviviente que perdió a 11 miembros de su familia mientras un grupo de rescatistas intentaba calmarlo. La estación de televisión no identificó al sobreviviente, informó AP.

El 11 de septiembre, el gobierno libio hizo un llamado a las naciones amigas y a las organizaciones internacionales de ayuda para que enviaran ayuda a las comunidades afectadas por las inundaciones. La ONU dijo que había movilizado apoyo junto con sus socios.

"En este momento, nuestros pensamientos están con los miles de personas afectadas en sus comunidades, nos solidarizamos con todo el pueblo en Libia durante este momento difícil", dijo el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, en una conferencia de prensa en Nueva York en nombre de del secretario general.

El llamado de ayuda ha desencadenado una efusión global y llamados de apoyo, y las organizaciones de ayuda, incluidas las de la Iglesia Católica, se preparan para responder al desastre de las inundaciones.

La Agencia Católica para el Desarrollo de Ultramar, la agencia oficial de ayuda de la Iglesia Católica en Inglaterra y Gales, ha dicho que estaba profundamente entristecida al escuchar el poderoso terremoto en Marruecos y las inundaciones en Libia, que han devastado vidas.

Ciarán Donnelly, vicepresidente senior de respuesta a crisis, recuperación y desarrollo del Comité Internacional de Rescate, dijo que la organización ampliaría la asistencia después de realizar una evaluación junto con otras organizaciones no gubernamentales.

El funcionario, sin embargo, citó inmensos desafíos -- con los teléfonos caídos y la gran destrucción que obstaculiza los esfuerzos de rescate.

"Esta tragedia subraya la necesidad urgente de atención y asistencia internacional, así como de acción climática. La situación en Libia se ha ido deteriorando constantemente debido a años de conflicto e inestabilidad, agravados por los impactos del cambio climático", dijo Donnelly en un comunicado de prensa.

Según el funcionario, a nivel mundial, el cambio climático ha hecho que estos fenómenos meteorológicos extremos sean más frecuentes e intensos, lo que dificulta aún más que las comunidades puedan hacer frente y reconstruirse, especialmente en las regiones afectadas por conflictos.

"Debemos recordar que Libia no es sólo un país en crisis; también es una puerta de entrada para las personas que se desplazan hacia Europa", afirmó.
Las inundaciones en Libia se producen apenas una semana después de que una Cumbre Africana sobre el Clima inaugural en Nairobi volviera a enfatizar la urgencia de abordar la crisis climática global.
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Frederick Nzwili escribe para OSV News desde Nairobi, Kenia.